Mercado laboral

La pobreza laboral se dispara: 3,5 millones de trabajadores no llegan a final de mes

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Gabriel Ubieto

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Un total de 3,5 millones de personas en España no llegan a final de mes pese a tener un empleo. La pobreza laboral aumentó en casi 600.000 personas entre 2020 y 2021 y afecta al 17,9% de los ocupados, según la encuesta de condiciones de vida publicada este miércoles por el INE. Si desde el final de la Gran Recesión la carestía entre trabajadores era una realidad a la baja en el mercado laboral español, la pandemia ha roto esa tendencia y ha vuelto a disparar las dificultades entre una parte no menor de los trabajadores. Y los datos del INE del 2021 no tienen todavía en cuenta el efecto de la escalada del IPC que se está registrando este 2022 y que está actualmente sobre los dos dígitos (10,2%), su mayor nivel en casi 40 años. Entre el conjunto de la población, el riesgo de pobreza o exclusión social se situó en el 27,8%.

La pobreza laboral continuó al alza en 2021, un año en el que el salario mínimo interprofesional (SMI) permaneció estancado hasta el mes de octubre, cuando una vez superadas las divisiones dentro del Gobierno y pese al rechazo patronal, este subió de 950 euros a 975 euros (en 14 pagas). El 39,1% de los asalariados reconoce llegar con mucha dificultad, con dificultad o con cierta dificultad a final de mes. Los sueldos bajos y, sobre todo, la falta de horas y la intermitencia de las mismas provocan que no todos los empleados trabajen una jornada mínima que les asegure una nómina decente a final de mes.

Sin vacaciones

Nóminas paupérrimas que permiten gastos paupérrimos. Uno de cada cuatro trabajadores no pudo irse de vacaciones en todo el año pasado por falta de ingresos. A más de uno de cada cuatro ocupados un gasto imprevisto les descuadra por completo el mes. Y uno de cada 10 no pudo poner el aire acondicionado, en verano, o la calefacción, en invierno, por no poder permitirse la factura. Habrá que ver como evoluciona este último indicador en la encuesta del año que viene dada la actual escalada de los precios de la luz y el gas.

Y es que, pese a esa precariedad de parte de los ocupados, tener trabajo o no continúa siendo una diferencia sustancial a nivel de calidad de vida. Pues la tasa de exclusión social entre los parados es del 58,6%, tres veces superior. Eso también se mide a nivel de consumo. Los parados gastan casi dos veces menos en sanidad, ya sea dentistas, fisioterapeutas u otras especialidades pocas veces cubiertas por la Seguridad Social, que un ocupado. Con las consecuencias que ello tiene para la salud de unos y otros. También gasta la mitad en transporte o en ropa y calzado y más de la mitad en ir a conciertos, al teatro, al cine o en salir a comer fuera de restaurante, según constata la encuesta de presupuestos familiares publicada esta misma semana por el INE.

Un gasto que la actual espiral inflacionista está disparando este año. Entre 500 y 800 euros más se gastarán las familias debido al auge del IPC, según estima la OCU. Formalmente más gasto, pero este da para menos y es que el poder de compra de los sueldos se está viendo devorado por esa inflación. Según los últimos datos disponibles de mayo, los salarios por convenio crecen a un ritmo del 2,4%, casi cuatro veces por debajo que el IPC. La falta de un acuerdo entre patronal y sindicatos que controle y homogenice las subidas salariales amenaza con dejar desprotegidos aquellos sectores más precarios y donde los trabajadores tienen menos capacidad negociadora, lo que a su vez amenaza con agravar los datos de pobreza laboral.

Trabajadores pobres y empleos sin cubrir

La proliferación de trabajadores pobres es un mal reclamo para cubrir los empleos vacantes en sectores que acusan la falta de mano de obra. Desde la hostelería, el campo o el transporte se han reiterado en las últimas semanas la carestía de trabajadores disponibles y desde los sindicatos replican que si el empleo no es garantía de llegar tranquilo a final de mes para los trabajadores es difícil incentivarles para llenar esos huecos.

Así lo apunta CCOO en un informe publicado este mismo miércoles, en el que destaca que "en España no hay un problema de vacantes o de mano de obra cualificada sino, por el contrario, de infradesarrollo del tejido empresarial que condena al 29,2% de los asalariados y asalariadas del sector privado a trabajar en empleos que requieren una cualificación inferior a la que tienen".