Claves

¿Cómo afecta el tope al precio del gas europeo a España?

La medida acordada por los Veintisiete es un mecanismo dinámico que solo funcionaría si el gas supera los 180 euros por megavatio-hora

Teresa Ribera.

Teresa Ribera. / EFE

Sara Ledo

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Los ministros de energía de la Unión Europea han conseguido cumplir una nueva "misión imposible". Así calificó el titular de la República Checa, país que ostenta la presidencia de turno de la Unión Europea, Jozef Síkela, el acuerdo por el que se establece un precio máximo para el gas de 180 euros por megavatio-hora en Europa, durante el decimo segundo Consejo de Energía de este año. En este caso, con este nuevo pacto se logra dar una señal a los mercados sobre cuál es el precio máximo al que Europa está dispuesto a pagar el gas, en palabras de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Y aunque no ha sido fácil, de nuevo se ha conseguido un consenso. Hay dos mensajes claros: Europa no aceptará ofertas para comprar gas por encima de 180 euros por megavatio-hora y, si eso ocurre, el precio a pagar será el de los mercados internacionales más 35 euros por megavatio-hora. Pero al mismo tiempo se establecen muchas salvaguardas para poder cancelar el mecanismo de forma rápida. Estas son algunas claves

Cómo funciona el mecanismo

Para empezar, este mecanismo no podrá ponerse en marcha hasta el 15 de febrero de 2023. A partir de esa fecha se requieren dos condiciones para poder activarlo: que durante tres días consecutivos el precio en el mercado de referencia del gas en Europa (TTF holandés) alcance los 180 euros por megavatio-hora y que, además, supere en 35 euros por megavatio-hora el precio de referencia de los mercados globales de gas natural licuado (GNL). Estas condiciones solo se han dado en los meses de agosto y septiembre de este año. Entonces se activaría el mecanismo en cuestión que será un "límite de precio dinámico" formado por el precio de cotización de los mercados globales de GNL al que se sumará 35 euros por megavatio-hora. Este precio dinámico se desactivará automáticamente cuando durante tres días seguidos los precios globales del GNL estén por debajo de 145 euros megavatio-hora (es decir, 180-35 euros por megavatio-hora).

Diferencias con la propuesta de Bruselas

La principal diferencia con la propuesta europea es que se trata de un precio dinámico (precio de cotización internacional + 35 euros por megavatio-hora) y no de un precio fijo como había planteado la Comisión Europea. Esta ha sido una de las principales premisas de España: "El hecho de que demos una señal de que estamos dispuestos a pagar 35 euros más que los mercados internacionales es un atractivo importante", ha defendido la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Europea, Teresa Ribera, a la salida del Consejo.

Pero también las condiciones para su activación han cambiado, aunque en este caso menos de lo que le gustaría a España. Así, la propuesta elaborada por la comisaria Kadri Simson establecía para la puesta en marcha del mecanismo que el precio del gas alcanzase los 275 euros por megavatio-hora durante 10 días con un diferencial de 58 euros por megavatio-hora respeto a los precios globales, algo que no ha ocurrido nunca hasta el momento. El Gobierno de Pedro Sánchez era partidario de que no hubiera ninguna barrera de entrada al mecanismo, sino que se aplicase directamente, pero "muchos Estados Miembros necesitan que el momento de aplicar esta excepción estuviera vinculado a un precio". Esa es la diferencia entre un mecanismo de "orientación de precios" que buscaba España y un mecanismo de "ultraseguridad" como el acordado finalmente.

Salvaguardas para evitar una crisis de suministro

"Si vemos que no funciona hemos establecido muchas cláusulas de suspensión", decía el ministro de Energía de Alemania, Robert Habeck, a su salida de la reunión. El país era uno de los más reticentes al acuerdo, aunque finalmente lo ha sellado (sólo se ha opuesto Hungría y se han abstenido Austria y Países Bajos). El miedo del Gobierno de Olaf Scholz es que al tratar de evitar una crisis de precios se crease una crisis de suministro. Es decir, que al establecer un precio 'máximo' para el gas los países productores decidan dejar de suministrar a Europa y hacerlo a otros países. "La Comisión siempre ha sido muy clara en que este mecanismo tiene beneficios, pero también riesgos. Y se han establecido salvaguardas adicionales en relación con los suministros de gas natural licuado, la liquidez de los mercados financieros y el consumo de gas. En concreto, contamos con disposiciones más estrictas en caso de un aumento significativo de los márgenes de garantía, una disminución de las transacciones de derivados o un desplazamiento de las transacciones fuera de la Unión Europea", decía la comisaria de Energía, Kadri Simson, este lunes. De hecho, la CE ha pedido a la Autoridad Europea del Mercado de Valores (ESMA) y al regulador europeo de energía (ACER) un informe el 23 de enero, antes de que se ponga en marcha el mecanismo, y otro posterior, el 1 de marzo, tras los cuales se podría "parar" su implantación "si muestran que los riesgos son mayores que los beneficios".

Cómo afecta a España

Falta para conocer sus efectos, aunque a priori el efecto en España será limitado porque el precio del gas en el mercado ibérico (Mibgas) lleva meses desvinculado de la referencia europea (TTF) debido a la capacidad de la Península Ibérica para abastecerse de gas natural licuado y la menor dependencia de Rusia. No obstante, aquellos compradores de gas que tengan contratos vinculados al mercado europeo se aseguran, así, que los precios no difieran mucho de los mercados internacionales. Esto afecta a los compradores de gas como las empresas gasistas y la gran industria, pero también al mercado eléctrico, que en el caso de España está intervenido con la denominada 'excepción ibérica'.

"La excepción ibérica aplica hasta final de mayo y disocia el precio del gas del precio de la electricidad. Mientras en este caso es de una señal que va al origen del problema, al precio del gas, que aplica al precio de la electricidad, pero también a la industria cuando tiene que usar gas para su producción. Desde el punto de vista del precio de la electricidad incorpora un precio máximo adicional al gas, si decimos que no se aceptan ofertas por encima de un determinado umbral (40 euros por megavatio-hora), además no podrá pagar una factura de gas por encima de 180 euros", ha explicado Ribera. Es decir, en caso de unos precios disparados, por ejemplo, de 200 euros para la materia prima, la compensación que se paga a las centrales de gas sería inferior porque entraría en funcionamiento ese tope que establecería el precio internacional más 35 euros.

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