Infraestructura aérea
La T2 del aeropuerto de El Prat renueva la gestión de los equipajes para ganar seguridad
Aena invierte 80 millones de euros en cambiar el sistema y adaptarse a la norma europea
Cristina Buesa
Periodista
Especialista en infraestructuras de movilidad, me ocupo de los temas de economía azul y de la Copa América de vela.
Mientras la ampliación del aeropuerto de Barcelona parece haber vuelto a caer en el letargo, sin duda a la espera de las municipales, en las instalaciones de El Prat no paran. Semanas atrás afrontaron el reasfaltado de la pista principal, no sin alguna incomodidad por la fatal coincidencia con una huelga de los controladores franceses, y ahora ultiman la renovación del sistema automático de tratamiento de equipajes de la terminal T2, conocido como SATE.
La razón por la que se han emprendido estos trabajos la fija la Unión Europea y tiene que ver con la voluntad que incrementar la seguridad en los aeropuertos. A mejor tecnología, estas infraestructuras estratégicas por las que cada día pasan miles de personas, deberían ser cada vez más infalibles. En el Josep Tarradellas ya existían estos sistemas de última generación en la terminal T1, pero ahora han llegado a la T2.
Tres años de obras
La inversión asciende a 80 millones de euros, del total de 100 que ha desembolsado el administrador aeroportuario en la T2 desde 2019. "Queremos que todo lo que nos funciona en la T1 se repita en la T2", explica el jefe de mantenimiento de las terminales del aeropuerto de Barcelona de Aena, Javier Coronel Sánchez, mientras muestra los últimos trabajos en las tripas de la T2B. En esta parte de la antigua terminal hay salidas de pasajeros con origen Schengen y los que no lo son, además de llegadas solo de Schengen.
Se ve poco movimiento a media mañana y el grueso de los viajeros llegará desde Semana Santa y no parará hasta octubre. Hay cinco patios de salida de equipajes, donde están los conocidos como 'hipódromos' por su forma ovalada, donde giran las maletas y paquetes. Está previsto que en mayo este método antiterrorista esté completamente operativos. La reforma, que se ha alargado unos tres años con la pandemia de por medio, permitirá que el SATE funcione los próximos 10 o 15 años.
Un TAC a las maletas
Los nuevos dispositivos permiten que el seguimiento de las pertenencias de los pasajeros sea mucho más pormenorizado. Gracias a ello, gracias a un código de barras, la trazabilidad es absoluta. Unos pasillos móviles verdes repartidos por ese sector de la terminal distribuyen la maletas -se dividen entre los que están "limpios" (aclarado) o "sucios" (rechazado)- para finalmente penetrar en la máquina que aporta la última tecnología, que realiza una especie de tomografía computarizada, los populares TAC médicos, describe Coronel mientras señala uno de los enormes aparatos, de los que hay 12 en la T2 y 18 en la T1.
Hay que tener en cuenta que los que había antes eran mucho menos sofisticados y pesaban unas dos toneladas, mientras que los que ahora instalada Aena alcanzan las ocho toneladas. Pero lo realmente importante es que, como exige Europa, estos dispositivos tienen Explosive Detective system (EDS), un sistema detector de explosivos. Solo por la forma del paquete que contiene una maleta o su contenido, los miembros de seguridad pueden detectar el peligro.
Percances inexistentes
"Jamás ha pasado nada y esperemos que sea siempre así y no tengamos que usar las cápsulas, solo para los simulacros", prosigue el responsable aeroportuario. Hace pocos días, una falsa alarma en un vuelo con destino a Tel-aviv obligó a desalojar el aparato para que los especialistas en explosivos comprobaran que no había peligro alguno. De los EDS hay 30 en El Prat.
Si se diera el caso que ese aparato, el EDS, avisara y las autoridades validaran ese positivo (con la presencia del propietario de la maleta) serían transportados hasta las cápsulas de seguridad donde se depositaría el paquete con explosivos en su interior, se crearía una cámara vacía y sacaría de unas instalaciones tan delicadas para posteriormente detonarlo en un lugar a salvo.
1.200 maletas por patio
Coronel admite que, de momento, el volumen de la compañías que ocupan la T2B les permite trabajar sin agobios. Pueden gestionar hasta 1.200 maletas por patio en cada una de las cinco. Las aerolíneas más habituales de este espacio son las que vuelan punto a punto, como Ryanair, Germanwings, Easyjet, Jet1, Wizzair, Transavia o Norwegian, entre otras.
Además, algunas de ellas (Ryanair, por ejemplo) tienen su propia compañía de 'handling' una vez las maletas han pasado por el nuevo y sofisticado sistema. La T2, en la que también se acogen vuelos intercontinentales que no pertenezcan a una de las tres alianzas aéreas, asume el 40% del tráfico de El Prat, que en todo el aeropuerto alcanzó los 41,6 millones de viajes en 2022, lo que representó un 79% del tráfico respecto al volumen previo al covid.
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