El metaverso sucumbe a la fiebre del ladrillo virtual

Grandes empresas pagan en España hasta 1.500 euros por un alquiler mensual ante la escasez de terrenos en las plataformas más populares y SU creciente demanda

Joaquín Pedreño observa las parcelas del metaverso de Decentraland

Joaquín Pedreño observa las parcelas del metaverso de Decentraland / Jose Navarro

Juan Antonio Giménez

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El desarrollo del metaverso sigue avanzando con pulso firme a pesar del histórico batacazo que las criptomonedas vienen sufriendo este año. La nueva realidad virtual basada en la tecnología ‘blockchain’ que está llamada a cambiar nuestro mundo, probablemente de forma más profunda de lo que en su día lo hizo la irrupción de internet, continúa edificándose bloque a bloque, tratando de no verse demasiado afectada por los números rojos, pero lo hace heredando los mismos vicios y costumbres que existen en el universo de lo tangible.

Aunque estamos todavía en una más que incipiente fase de la curva de adopción, la especulación inmobiliaria es ya una realidad dentro de los metaversos, donde se vive una auténtica fiebre del ladrillo digital. Lo confirman todos los expertos consultados por este diario, pero es que basta con adentrarse en algunos de ellos y observar los precios de las parcelas, tanto para su compraventa como para su alquiler.

Hay compañías punteras de sectores muy diversos que están desembolsando auténticos dinerales para tener presencia propia en el metaverso: Gucci, Prada, Warner Music, Ubisoft, Adidas, JP Morgan, HSBC… Nadie quiere quedarse fuera.

Quienes en su día -hablamos de no más de cinco años atrás- apostaron por que estas realidades alternativas serían el futuro e invirtieron módicas cantidades en hacerse con un buen número de esas propiedades virtuales fueron acusados por muchos descreídos de tirar el dinero a la basura. Hoy, esos visionarios son terratenientes digitales capaces de vivir únicamente con los réditos del alquiler de sus parcelas.

Íñigo Gastón, Crypto Partnerships Manager & Chief Metaverse Officer de Bit2Me, la plataforma de compraventa de criptomonedas líder en España, con sede en Elche, relataba durante una jornada sobre los metaversos celebrada en la Universidad de Alicante el caso de un joven que en su momento adquirió a muy bajo coste terrenos en la plataforma de Decentraland -al principio valían menos de 20 euros- y que recientemente había arrendado una parte de los mismos a una compañía a razón de 1.500 euros al mes. Un sueldo. Y no es la única.

La propia Bit2Me ha realizado una notable inversión para contar con una sede en Bloktopia, uno de los proyectos de metaverso más prometedores, que se presenta en forma de rascacielos de 21 alturas, en homenaje a la máxima cantidad futura de millones de Bitcoin.

No perder el tren

La inmensa mayoría de los metaversos son finitos y eso hace que sus espacios se revaloricen conforme su disponibilidad disminuye y, al mismo tiempo, crece el interés de las empresas por no perder el tren. La empresa de inversiones inmobiliarias virtuales Metaverse Group compró el pasado mes de noviembre una parcela de terreno en Decentraland por la friolera de 2,27 millones de euros para desarrollar en ella eventos de moda digital y vender ropa virtual para avatares. El conocido mantra de, "si no está en internet, no existe" seguirá vigente, solo que cambiando internet por metaverso. Pero, aunque puedan llegar a materializar el reto de la interoperabilidad y superar los desafíos en torno a la seguridad de los datos de sus usuarios y de las transacciones que en ellos se lleven a cabo, ¿cuál o cuáles, de entre tantos que hay en ciernes o ya en funcionamiento, acabarán siendo los metaversos dominantes?

Joaquín Pedreño, fundador de la ‘start-up’ alicantina Meta Software Factory S.L., que se dedica a la construcción de espacios, el desarrollo de asistentes virtuales inteligentes y las interacciones entre usuarios en el metaverso, considera que "la competencia será tremenda", pero Horizon World, el proyecto impulsado por Meta (antes Facebook), "tiene mucho ganado al contar con los usuarios". Si actualmente la red social de Mark Zuckerberg cuenta con unos 2.900 millones de usuarios, "con que en una fase de testeo de su metaverso captara a un 10%, sería con diferencia el más usado". 

