Pescanova consuma el “sorpasso” e ingresa más de la acuicultura que por pesca salvaje

Las actividades de cultivo rozan ya el 48% de la cifra de negocios, aunque la extractiva es aun la más rentable | El langostino, rey de las ventas por volumen

Empleados de Pescanova en la filial acuícola de Ecuador, Promarisco. / NPVA

Empleados de Pescanova en la filial acuícola de Ecuador, Promarisco. / NPVA

Lara Graña

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La industria de alimentación con base de proteína marina no camina hacia el dominio de la acuicultura sobre la pesca salvaje; cabalga sin pausa hacia ese punto de inflexión. Hasta la todopoderosa China ha visto reducidas sus capturas en alta mar pese al esfuerzo subvencionado de Pekín en flotas de gran altura, porque el mar ofrece posibilidades finitas. De acuerdo al informe Estado mundial de la pesca, editado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), de los 179 millones de toneladas de pescado producidas en 2020, 82 millones fueron de cultivo. Equivale a un 46%, pero pronto será hegemónica. En el caso de empresas como Nueva Pescanova, una fotografía anual depende de muchos factores que pueden decantar la balanza en favor de un mayor peso de los productos de origen acuícola o salvaje: el estado de las pesquerías, la demanda o posibles enfermedades en las granjas. Lo que es cierto es que, en lo estructural, la multinacional ha experimentado un cambio de paradigma: las actividades de cultivo ya generan más ingresos que las extractivas.

De los 1.087 millones que facturó la compañía en el pasado ejercicio fiscal –abril 2021 a marzo de 2022–, más de 500 millones fueron de procedencia de cultivo, como figura en las cuentas anuales remitidas al Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF). Equivale a un peso del 47% para los productos con origen acuícola, muy por encima ya del 40,6% de la pesca salvaje y el 11% del segmento de preparados. El equipo que dirige Ignacio González cumple así dos claves determinantes: recoge los frutos de una apuesta por el cultivo, con fuertes inversiones en Centroamérica, y se anticipa a la realidad futura del mercado global, con menor dependencia de unas capturas que son siempre más inestables. Con resultados muy positivos, además, en la actividad acuícola en la que se estrenó en suelo español: el rodaballo. Esta división generó por sí sola un resultado neto superior a los 4,5 millones de euros, favorecido por el incremento de los precios finales y una mejor optimización de los procesos. Nueva Pescanova no cuenta con la agigantada producción de la planta de Mira (Portugal), que abastece ahora a sus competidores (Stolt Sea Farm), pero no le ha hecho falta.

No obstante, es la pesca salvaje la que sigue reportando las mejores rentabilidades a la multinacional, a efectos de aportación al resultado neto, con 9,5 millones de euros. Con un buen tirón de especies como la merluza, el gambón argentino y la pota, todas de Cono Sur. Son productos que redundan también, como los acuícolas, en la división industrial, que generó por su parte otros 7,5 millones positivos. Del lado contrario, la actividad extractiva en la costa africana (Namibia, Sudáfrica, Angola, Mozambique) y el vannamei centroamericano generó pérdidas. Este langostino, eso sí, fue el rey de las ventas gracias al gran volumen de producción y al tirón de mercados como el norteamericano. Nueva Pescanova, de mano de retailers como Albertsons, Costco o Aldi ha logrado hacerse un hueco entre el consumidor de Estados Unidos. La dirección no descarta ensanchar su penetración en nuevos mercados a través de crecimiento inorgánico (compra de empresas con cuota) o a través de alianzas estratégicas.

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