Mercado laboral

Catalunya vive su menor nivel de huelgas en décadas, pese al desplome de los salarios reales

La actual paz social contrasta con el estallido de protestas que hay en Francia, Portugal o Alemania

Protesta del metal en Barcelona

Protesta del metal en Barcelona / Jordi Otix

Gabriel Ubieto

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La actual crisis de precios está devorando el poder adquisitivo de los trabajadores. Mientras los beneficios de las grandes empresas prácticamente se han duplicado. Pero ese cóctel no se está traduciendo en Catalunya en grandes movilizaciones contra la pauperización de las condiciones de vida. Así lo constatan los datos de huelgas y cierres patronales publicados este martes por el Departament de Treball de la Generalitat, que deja el 2022 como el año con menor incidencia de los paros convocados de las últimas décadas y un número de horas pérdidas por protestas de los más bajos. 

El oasis de paz social que actualmente representan Catalunya y España en cuanto a protestas laborales contrasta con las imágenes que llegan de otros países de Europa. Las calles de Francia arden contra la reforma de las pensiones, los sindicatos alemanes han iniciado un pulso contra su gobierno para reclamar mayores salarios y Portugal vive un escenario similar

En los sectores tractores de la economía catalana y en la Administración no ha habido huelgas recientes y donde ha habido choque, este se ha materializado en concentraciones puntuales en la mayoría de casos. La capacidad de incidencia de CCOO y UGT en los sectores poco organizados ha sido hasta ahora baja, según reconocen. Y donde sí tienen músculo, hasta ahora los conflictos se han saldado con paros convocados pero que no han llegado a materializarse, ya que han acabado cerrando acuerdos que blindan gran parte del poder adquisitivo sin tener que llegar a la calle. Fue el caso del metal de Barcelona, que afecta a unos 160.000 trabajadores en Catalunya y donde a última hora se pactó una cláusula de revisión salarial que garantizara un mínimo del 85% de la subida del IPC. 

En otros, como el de oficinas y despachos, donde operan unos 200.000 empleados, el conflicto está enquistado desde hace meses pero hasta ahora no se ha traducido en paros, más allá de una protesta ante la sede de la patronal Pimec. Y en otros, como el de la hostelería, la unidad sindical no fue posible, las movilizaciones quedaron descartadas y el convenio resultante acordó subidas salariales lejos de la inflación y sin cláusula. En el sector público, las centrales cerraron un acuerdo de subidas salariales a tres años con el Gobierno.  Todo ello se traduce en un pobre balance de paros. En todo el 2022 se registraron legalmente en Catalunya un total de 93 huelgas, lo que representa, con permiso del pandémico 2020, el menor número de paros recogido en la estadística disponible. 

Las pocas huelgas que han habido han tenido una incidencia mínima, con un porcentaje del 11,5%. Es decir, si a un paro estaban convocados 100 trabajadores, menos de 12 secundaron la protesta. Es el dato de participación más bajo de la estadística disponible. Pocas huelgas y con una baja incidencia se han traducido en un número escaso de horas trabajadas, en comparación con otros periodos de mayor conflictividad laboral. A lo largo de todo el año se dejaron de laburar 1,1 millones de horas, un tercio de las que se perdieron tras la aprobación de la reforma de las pensiones del PP (2013) y menos de las que se perdieron antes del covid y cuando la economía y el empleo crecían sin amenazas en el horizonte.  

Beneficios disparados

La Generalitat actualiza sus registros de huelgas durante el 2022 un día después de que el Banco de España publicara su propio balance de cómo les está yendo a las empresas. Más de la mitad, concretamente el 55,3%, han visto aumentar sus márgenes. Y, en términos globales, los beneficios de las grandes corporaciones prácticamente se han duplicado (+91,3%), según constata la encuesta de central de balances que trimestralmente actualiza el supervisor bancario.  

“La evolución de los márgenes empresariales está siendo muy distinta según los sectores productivos. Hay algunos ámbitos que ahora se están recuperando los niveles de márgenes que antes de la pandemia y, sin embargo, hay otros sectores que están teniendo beneficios extraordinarios”, ha declarado la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, este martes tras el Consejo de Ministros. “Sería deseable que se llegase a un pacto de rentas entre los agentes sociales”, ha añadido.

Esa hipótesis de un pacto de rentas a través del que repartir de manera consensuada los costes de la inflación no está cuajando. El Gobierno ha ido aplicando su agenda, con medidas como los impuestos extraordinarios a la banca y las energéticas o las rebajas temporales del IVA en carburantes o alimentos de primera necesidad. Medidas poco dialogadas con patronal y sindicatos, que tampoco han logrado cerrar por su cuenta un acuerdo salarial. El lunes pasado CCOO y UGT volvieron a reunirse con la CEOE para presentarle su propuesta general de salarios, tras el fracaso de las negociaciones durante el 2022. La patronal, de momento, no ha desvelado sus cartas. 

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