Ayuda carburante

Francia dará 100 euros en 2023 a los que utilizan el coche para ir al trabajo

Ayuda para trabajadores que se encuentren entre el 50 % de la población con menores ingresos, con una renta mensual hasta 2.000 euros

La primera ministra francesa, Elisabeth Borne, durante la presentación del plan de sobriedad energética en París, este jueves.

La primera ministra francesa, Elisabeth Borne, durante la presentación del plan de sobriedad energética en París, este jueves. / EMMANUEL DUNAND

Enric Bonet

Enric Bonet

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¿Una nueva ayuda? ¿O un simple parche para compensar la retirada de las subvenciones directas al precio del combustible? La primera ministra francesa, Élisabeth Borne, anunció este miércoles por la mañana una ayuda de 100 euros, en un único pago, para los trabajadores franceses modestos que deben utilizar el coche para ir a trabajar.

"Vamos a seguir protegiendo el poder adquisitivo de los franceses, pero centrándonos más en los que más lo necesitan", señaló Borne en una entrevista a la emisora RTL, en que presentó este nuevo dispositivo. Podrán beneficiarse de ella aquellos trabajadores franceses con unos ingresos mensuales inferiores a 2.000 euros —un sector parecido de la población ya había recibido una ayuda de 100 euros durante el verano—. Para obtenerla, habrá que declarar en la página web del fisco que se utiliza el coche o la moto para trabajar. No está dirigida ni para los pensionistas, ni los parados y tampoco para aquellos que utilizan el transporte público.

Retirada de las subvenciones directas

Tras el estallido de la guerra en Ucrania y el fuerte aumento del precio del combustible, el Gobierno francés decidió en primavera subvencionar en 17 céntimos cada litro de gasolina. Esta ayuda subió a 30 céntimos desde septiembre, tras un acuerdo entre los partidos afines al presidente Emmanuel Macron y Los Republicanos (socios del PP en Francia). No obstante, estas medidas tuvieron un elevado coste para las arcas públicas, de hasta 8.000 millones de euros. El Ejecutivo decidió retirarlas de manera progresiva: la subvención directa al combustible bajó a diez céntimos a mediados de noviembre y desaparecerá a finales de año.

De hecho, la nueva ayuda tendrá como objetivo compensar la retirada de las subvenciones directas. La primera ministra indicó que esos 100 euros llegarán a unos 10 millones de personas, con lo que tendrá un costo para las arcas públicas de unos 1.000 millones de euros. Según sus cálculos, para una familia media que recorre 12.000 kilómetros al año, esos 100 euros representarán el equivalente de una subvención de 10 céntimos por litro de carburante. El nuevo dispositivo sigue las recomendaciones de la Comisión Europea de substituir las subvenciones generalizadas por otros mecanismos más focalizados en los trabajadores pobres o de clases medias bajas.

"No beneficia a todos los franceses"

La subvención del precio del combustible ha sido la principal medida para hacer frente a la crisis energética por parte del Gobierno de Macron, junto con una limitación del aumento de las facturas reglamentadas de la luz y el gas alrededor del 4% para los particulares —las empresas no se beneficiaron de ello y ahora las industrias sufren problemas de competitividad—, un tope que subirá hasta el 15% a partir del año que viene. En cambio, el Ejecutivo centrista no ha presionado al sector privado para que suba los salarios a los trabajadores y así compense la pérdida de poder adquisitivo por la inflación.

Es "un anuncio al que damos la bienvenida", pero este "no beneficia a todos los franceses", como los parados o los jubilados, lamentó Olivier Faure, secretario general del Partido Socialista francés, en declaraciones a la emisora France Info. La prima de 100 euros también recibió críticas al mantener la actual política de subvención de las energías fósiles, a pesar de la urgencia climática. "En pleno debate parlamentario sobre la aceleración en la transición hacia las energías renovables, (...) ayudar a sus conciudadanos a llenar el depósito parece anacrónico, incluso absurdo", lamentó en un artículo de opinión el periodista del diario Le Monde, Philippe Escande.

Quizás escaldado por el recuerdo de la revuelta de los chalecos amarillos, el Ejecutivo centró sus esfuerzos ante la crisis energética en suavizar la subida del precio del combustible, dejando de lado a los usuarios del transporte público. No solo no promovió el uso del transporte ferroviario como se ha hecho en Alemania o España, sino que tampoco frenó la importante subida de los precios de los billetes de trenes durante el último año. El anuncio de esta ayuda de 100 euros se produjo pocos días después que se confirmara un incremento del 12% del abono mensual para los usuarios de metro o cercanías en la región de París.