Energías renovables

Europa exigirá a los cruceros que usen el hidrógeno verde como combustible

La iniciativa, impulsada por Alemania, pone el mínimo en un 2% antes de 2030, aunque la intención es llegar al 70% en 2070 | El reglamento incluye cláusulas para que Baleares no pierda competitividad y tenga requisitos menos estrictos

Cruceros en Palma.

Cruceros en Palma. / APB

Guillem Porcel

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Europa quiere reducir de forma drástica los efectos del cambio climático en el Mediterráneo. Por ello, ha impulsado en las últimas semanas varias medidas urgentes, entre las que se encuentra la exigencia de una cuota mínima de hidrógeno verde en el combustible de los cruceros y embarcaciones.

La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, participó ayer en el Consejo de Ministros de la Unión Europa en París, donde defendió que España necesita mantener la competitividad de puertos de Baleares, Valencia, Canarias o Algeciras en las políticas europeas de descarbonización. Pese a la cuota mínima del 2%, el objetivo es que aumente hasta el 12% en 2040, y llegar hasta el 70% en 2070. Esto es, dentro de casi 50 años.

"Defendemos la competitividad de nuestros puertos y, por supuesto, que se atiendan las singularidades de Canarias y Baleares", afirma Sánchez. En la reunión se analizaron los "retos del cambio climático en los sectores aéreo y marítimo y el despliegue de infraestructura de recarga en los Estados miembros".

Uno de los puntos más importantes es la directriz común en relación a la descarbonización progresiva del transporte marítimo en la Unión Europea entre 2025 y 2050, que más adelante deberá negociarse con el Parlamento Europeo. España reclamó que se modificara la versión inicial del reglamento que se presentó en la Comisión Europea para que los intereses de puertos en la península ibérica o de las islas españolas no se vieran perjudicados.

La normativa, que recibe el nombre de FuelEU Maritime, tiene como objetivo conseguir que los barcos que lleguen a la UE tengan que limitar progresivamente sus emisiones de CO2. En los inicios de la travesía iniciada por Alemania existía el riesgo de que las navieras desviaran sus rutas de larga distancia para atracar en puertos del norte de África cercanos a la UE antes de tocar tierra europea, de forma que los barcos estuvieran sometidos a requisitos climáticos menos exigentes.

Los principales promotores de estas reclamaciones (Alemania, Holanda, Dinamarca o Irlanda) afirman que es "clave" reducir las emisiones de gases un 55 por ciento para el 2030 respecto a las emisiones de 1990.

Como relatan varios medios nacionales, el Ejecutivo español se mostró reticente al inicio de las negociaciones a exigir una cuita para el hidrógeno y los combustibles renovables, aunque desde el Gobierno explicaron que el desacuerdo fue fruto del temor a perder competitividad, ya que se reclamaban contrapartidas que permitieran a los puertos estatales tener seguridad ante los posibles fraudes, sobre todo por la cercanía de los puertos del norte de África, principalmente los de Marruecos.

Para evitar que esto se produjera, en la normativa que se aprobará se consideran «puertos fantasmas» aquellos situados a menos de 300 kilómetros de la Unión Europea, como el de Tánger (Marruecos), de manera que a los barcos que atraquen en ellos se les exija lo mismo que a los que viajen directamente a territorio europeo.

Para que se puedan alcanzar estos objetivos, la Unión Europea requerirá que los puertos faciliten puntos de recarga y repostaje para los buques, con el fin de facilitar los procesos y que la transición sea más fácil.

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