Automoción
Stellantis avisa que la falta de acceso a la alta tensión limita su futuro en Vigo
Rebrueba la actitud “inamovible” del Gobierno y recuerda que los cortes de suministro irán a más con la electrificación | Madrid utiliza una ley de hace 22 años para armar su rechazo

En la ley que regula las “actividades de transporte, distribución, comercialización y suministro” de energía eléctrica en España, y que todavía está vigente, los importes figuran en pesetas. Es una normativa del año 2000, cuando la automatización de procesos industriales era un objetivo a largo plazo y los vehículos eléctricos eran solo carne de películas futuristas. Pero es el mismo documento legal (Real Decreto 1955/2000) al que ha aludido el Gobierno central para certificar que la planta de Stellantis Vigo no tiene derecho a estar enganchada a una red de muy alta tensión, como las que sí nutren a las demás factorías del automóvil del país, y que evitaría apagones.
Con el “no” de Madrid, la fábrica que dirige Ignacio Bueno seguirá alimentándose de una red de 132 kilovoltios (kV) y sufriendo, como consecuencia, huecos y microcortes de tensión. La situación de futuro, advierte un portavoz de la compañía a este periódico, “será limitante para los planes industriales” de las instalaciones. “Si hablaran con nosotros, se lo podríamos explicar”.
Como avanzó este martes FARO DE VIGO, diario que pertenece al mismo grupo que este medio, el Ministerio de Transición Ecológica considera que Stellantis Vigo no necesita estar conectada a una red de 220 kV y no va a reconsiderar su postura. No solo porque no alcanza la demanda mínima de energía –en base a ese decreto ley de hace 22 años–, sino porque pone en duda la propia existencia de unos microcortes de tensión, detallados un estudio técnico del Grupo de Electrotecnia y Redes Eléctricas del departamento de Ingeniería Eléctrica de la UVigo y que han provocado pérdidas de producción de un centenar de coches en solo una jornada. La justificación del ministerio que dirige Teresa Ribera ha airado a la dirección de la fábrica. “Parece más preocupada por justificar su posición inamovible que por entender el problema y contribuir a solventar las consecuencias que penalizan la producción”, complementan desde Balaídos. “Somos conocedores de que la planta de Vigo no alcanza el umbral mínimo exigido para la conexión a la red de muy alta tensión, y es por eso que se solicita la excepcionalidad, concedida en otros casos”.
La norma
En la ley de suministro eléctrico del año 2000 tan solo se fija la posibilidad de que los consumidores de energía puedan sufrir un número máximo de cortes de suministro superiores a tres minutos, que para el caso de Stellantis –por su ubicación, urbana, y la potencia de 132 kV– no podrían superar los ocho al año. El problema es que la factoría sufre huecos de tensión y microcortes de milisegundos, que no aparecen definidos en el decreto. “Un microcorte, con una duración de milisegundos, que hoy paraliza nuestras instalaciones causando graves pérdidas de producción, no se considera en esta norma. Apelar a la normativa revela muy poca disposición del Ministerio por entender los problemas del presente y las necesidades del futuro”, ahonda el portavoz de Stellantis. Las irregularidades en la tensión de la red de 132 kV no solo anula las líneas de producción, sino que causa graves averías en los sistemas de software y hardware y la desprogramación de unos dispositivos autómatas cada vez más importantes en la actividad. La factoría, añade, urge una “fiabilidad en el suministro” que, a día de hoy, no tiene.
Una rémora que irá a más en el futuro, ya que la automatización de procesos irá en incremento, amén de la carrera hacia la electrificación de todos los vehículos. Cada vez se tirará más del suministro eléctrico. “El proceso de descarbonización en el que estamos inmersos, que supondrá la evolución de los procesos industriales hacia la electrificación, supondrá que en un futuro muy próximo previsiblemente la planta alcanzará esos umbrales y, por tanto, la situación será limitante para los planes industriales de futuro”, recuerda.
Aunque desde Madrid repiten que Stellantis no cumple las condiciones y descarte que la red actual sea “deficiente”, el Gobierno sí planificó una subestación para Balaídos en el plan de Red Eléctrica 2015-2020. Con la misma ley que rige en la actualidad. La factoría viguesa ha tenido que acometer en las últimas décadas inversiones millonarias de puertas hacia dentro para limitar el impacto de los microcortes en la actividad productiva, como por ejemplo con la instalación de 26 sistemas de alimentación ininterrumpida con una potencia de 3 MVA para desvincular equipos electrónicos y de control vitales de las perturbaciones del exterior. La inversión conjunta supera los 6 millones de euros, con un coste anual de 300.000 euros.
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