Rapidez, sintonía y ser engranaje (y no líder): la estrategia pública que relaciona Tel Aviv con ser un icono emprendedor

Los días, hace poco, en que parecía que no llovería ni una gota esta primavera y que todas las cosechas estaban destinadas al desastre, los agricultores veían fácil la receta para no repetir este mismo error los años siguientes: mirar a países que tuvieran tasas altísimas de reaprovechamiento de agua y copiar su estrategia. El nombre más repetido, Israel. Este lunes, este país de Oriente Medio ha vuelto a ser protagonista por un rol similar pero en un entorno completamente distinto: en la Reunión del Cercle d’Economia y por ser un referente emprendedor. “Es una región [Tel Aviv] que crece de la nada y que lo que hizo fue invertir en el ecosistema para que la gente pudiera empezar sus negocios”, ha sintetizado la directora del centro tecnológico Plug and Play y exasesora de innovación y competitividad del presidente estadounidense Barack Obama, Natalia Olson-Urtecho.

La valoración venía al caso del discurso de la representante del Ministerio de Innovación, Ciencia y Tecnología del Gobierno de Israel, Einat Magal, que ha estrenado la última mesa redonda del primer día de este encuentro económico. La responsable pública ha explicado que la economía tecnológica y digital es allí uno de los principales motores de crecimiento, y que la valoración de todas las ‘startups’ de Tel Aviv (400.000 millones de dólares) lo han convertido en el segundo ecosistema de más valor en Europa, por detrás de Londres.

“El Gobierno no tiene que liderar la industria, el Gobierno tiene que ser un habilitador que trabaje en conjunto y alineado con el sector”, ha aconsejado Magal, preguntada por como han logrado alcanzar esta posición. “La industria se desarrolla muy rápido, así que el Gobierno tiene que encontrar una forma de ajustar sus incentivos para ir igual de rápido y poder ser así seguir siendo relevante”, ha completado la misma, que, de hecho, había reconocido antes que una de las claves del posicionamiento de Israel en este mercado fue ser precoz e identificar hace prácticamente 50 años el potencial de la innovación y el emprendimiento.

La capacidad de Barcelona

La cuestión es que Barcelona lo tiene todo en su mano para serlo también. Tal como ha recordado en esta misma mesa redonda el consejero delegado del Tech Barcelona, Miquel Martí, la capital catalana es el quinto mejor 'hub' de Europa, la segunda ciudad europea preferida para montar una ‘startup’, la quinta con más número de ‘startups’ o la cuarta con más volumen de ‘scaleups’. “Hace diez 10 años, Barcelona no salía en ningún raking”, ha celebrado el portavoz.

¿Cómo ir más allá? “El reto es mayúsculo”, ha reconocido Martí, que pese a ello, está convencido de cuales son las claves: tener claro cómo queremos que sea la Barcelona del 2023, entender que no se puede llegar al plano internacional si no se refuerza el ecosistema en clave local, apostar por la marca Barcelona sin complejos, habilitar que se implementen más pruebas piloto, no parar de trabajar en ello y, sobre todo, asumir que el factor imprescindible son los trabajadores cualificados. “Talento, talento y talento, nosotros no tenemos petróleo”, ha sintetizado el responsable del Tech Barcelona.

A ello ha sumado otro factor importante Olson-Urtecho: simplificar el camino a los emprendedores aligerando la carga fiscal al principio. "Una empresa no puede tener que pagar 1.000 euros [de impuestos] si aún no ha empezado a funcionar", ha dicho, tajante, esta experta.

Triple capitalidad

“Barcelona tiene que tener una visión estratégica compartida, un propósito de ciudad, quizás necesitamos recoser consensos básicos de ciudad”, ha apostillado el comisionado de Promoción de Ciudad del ayuntamiento de Barcelona, Pau Solanilla, como responsable de cerrar este debate.

A su juicio, una de las claves es que la ciudad aspire a la triple capitalidad: la mediterránea, la de la industria tecnológica de América Latina y la de enclave asiático de referencia en Europa. “Eso lo estamos ejerciendo bastante”, ha concluido el mismo, que ha confesado a última hora estar moviéndose, también, para que Barcelona se convierta en sede de un congreso mundial (y capital, si se puede) de la industria de los chips semiconductores.