Íñigo Gastón opina igual y cree que, además, lo hará "amigable", un factor más que importante a la hora de conquistar al gran público. Decentraland y The Sandbox, los dos metaversos a día de hoy más populares, apenas rebasan juntos los 3 millones de usuarios registrados, pero a su favor juega que están ya a pleno rendimiento y son plataformas descentralizadas, que es el gran objetivo de la llamada Web3.

El primero de ellos cuenta con un total de 90.601 parcelas, unas tierras virtuales en forma de Tokens No Fungibles, los famosos NFT, que se compran con su criptomoneda MANA. Queda muy poco suelo libre y las propiedades más pequeñas, en el momento del hundimiento de las criptomonedas, no costaban menos de 3.000 euros. Unos meses antes del desplome cripto, el precio era hasta cinco veces superior.

Y, ojo, que esos precios son para zonas no muy transitadas. Porque, una vez más, el mundo virtual no escapa a los paradigmas del real. "El precio depende de si el terreno está más o menos céntrico y también de quiénes son tus vecinos", explica Pedreño. No es lo mismo estar junto a una casa de citas virtual que tener al lado a un famoso "viviendo" o un edificio con un diseño espectacular.

En Estados Unidos, la inmobiliaria Nourmand & Associates está vendiendo una mansión en Beverly Hills por 9,5 millones de dólares y ofrece por 100.000 adicionales la réplica de la misma en el metaverso de Decentraland.

"Ahora hay mucha gente parada, a la espera de ver qué pasa, pero no es mal momento para invertir", indica Pedreño, quien apunta que "hay quien compra solo para luego revender", del mismo modo que existen páginas dedicadas solo al alquiler de este tipo de terrenos digitales. En los últimos 30 días solo en el ‘marketplace’ de Decentraland se han registrado 3.370 ventas, a razón de 112 cada día, incluyendo tierras, avatares, nombres y ropa virtual.

Los videojuegos están siendo, sin duda, el caballo de Troya mediante el cual el metaverso está entrando en nuestras vidas, pero al margen del ingente volumen de dinero que mueve el sector del ‘gaming’, en estas nuevas realidades virtuales están asomando muchos más negocios. De ahí que empiecen a aflorar empresas que se dedican a asesorar a las firmas que quieren entrar en el metaverso, e incluso a construirles sus tiendas o sedes, algo en lo que Alicante es punta de lanza en España con nombres como los de Walcon Virtual o Meta Software Factory S.L., entre otras.

Sergio G. Gómez, cofundador de Free Leaders On Collective (FLOC*), un colectivo descentralizado de creativos, estrategas, diseñadores y desarrolladores con la misión de conectar las marcas Web2 y Web3, explica que en España, "más que hacer negocio, lo que las empresas están llevando a cabo son acciones de marketing para conseguir un nuevo tipo de usuario o cliente".

Es más una apuesta, una exploración de este nuevo mundo, como ocurría al principio con Internet, ya que montar un negocio en el metaverso "supone una gran inversión: son dos o tres meses de trabajo y hay que llenarlo de contenido", sin que tampoco exista a día de hoy una gran tasa de conversión.

"En el camino surgirán más metaversos, algunos de los actuales quizá caigan o se enfoquen hacia algún área en concreto, como el trabajo, el ocio o la educación. Está todo en desarrollo, pero van a surgir muchos negocios dentro", vaticina este alicantino experto en la construcción y gestión de marcas en Web3.

El mercado global de la realidad virtual y aumentada se valoraba en 2018 en 26.700 millones de dólares; lo más probable es que cierre este año alcanzando los 54.000 millones y la previsión es que a mitad de década llegue hasta los 800.000 millones. Poca broma. Aunque los tengan, los metaversos no son ningún juego.

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