El combate contra la inflación

La Reserva Federal de EEUU sube el precio del dinero 0,75 puntos

El agresivo aumento de los tipos de interés, el mayor desde 1994, trata de contener la inflación

El Senado de EE.UU. confirma a Jerome Powell para un segundo mandato en la Reserva Federal

El Senado de EE.UU. confirma a Jerome Powell para un segundo mandato en la Reserva Federal

Idoya Noain

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La Reserva Federal de Estados Unidos pisa el acelerador para intentar contener la inflación disparada y este miércoles su Comité Federal del Mercado Abierto ha anunciado una subida de los tipos de interés de tres cuartos de punto, la más alta desde 1994.

Esa subida era la que habían anticipado en los últimos días múltiples analistas, después de semanas barajando como posible una subida de medio punto, la misma que la propia Fed había delineado en unos planes detallados que ha tenido que alterar. Y es que, aunque el fantasma de la recesión acecha, el banco central estadounidense trata de hacer frente agresivamente a una presión sobre los precios que no se detiene y que el presidente de la Fed, Jerome Powell, ha definido en rueda de prensa de "demasiado elevada": en mayo la inflación en EEUU creció a un ritmo interanual del 8.6%, el más rápido en cuatro décadas.

El precio del dinero queda ahora en una horquilla de entre 1,5 y 1,75%. Según las proyecciones presentadas también este miércoles por la Fed, alcanzará un 3,4% al final del año, un nivel de los tipos que no se alcanzaba desde 2008, y llegará a su pico (3,8%) a finales de 2023. Son unos cálculos que elevan mucho las estimaciones anteriores, que habían calculado que los tipos acabarían el año próximo en 2,8%.

Aunque Powell ha reconocido que la subida de 0,75 es "inusualmente grande" y ha declarado que la Fed no espera que se haga común, sí ha anticipado que puede repetirse, incluyendo en la reunión del mes que viene, donde calcula otra subida de tipos de entre medio punto y tres cuartos. "Iremos reunión a reunión", ha dicho, insistiendo en que "la Fed necesita ser ágil" y adaptarse a "circunstancias altamente inusuales" y a la evolución de una economía que, como ha advertido, "puede tener más sorpresas en cartera".

"Seremos decididos pero flexibles en un ambiente de incertidumbre extraordinaria", ha prometido Powell, que ha asegurado que "una nueva serie de fuerzas están moviendo la economía": de la pandemia a los nuevos confinamientos en China y, especialmente, la guerra en Ucrania, que ha dicho que "puede potencialmente tener efectos durante años".

Precios, paro y el fantasma de la recesión

A esas fuerzas externas y "fuera del control" de la Fed se ha referido en varias ocasiones este miércoles Powell, enfrentado a múltiples interrogantes sobre la posibilidad de que sus acciones puedan contribuir a desatar una recesión. Y el economista ha querido insistir en un mensaje: "No pretendemos provocar una recesión". Minutos después de que acabara su comparecencia, no obstante, los economistas de Wells Fargo enviaban a sus clientes una nota, citada por 'The New York Times', en la que aseguraban que una recesión en 2023 "ahora parece más probable que no".

Los esfuerzos para combatir la inflación de la Fed, que como parte de su doble mandato también tiene buscar el pleno empleo, también dependen de que se enfríe algo el mercado laboral. Y Powell ha reconocido que ese mercado puede verse afectado por sus medidas y por los factores externos, aunque también ha defendido que está fuerte (con una tasa de paro históricamente baja del 3.6%) y puede aguantar aumentos del paro hasta el 4,1% que preven. "Nunca buscamos que la gente se quede sin trabajo pero no podemos tener el mercado laboral que queremos sin estabilidad de precios", ha remarcado.

Confianza y credibilidad

Queda ahora por ver cuál es la reacción a esta decisión de la Fed, una institución que debe lidiar no solo con la economía sino con los sentimientos de confianza y credibilidad tanto de los mercados como de la ciudadanía. En la última encuesta de la Universidad de Michigan que es uno de los baremos más analizados para tomar el pulso a los consumidores, la confianza de estos ha caído a niveles no vistos desde 1980. En otro sondeo distinto reciente también se detecta que los estadounidenses se mueven con perspectivas de que los precios se mantengan al alza por un periodo prolongado, un sentimiento que puede traducirse en cambios en sus comportamientos económicos que pueden hacer aún más difícil para la Fed manejar la inflación.

Lo que ha quedado ya meridianamente claro, y ha sido reconocido tanto por Powell como por otras autoridades económicas, es que tanto el banco central estadounidense como la Administración de Joe Biden cometieron errores en su manejo de la inflación. Ante el temor de que la pandemia y las restricciones tuvieran efectos similares a los que provocaron la crisis de 2008 y 2009 y la Gran Recesión, se aplicó el mismo manual que entonces. Pero el choque provocado por la pandemia era diferente y las fórmulas para responder deberían haberlo sido también. 

En vez de un recorte en la demanda de consumidores y empresas como el que sucedió entonces, la pandemia minó la oferta, en parte por los conocidos problemas de suministros. El elevado desempleo, que en pandemia alcanzó el 14,7% tras la perdida de dos millones de puestos de trabajo, se empezó a solucionar mucho antes que en la anterior crisis, pero tardó en detectarse esa recuperación. Hubo además nuevas variantes del virus, Rusia inició la guerra en Ucrania y volvieron los confinamientos en China, agravando los problemas, que no han afectado exclusivamente a EEUU y también han creado crisis inflacionarias en Europa o Canadá.

Powell reconocía el mes pasado en una entrevista con ‘The Wall Street Journal’ que, haciendo un análisis con el beneficio de la perspectiva, “probablemente habría sido mejor subir los tipos antes”. Y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, que en su día defendió que Biden sumara un segundo paquete de estímulo de casi dos billones de dólares al de tres billones que se lanzó bajo la Administración de Donal Trump alegando que había más riesgo en hacer de menos que en hacer de más, ha reconocido que fue un error pensar que la inflación sería “transitoria”.

“Usamos modelos de econometría basados en datos de las últimas dos décadas, y no fue el modelo adecuado con el impacto de una pandemia”, reconocía también recientemente James Bullard, presidente de la Reserva Federal de San Luis. Y ecos de esa misma idea latían en declaraciones al ‘Journal’ de Jason Furman, que presidió el Consejo de asesores económicos de Barack Obama durante aquella crisis: “Luchamos la guerra anterior”, dijo.