Tarifa eléctrica

El Gobierno teme que el precio de la luz se dispare otra vez por la nueva ola de calor

La vicepresidenta Ribera pide a los ciudadanos un “uso prudente” del consumo energético por el aumento de la demanda con el alza de las temperaturas y la menor producción prevista de las renovables

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera.

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. / EP

David Page

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La historia se repite apenas un mes después. Los factores que empujaron a mediados de junio a que se disparara el precio del mercado de la electricidad, coincidiendo con el arranque del tope al gas en España y Portugal, amenazan con reproducirse en los próximos días y el Gobierno teme que se desencadene una nueva espiral de alza de precios.

En los próximos días se espera una nueva ola de calor en España que disparará el consumo de energía y que reducirá la intensidad de la producción de las energías renovables (por menor viento y por menor eficiencia de las plantas solares), al tiempo que el gran gasoducto que une Rusia y Alemania (Nord Stream) estará cerrado por labores de mantenimiento y meterá presión a los precios del gas y, con ello, también al de la electricidad.

La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha hecho un llamamiento a los ciudadanos españoles para ser “particularmente cautos” ante la ola de calor que se viene, la segunda en menos de un mes. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, además de reclamar medidas de protección de la salud y de prevención de incendios, Ribera ha solicitado a la sociedad un “uso prudente” del consumo eléctrico, en un escenario en que se elevará la demanda y que la producción con renovables descenderá, con el consiguiente impacto en el precio de la electricidad.

Desde el Gobierno se insiste en que el escenario español es “más halagüeño” que el de otros países europeos, con riesgo cierto sobre su seguridad de suministro de gas procedente de Rusia y su impacto en la producción de electricidad nacional. Alemania ha activado un nivel de alerta por posible cortes de suministros y ha pedido a su población reducir consumos de luz y de gas, con recomendaciones sobre los tiempos de ducha o sobre el apagado de electrodomésticos durante la noche para ahorrar.

El Ejecutivo y el propio sector energético españoles han venido subrayando que no existe riesgo para la seguridad de suministro energético en el mercado español, ni de gas (por la consistente baja exposición a Rusia y por la diversificación de los proveedores) ni de luz. Pero Gobierno y compañías sí reconocen que la crisis energética afectará al mercado español por la subida de los precios.

El escenario se repite

El esperadísimo estreno a mediados de junio del tope al gas -el plan estrella de España y Portugal para bajar la luz que ambos países pelearon en Bruselas durante semanas hasta conseguir el ok definitivo- tuvo resultados decepcionantes. Se esperaba un arranque con rebajas sustanciales del precio de la luz gracias a la puesta en marcha de la denominada excepción ibérica, que implica que España y Portugal impondrán durante un año un precio máximo al gas que se usa para producir electricidad para, con ello, rebajar la cotización del conjunto del mercado mayorista eléctrico y evitar que el alto precio del gas contamine lo que se paga por la electricidad producida por el resto de tecnologías.

Pero durante los primeros compases de la medida el precio final de la electricidad que tuvieron que pagar los 10 millones de hogares con tarifa regulada de luz (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor, PVPC) y las industrias que compran energía directamente en el mercado eléctrico encandenó subidas. Un inesperado estreno debido a que la demanda de electricidad se disparó como consecuencia de la ola de calor y a que la aportación de las plantas renovables cayó.

Con más consumo y menos renovables, la generación de las centrales de gas se disparó en junio hasta máximos históricos para cubrir toda la producción eléctrica necesaria y lo hizo en un momento en que el precio del gas se disparó por el pulso de Vladimir Putin a Europa, recortando el suministro de gas a grandes economías continentales y cuando el sistema diseñado por los Gobiernos de España y de Portugal obliga a pagar una compensación a las plantas de gas para cubrir sus costes reales de producción.

En las semanas posteriores, entre finales de junio y principios de julio, el efecto de la excepción ibérica sí se ha dejado notar, con el mercado eléctrico español marcando precios muy inferiores a los de otros países europeos y con rebajas en relación al precio que habría registrado sin haberse adoptado las medidas. Pero la nueva ola de calor de estos días abre un escenario que amenaza con ser demasiado parecido al de hace un mes.