Emprendimiento

Las ‘start-ups’ ibéricas cada vez crecen más, pero son menos rentables

Un estudio de Caixabank e IESE muestra que las pequeñas tecnológicas ganan volumen a mayor velocidad y tienen plantillas más grandes, pero el número de empresas con beneficios operativos es un 16% inferior

Un trabajador de una start-up en el Pier 01.

Un trabajador de una start-up en el Pier 01. / periodico

Paula Clemente

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No hay forma de saber si es porque invierten más, porque la pandemia (y sus derivadas económicas) les ha obligado a ajustar precios o, sencillamente, porque sus modelos de negocio no funcionan, pero buena parte de las ‘start-ups’ ibéricas son cada vez menos rentables. Y eso que al mismo tiempo crecen más rápido y reciben más fondos de inversores públicos y privados. Así lo indica un estudio elaborado por la división DayOne de CaixaBank y la escuela de negocios IESE, que perfila el tejido emprendedor a partir de los datos que recaban de las empresas españolas y portuguesas que se presentan al premio EmprendeXXI, convocado por la entidad bancaria y Enisa.

De este modo concluyen que mientras que en 2020 solo un tercio de las empresas había aumentado sus ventas, y lo había hecho con un incremento medio del 22%; en 2021, eran la mitad las que aseguraban tener un volumen de negocio como mínimo un 25% superior al de tiempo atrás, y que seis de cada diez de estas 'start-ups' crecían duplicando sus ingresos.

Además, este conjunto de empresas tenían contratadas el año pasado a 7 personas de media -recuperando un tamaño que había retrocedido ligeramente el año del estallido de la pandemia-, y habían captado en el último año 109 millones de euros de inversión, casi un 20% más que el volumen de la remesa previa. De hecho, pese a que la cantidad total de financiación recibida desde su fundación es menor en las empresas de la última convocatoria (baja de unos 300 millones a 270 millones de euros), crece también el importe medio que consiguen las ‘start-ups’ en cada ronda. En Catalunya en concreto, la comunidad donde las operaciones son más grandes, la media se sitúa ya en los 685.000 euros.

Cae la rentabilidad

Ahora bien, los datos en torno a la rentabilidad de los negocios no acompañan. “A pesar del contexto de crecimiento en facturación y optimismo, las ‘start-ups’ de la muestra se han visto afectadas en la rentabilidad”, afirma el documento. En concreto, solo seis de cada diez empresas habían tenido beneficios operativos (una cifra que no tiene en cuenta los impuestos, las tasas, las amortizaciones…) en su último ejercicio. En cambio el año anterior eran casi ocho de cada diez. Una diferencia del 16% entre un año y otro.

“Hay que destacar que solo un 41% de las Top 100 [las de mayor éxito] presentan un ebitda positivo; una posible interpretación es su mayor inversión en el crecimiento”, analizan los responsables del estudio. “Aun así, los emprendedores de Iberia se muestran optimistas respecto al futuro, ya que el 73% de la muestra espera alcanzar un ebitda positivo en 2022”, añaden.

Por otro lado, comparando de nuevo con ediciones anteriores, el informe presenta retrocesos en el alcance internacional de las compañías: en concreto, baja en dos dígitos de un año a otro el porcentaje de ‘start-ups’ que venden a nivel global (son el 42%). Y en el caso de las Top 100, el descenso es todavía más pronunciado, pasando del 72% al 61%. 

Análisis territorial

En cuanto a la distribución por el territorio, Catalunya (18%) y Madrid (15%) son las comunidades con mayor representación de empresas, seguidos de la Comunidad Valenciana (9%) y Andalucía (8%). En la primera destacan las 'start-ups' dedicadas a la salud, a la alimentación, al impacto social y a la educación, mientras que Madrid presenta más empresas especializadas en ‘marketplaces’ y en servicios financieros.

“A pesar de las incertidumbres de los mercados, las ‘start-ups’ de Iberia han sabido adaptarse con éxito, impulsando la innovación, el mercado laboral y registrando datos de crecimiento”, sintetiza la profesora de iniciativa emprendedora de IESE y autora del informe, Maria Julia Prats. “Además de un aumento en la confianza por parte de los inversores, se constata la presencia de nuevos agentes en el ecosistema emprendedor, las empresas establecidas, que han apoyado el proceso de crecimiento de las ‘start-ups’ impulsando la innovación y ampliando la red de colaboraciones”, concluye la misma.