España pagará cara la crisis medioambiental

España pagará cara la
crisis medioambiental

Un reportaje de
Rosa M. Sánchez
Con infografías de
Francisco J. Moya

El cambio climático está provocando un aumento de la inflación en las economías europeas y países como España son de los que más tienen que perder.

El calentamiento global llega a la inflación por los canales siguientes:

  • Destrozo en las cosechas, lo que implica un aumento del precio de los alimentos.
  • Una mayor y más gravosa demanda de energía por los cambios meteorológicos, lo que supone un aumento del precio en los costes de producción industrial y de los recibos domésticos de luz y gas.
  • Un transporte menos asequible por tierra, mar y aire, que encarece los costes de producción y lleva a precios más caros de los desplazamientos particulares.
  • Unas materias primas más difíciles de obtener, como el cobre o el litio, que se pagan a precio de oro en los mercados internacionales.
  • Unos servicios que -como sucede en el turismo- acaban reflejando en sus precios el encarecimiento general de todos los factores productivos (alimentos, energía, transporte y otros)

Un informe del Banco Central Europeo muestra cómo están de interconectados el cambio climático y el aumento de los precios en muchos sectores:

El efecto en los precios

El Banco Central Europeo calcula que el calentamiento global añadirá un plus en la subida de precios de los alimentos de la zona euro de entre 0,92 y 3,23 puntos porcentuales en cada uno de los próximos años, hasta 2035. La inflación general podría sumar entre 0,32 y 1,18 puntos cada uno de estos años según el informe 'El impacto del calentamiento global sobre la inflación', publicado por el BCE el pasado mes de mayo.

Los autores del informe advierten de que los impactos para 2060 podrían duplicarse en comparación con 2035. De entrada, el BCE ya ha estimado que el calor extremo del verano de 2022 hizo subir la inflación de los alimentos en Europa en un promedio de 0,67 puntos porcentuales (dentro de una horquilla entre 0,43 y 0,93 puntos para los diferentes países). En general, el impacto es mayor en los países del sur.

España, el país más vulnerable

Otro estudio del BCE (de marzo de 2023), focalizado sobre las cuatro principales economías de la zona euro, señala a España como el país con mayor riesgo de inflación climática. Su ubicación meridional, la importancia de su producción agrícola y el peso de un turismo internacional dependiente del transporte explican parte de la mayor vulnerabilidad de la economía española a la inflación climática. "Entre las cuatro mayores economías de la zona euro, las tasas de inflación de España son más sensibles a los shocks relacionados con la temperatura, especialmente en verano y otoño".

"Las respuestas en Italia y Francia son más variadas y los resultados en Alemania suelen ser insignificantes fuera de los meses de invierno", sostienen los autores del citado informe. "Estos resultados sugieren que el cambio climático pone en riesgo la estabilidad de los precios", sentencian. Y añaden que "los efectos heterogéneos pueden ser particularmente desafiantes para áreas de unión económica como la UE, donde los mayores impactos inflacionarios del cambio climático en el sur de Europa pueden aumentar los diferenciales de inflación, con implicaciones para la política monetaria" y los movimientos en los tipos de interés.

Los hogares más perjudicados

Hogar con bajo nivel de renta, con un cabeza de familia de entre 35 y 45 años y bajo nivel educativo, ubicado en zona rural y con un amplio número de miembros. Este es el retrato robot que hace el Banco de España de la familia española candidata a sufrir con mayor intensidad las medidas fiscales y regulatorias que harán subir los precios de los bienes y servicios más contaminantes, dentro de la estrategia para avanzar en la transición ecológica y cumplir el objetivo de alcanzar en 2050 la neutralidad en la emisión de carbono a la atmósfera.

En su informe sobre 'La economía española ante el reto climático' (mayo de 2022), el Banco de España toma en consideración el consumo energético tanto en el hogar (electricidad, gas o aire acondicionado) como en transportes (coches, viajes...), así como el gasto en alimentos, bebidas, tabaco y otros bienes y servicios de los diferentes perfiles de hogares y hace una estimación sobre la intensidad de emisiones de CO2 por cada euro gastado para cada uno de ellos. Estos datos le sirven para perfilar el retrato robot de los hogares y sectores productivos más expuestos al reto de la transición ecológica. Estos 'perdedores' son los que, según el organismo, han de ser los destinatarios de las medidas compensatorias que deberán adoptar los gobiernos para garantizar que la transición ecológica no deviene en una mayor desigualdad.

Tres caras de la inflación climática

Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), ha puesto sobre la mesa las tres caras de la inflación climática:

🔴 Clima-inflación

"A medida que aumenta el número de desastres naturales y fenómenos meteorológicos graves, también aumenta su impacto en la actividad económica y los precios. Por ejemplo, las sequías excepcionales han contribuido al pronunciado aumento de los precios de los alimentos, que está imponiendo una pesada carga a las personas que luchan por llegar a fin de mes", decía Schnabel ya en marzo de 2022 para acotar el concepto de 'climateflation' (en inglés).

🔴 Fósil-inflación

La fósil-inflación (o 'fossilflation') tiene que ver con el encarecimiento de los bienes y servicios que producen las medidas que adoptan los Gobiernos contra el cambio climático. En Europa, el objetivo es que las emisiones contaminantes sean en 2030 un 55% de las registradas en 1990, antes de llegar a la neutralidad climática en 2050. Así, los mayores impuestos sobre los combustibles fósiles buscan descarbonizar la economía y luchar contra el calentamiento global, pero traen más inflación.

🔴 Inflación verde

El concepto de inflación verde (‘greenflation’) alude al encarecimiento de las materias primas necesarias para las nuevas tecnologías de la descarbonización. "La mayoría de las tecnologías verdes requieren cantidades significativas de metales y minerales, como cobre, litio y cobalto, especialmente durante el período de transición", refiere Schnabel. "Los vehículos eléctricos, por ejemplo, utilizan seis veces más minerales que sus homólogos convencionales. Una planta eólica marina requiere siete veces más cantidad de cobre que una planta alimentada por gas", añade Schnabel. El aluminio, el estaño, el níquel, o el cobalto son otros minerales imprescindibles para la transición ecológica, cuyos precios llegaron a multiplicarse por 10 en 2022

Diez focos de inflación climática

Hora de tomar medidas

La inflación climática es solo uno de los múltiples desafíos a los que el calentamiento global está sometiendo a todo el planeta. Algunos estudios publicados en vísperas del inicio de la cumbre del clima de Dubái (COP28) apuntan que la crisis climática ya está provocando una caída del al menos el 1,8% del PIB global. Y, si bien, las estimaciones macroeconómicas señalan a los países del sur global y en vías de desarrollo como los más perjudicados, las estimaciones microeconómicas apuntan a las familias más vulnerables como las mayores ‘perdedoras’ por la inflación climática provocada por el calentamiento global y por las medidas de los gobiernos para impulsar la descarbonización. De ahí los continuos llamamientos de los foros internacionales para poner en marcha un fondo eficaz para paliar las pérdidas y daños de la crisis climática en los países del sur global. Y también, a escala nacional, para el diseño de políticas que ayuden a las familias más vulnerables a sobrellevar la inflación climática que, a corto y medio plazo, provocará la transición energética.

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos:
Rosa M. Sánchez
Infografías:
Francisco J. Moya
Coordinación:
Rafa Julve