Patronal

Pensiones, pacto de rentas y frenazo económico: los retos de Garamendi al frente de la CEOE

El presidente revalida el cargo y se impone con contundencia ante la candidata de Foment del Treball, Virginia Guinda

Antonio Garamendi junto a la otra candidata Virginia Guinda.

Antonio Garamendi junto a la otra candidata Virginia Guinda. / David Castro

Gabriel Ubieto

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Los empresarios ya han votado, Antonio Garamendi se ha impuesto con contundencia a Virginia Guinda y ha revalidad por cuatro años más la presidencia de la CEOE. El Gobierno y los sindicatos esperaban con ansia que los patronos superarán su proceso electoral para poder retomar las múltiples carpetas que pesan sobre el diálogo social y que los comicios de la CEOE llevaban semanas enturbiando. La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, espera poder "reactivar" un posible pacto de rentas con los agentes sociales tras las elecciones, según ha declarado en una entrevista en 'Antena 3'.

"Vamos a ver si después de estas elecciones y con el resultado que salga podemos reactivar este pacto de rentas, porque yo creo que la voluntad de todos los agentes sociales está ahí y a ver si se alinean todos los incentivos y podemos terminar de acordar ese tema, que sería muy importante para nuestro país", ha señalado la vicepresidenta, quien considera que la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) debería enmarcarse en dicho pacto de rentas.

El salario mínimo y la reforma de las pensiones son los primeros y más inmediatos retos que deberá afrontar Garamendi. También deberá capear las consecuencias de las mayor subida de precios en 40 años, que, entre otros, están provocando un enfrentamiento entre patronal y sindicatos por los salarios. A lo que cabe sumar un 2023 de previsto frenazo económico debido a las múltiples incertidumbres que envuelven la guerra de Ucrania, la subida de tipos y el encarecimiento de la energía.

Pensiones antes del 31 de diciembre

Las elecciones a la CEOE han empantanado las mesas de diálogo que mantiene la patronal con sindicatos y el Gobierno. A nivel tripartito, la reforma de mayor calado que ha quedado -oficiosamente- a expensas de los comicios empresariales es la de las pensiones. Escrivá lleva negociando entre bambalinas y sin papeles con los agentes sociales desde septiembre. Y a a partir de la semana que viene -una vez votados los empresarios- volverá a convocar formalmente una mesa y les presentará su primer borrador de reforma. La misma pretende aumentar las bases máximas de cotización, así como las pensiones máximas. Lo primero inevitablemente comportará un mayor coste para los empresarios, que deberán cotizar más por los trabajadores con sueldos más altos. Un mayor coste laboral que hace difícil que los empresarios tengan incentivos para votar la reforma. El ganador de los comicios de este miércoles deberá decidir y convencer a su junta directiva.

Otra carpeta de calado que tienen encima de la mesa los empresarios es el denominado pacto de rentas. Hasta ahora la iniciativa de Pedro Sánchez para frenar la inflación no ha agarrado y la negociación de los salarios ha ido por un lado y las medidas de contención del Gobierno por otro, sin coordinación entre las partes. La patronal no ha entrado a negociar un pacto de rentas para ceder parte de sus márgenes empresariales a cambio de unos mayores salarios, pero también de contención en el gasto público vía pensiones o salarios públicos. Incluso Garamendi llegó a plantear en público que un acuerdo salarial no era algo imprescindible.

Por ese frente le atacarán los sindicatos al futuro o futura presidente de la CEOE. Las centrales están logrando arrancar incrementos salariales cercanos al IPC allí donde tienen fuerza, especialmente en los entornos industriales y la gran empresa. Más en los servicios y la pyme tienen dificultades para lograr pactar cuantías que no provoquen un destrozo de poder adquisitivo a los trabajadores. Es por ello que CCOO y UGT han iniciado un calendario de movilizaciones, que ya se saldó hace un mes con una gran manifestación en Madrid frente a la sede de la CEOE. Y durante los próximos meses, si no se desencallan los acuerdos entre cúpulas para consensuar unas referencias, el conflicto promete ir escalando en intensidad.

Un 2023 incierto

A los retos para antes de acabar el año se suma el horizonte 2023, de gran incertidumbre. El empleo hasta ahora ha aguantado y sigue creciendo a ritmos superiores a los inmediatamente previos a la pandemia, lo que indica que las empresas prevén seguir teniendo actividad y siguen ampliando plantillas para atenderla. No obstante, la gran mayoría de casas de estudios han ido revisando a la baja durante los últimos meses sus previsiones de crecimiento. La OCDE, por ejemplo, ha reducido esta semana al 1,3% su previsión del PIB para España en 2023. La Comisión Europa, por su parte, estima un 1%, la mitad que el Gobierno.

Un entorno volátil que puede agravarse dependiendo del frente bélico en el este de Europa y que amenaza con complicar los balances de parte de las compañías. Si bien hasta ahora la mitad de las grandes corporaciones han logrado aumentar su margen de beneficios pese a la crisis de precios.

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