Resultados del pacto presupuestario
La 'cesión' de obras del Estado a la Generalitat comenzará con la N-2 y dos intercambiadores ferroviarios
Las 'encomiendas' de gestión ya tienen concreción económica pero falta fijar calendarios y la manera de proceder
Las negociaciones entre ERC y el PSOE para las cuentas del 2023 pretenden solventar la histórica baja ejecución en infraestructuras
Cristina Buesa
Periodista
Especialista en infraestructuras de movilidad, me ocupo de los temas de economía azul y de la Copa América de vela.
Rasgarse las vestiduras por la baja ejecución de los proyectos del Estado en Catalunya podría tener los días (o los años) contados. La exigencia de cumplir compromisos en materia de infraestructuras de competencia estatal recaerá en parte en la propia Generalitat, si se culmina el acuerdo sobre los presupuestos entre ERC y PSOE. La 'cesión' de obras al Govern, que los republicanos cifraron días atrás en 900 millones de euros, empezará con la N-2 del Maresme y dos intercambiadores ferroviarios en el Vallès.
Aunque es en el País Vasco donde este sistema ha dado más frutos, Catalunya había ensayado con diferente suerte las conocidas como 'encomiendas' de gestión con la B-23 y la controvertida B-40. Ahora se han elegido tres grandes bloques de proyectos de carreteras (la citada N-2, las actuaciones en la AP-7 y la AP-2 y el Eje Pirenaico, la N-260) y uno vinculado al transporte público, la conexión de estaciones de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) con Rodalies, en Volpelleres (Sant Cugat del Vallès) y en Hospital General (Terrassa) con Rubí, según el Departament de Territori.
Más de un ejercicio
Las mismas fuentes de la Generalitat han explicado a este diario que estos trabajos viarios y ferroviarios se irán concretando en los próximos meses y fijando los plazos. Lo mismo con las partidas presupuestarias, porque se trata de inversiones plurianuales, es decir, que corresponden a más de un ejercicio. De hecho, justamente esa condición intrínseca a los proyectos de infraestructuras -que se alarguen varios años- es la que provoca que las obras se eternicen.
Es el caso, sin ir más lejos, de la N-2 del Maresme. El primer acuerdo sobre la cesión de la infraestructura y el desembolso de 400 millones para su pacificación se hizo en 2009: solo se traspasaron 97. Ironías del destino, estaba de 'conseller' Joaquim Nadal, ahora en el Govern otra vez pero como responsable de Recerca i Universitats.
Proyectos hechos por Territori
Trece años después y con la carretera liberada de un 30% de vehículos por el fin del peaje de la C-32, en Territori han redactado hasta seis proyectos para la N-2 que avanzan a distintas velocidades. Lo que faltaba era el dinero. El acuerdo de presupuestos alcanzado entre socialistas y republicanos cifra en 384 millones lo que se destinará a esta vía. Faltaban 310 por cobrar y se ha actualizado la cantidad, concretan.
En este caso, la 'encomienda' de gestión se desplegaría en tres convenios y es donde se pueden ver antes los resultados, como pasa con los intercambiadores entre Renfe y FGC del Vallès, que tienen un coste de 20 millones. El de Sant Cugat es de ejecución más simple porque Volpelleres (línea de FGC de Sabadell) y la estación de Rodalies están cerca, mientras que el intercambiador entre Hospital General (línea de FGC de Terrassa) y la parada de Rubí necesita un proyecto más complejo porque debe salvar la autopista.
Prudencia ministerial
En el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) prefieren ser prudentes. Saben que las negociaciones presupuestarias las carga el diablo y prefieren entrar en juego cuando los Presupuestos Generales del Estado (PGE) estén definitivamente pactados y aprobados. No obstante, se han mantenido las conversaciones entre el Mitma y Territori, también con algunos diputados del Parlament que han actuado como intermediarios.
Lo que está claro es que las inversiones en carreteras que cederá el Gobierno para que ejecute la Generalitat pasarán por delante de las ferroviarias, con la excepción de los intercambiadores. Esto es, razonan desde Transportes, porque la infraestructura es competencia de Adif al tratarse de la red de interés general, lo que dificultaría la gestión subrogada posterior.
Obras iniciadas en Salt
Con las actuaciones de la AP-7 y AP-2, un programa de 1.000 millones en total presentado por la ministra Raquel Sánchez a finales de julio, hay algo de camino recorrido. Para empezar, el ministerio tiene definidas las 42 actuaciones y sabe cuáles son más urgentes. De hecho, en el acceso de Girona sur, en Salt, empezaron los trabajos de mejora hace pocos días.
Hablan de un calendario de entre cinco y siete años y, de momento, en el acuerdo para aprobar los PGE se estipulan 250 millones en varios años, sin aclarar. Por último, mucho menos maduro, está el abandonado Eje Pirenaico, para el que se han pactado 260 millones. La N-260, que atraviesa todas las comarcas de montaña desde Portbou (Alt Empordà) hasta El Pont de Suert (Alta Ribagorça) y después sigue hacia Huesca, también está en la lista de deudas históricas de inversión y solo el tiempo dirá si la Generalitat la saca.
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