Inflación

Cinco razones por las que no baja el precio de los alimentos

La combinación de costes de producción, márgenes comerciales y escasas cosechas explica la persistente inflación en la cesta de la compra

Barcelona. 04.02.2023. Sociedad. Acelgas en la parada Molins en el mercado de la Concepció para reportaje/shorthand sobre verduras de temporada. Fotografía de Jordi Cotrina

Barcelona. 04.02.2023. Sociedad. Acelgas en la parada Molins en el mercado de la Concepció para reportaje/shorthand sobre verduras de temporada. Fotografía de Jordi Cotrina / Jordi Cotrina

Rosa María Sánchez

Rosa María Sánchez

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El precio de los alimentos ha vuelto a subir en febrero. Ni la corrección de los precios de la energía en los últimos meses ni la rebaja del IVA en una cesta amplia de productos han podido acabar, por ahora, con un encarecimiento de los alimentos que supera el 15% en la estadística del Índice de Precios de Consumo (IPC) del INE. La vicepresidenta primera Nadia Calviño dice que hay que dar tiempo para que la rebaja de costes y las medidas del Gobierno se acaben trasladando de manera clara al precio final de los alimentos. Y el ministro de Agricultura, Luis Planas, ha abierto la puerta a retocar las medidas aprobadas a finales de diciembre de 2022, en función del resultado del análisis de los precios en febrero que realice el Instituto Nacional de Estadística (INE) el próximo 14 de marzo, cuando se publique el dato definitivo del IPC de febrero adelantado este martes. Son varias las razones que impiden ver aún una moderación de precios en los alimentos.

Costes energéticos con efecto retardado

La electricidad y los carburantes forman parte esencial de la estructura de costes de la producción agrícola y ganadera. Los precios de la energía empezaron a anotar incrementos por encima del 20% en abril de 2021, sin embargo, hasta marzo del año siguiente la subida de los precios de los alimentos se mantuvo por debajo del índice general del IPC. Esto demuestra que la incorporación de los costes energéticos a los precios de los alimentos ha ido con un retraso evidente. Cabe pensar que el frenazo de los precios energéticos, que se hizo evidente en octubre de 2022, también llegará con retardo al ticket de los alimentos.

Materias primas y embalajes

La organización agraria COAG estima que los costes de producción en la agricultura y ganadería se han incrementado en media entre el 55% y el 60% en los dos últimos meses y defienden que este encarecimiento de los insumos no se trasladado a los precios. La tensión en los precios energéticos propulsada por la invasión rusa de Ucrania también afectó desde el primer momento a piensos y fertilizantes. Según un estudio de PWC para la asociación de fabricantes y distribuidores AECOC de octubre de 2022, el pienso de cebada ha subido el 94%. Por su parte, los precios de los fertilizantes se han llegado a triplicar en el último año, según el Ministerio de Agricultura. El informe de AECOC, además, cifra en un 20% el encarecimiento de los envases y embalajes para la mayoría de bebidas y alimentos. La contención inicial en el traslado al precio final de estos costes tanto en el sector primario como en la industria transformadora anticipa una repercusión retardada en el precio final y constituye un argumento más que augura una prolongación relativa del encarecimiento de los alimentos. El Gobierno ha aprobado 300 millones en ayudas para compensar el encarecimiento de los fertilizantes pero el diseño de la medida impedirá cumplir su cometido, según denuncia Andrés Góngora, responsable estatal del sector de frutas y hortalizas de COAG.

El nuevo impuesto al plástico

El nuevo impuesto sobre envases de plástico no reutilizables que ha entrado en vigor el 1 de enero de 2023 se ha convertido en un elemento añadido de encarecimiento de algunos alimentos desde el inicio del año. El nuevo tributo grava con 0,45 euros cada kilogramo de plástico no reciclado contenida en los productos objeto del impuesto. Según la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), el impacto recaudatorio de este impuesto sobre el sector alimentario asciende a unos 690 millones de euros, una cantidad que supera incluso el impacto presupuestario estimado por el Gobierno para la rebaja del IVA de alimentos aprobada el 27 de diciembre con efectos hasta junio (660 millones).

El margen del supermercado

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, pone el foco en los márgenes comerciales de los supermercados a la hora de buscar responsables del encarecimiento persistente de los alimentos. Por eso Díaz propone poner topes a los precios de los alimentos, como un vía para acotar el margen comercial de la distribución. Pero la medida no es bien vista por agricultores y ganaderos: "Cuando se habla de poner un tope acaba significando que se pone un tope al precio en origen", advierte Andrés Góngora, de COAG, subrayando así el poder que a su juicio impone la distribución en su relación con el sector primario. Por su parte, la asociación de fabricantes y distribuidores AECOC sostiene que el sector ha reducido sus márgenes respecto al año anterior a la pandemia y cita algunos ejemplos: los costes de producción de las patatas chips han aumentado un 72% desde enero de 2021 mientras que el PVP lo ha hecho un 17%; los costes de producción de los embutidos han subido el 57% pero sus precios, solo un 6%; los costes de producción del pan han subido el 43% desde enero de 2021, mientras que el precio de venta al público lo ha hecho un 15%, según AECOC.

Malas cosechas y cierre de granjas

Las malas cosechas -en casos como la aceituna o las hortalizas de invierno- o el cierre de explotaciones ganaderas -como ha sucedido en el caso de granjas de producción lechera- han presionado al alza en los precios en origen de algunos de los productos agroalimentarios. El precio de las diferentes categorías de aceite de oliva se sitúa en la actualidad, en media, un 60% por encima de la campaña anterior y 100% más que la media de las cuatro campañas anteriores, según datos del Ministerio de Agricultura. Aunque la materia prima no es el único coste que soporta el aceite de oliva que se compra en el supermercado, sí es el principal. En enero, el aceite de oliva anotaba una subida anual del 30,5% según la estadística del IPC. En el caso del precio de la leche cruda pagada al ganadero, en diciembre alcanzó los 57,96 euros por 100 kilos, que es un 64,0% superior al precio del mismo mes del año pasado. El precio medio del periodo enero-diciembre de 2022 resultó el 41,8% superior al precio medio para el mismo periodo de los últimos 5 años. En el lineal del supermercado, la leche anotaba una subida del 33,4%, según la estadística del IPC.

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