Entrevista

"Frente a la falta de camareros, no todo es cuestión de salarios"

El presidente de Manpower Group para Europa del Sur y del Este interpreta que "pagar más es una opción", pero no basta

Stefano Scabio

Stefano Scabio / ManpowerGroup

Rosa María Sánchez

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España despunta como uno de los países del mundo donde los empresarios tienen más dificultades para encontrar los profesionales que necesitan para sus plantillas, solo por detrás de Taiwan y Portugal. Los datos del último Estudio ManpowerGroup de Proyección de Empleo reflejan que el 80% de las empresas afrontan este tipo de dificultad; es la tasa más alta en 12 años, que supera en 15 puntos la recogida en el anterior informe anual y que se sitúa cinco puntos por encima de la media mundial (75%). En el otro extremo, España muestra la tasa de desempleo más alta de la UE.

Este desajuste global es, precisamente, el reto que ha centrado los principales debates en materia de recursos humanos en el marco de la reunión del Foro Económico Mundial (WEF por su sigla en inglés) que se ha celebrado esta semana en la localidad suiza de Davos. Así, al menos, lo señaló el presidente de Europa del Sur y del Este de ManpowerGroup, Stefano Scabbio, en una entrevista con EL PERIÓDICO, en Davos: "Es fundamental que las empresas encuentren el talento que necesitan. El verdadero reto es cómo las empresas pueden desarrollar el talento a escala. Si somos capaces de cerrar la brecha, significará 8,3 billones de dólares de PIB adicional para la economía mundial. Imagínense lo relevante que es esto en términos de crecimiento. Y las empresas no están en condiciones de crecer a gran escala porque no son capaces de encontrar personas cualificadas. Este es el gran reto que vemos ahora mismo, en todas partes".

El informe identifica que los empleos más difíciles de cubrir son los relacionados con el sector de tecnologías de la información y datos, seguido de los perfiles para operaciones y logística (25%), atención al cliente (22%), ventas y marketing (22%). Pero las dificultades para cubrir las vacantes no solo se sitúan en este tipo de tareas. En España, los empresarios de la hostelería llevan semanas denunciando las dificultades para encontrar camareros para cubrir la temporada de verano.

-Ante la falta de mano de obra en la hostelería, el presidente de EEUU dijo 'Pay them more` [páguenles más]. ¿Esta es la receta frente a la falta de camareros?

-La falta de camareros se da tanto en España como en Italia. Estas personas se quedaron fuera de los mercados durante la pandemia. Y quizá tomaron otras decisiones, o bien encontraron otros empleos, o bien dejaron de trabajar los sábados y domingos, o bien hicieron cualquier otra cosa para vivir. El problema es que ahora no se puede encontrar a esos trabajadores, o simplemente muy poca gente está dispuesta a volver a hacer esas tareas. Aumentar el salario podría ser una opción. Pero no todo es cuestión de salarios, sino también de comportamientos. La pandemia cambió la forma en que sentimos los trabajos, cómo queremos vivir... La gente busca ahora una flexibilidad diferente, mayor bienestar, especialmente los que venían de trabajar siete horas por siete días. Así que la respuesta es definitivamente una mezcla de salarios y también de comportamientos, ambos juntos. Es un problema real.

-El Gobierno cifra en unos 110.000 puestos las vacantes sin cubrir en diferentes sectores en España. ¿Cómo puede afectar esto a la economía?

-Nos encontramos en un mercado bifurcado en el que el verdadero reto es cerrar la brecha [entre puestos vacantes y desempleo] centrándonos en sectores estratégicos clave para la economía española, como está haciendo el Gobierno español con los Fondos 'Next Generation', e identificando las competencias más necesarias en sectores específicos. De este modo, se puede mejorar o reciclar la cualificación de las personas. Se trata, por supuesto, de una cuestión táctica a corto plazo, pero crucial para que las empresas puedan ejecutar su estrategia y seguir creciendo. Sin embargo, hay cuestiones más estratégicas a largo plazo. Como que seamos capaces de entender de antemano que las habilidades están cambiando y estar preparados para ello. La tecnología actúa como acelerador de dichos cambios. Las habilidades digitales, cibernéticas, entre otras, son todas necesarias para las empresas en general, y esta tendencia continuará en los próximos años.

-¿Qué impresión tiene sobre la reforma laboral que se ha empezado a aplicar en España este año?

-La sensación inicial al respecto es bastante positiva, aunque todavía estamos en una fase inicial. Las empresas están entendiendo cuál es el objetivo y se están adaptando a este nuevo contexto. Esta reforma lleva a España a alinearse con otros países de Europa; de hecho, está alineada con la italiana, que se promulgó hace dos años, aunque la española sigue siendo más restrictiva en cuanto a los plazos de aplicación. España ha abusado en el pasado de los contratos temporales, con asignaciones de muy corta duración. En comparación con el pasado, creo que el mercado laboral está más equilibrado ahora. Y me parece positivo lo que hemos visto hasta el momento.

-¿Cree que los nuevos contratos fijos-discontinuos pueden ser un foco de fraude laboral?

-Realmente no lo creo. De nuevo, tendremos que esperar al menos seis meses para ver los resultados reales, pero la sensación es positiva. Y seguiremos debatiendo y negociando para lograr nuevos avances, de los que se beneficiarán los trabajadores.

-¿Cómo debe gestionarse la actual elevada inflación en la negociación de los salarios?

-Este es en realidad un punto clave. Por primera vez, el aumento de la inflación procede de un choque en la cadena de suministro, mientras que en el pasado venía dado por el crecimiento de la economía y de la demanda. Hemos escuchado en Davos a las empresas multinacionales comprometidas con los salarios justos y la justicia social. Tenemos que tener en cuenta que quizá haya que revisar los sueldos y los salarios para volver a generar confianza. Después de dos años de pandemia, la gente ve ahora el conflicto de Ucrania, la inflación está subiendo, el coste de la vida también, existen dificultades para encontrar trabajo... Todo junto fuerza un sentimiento de desconfianza entre las personas. Es crucial reconstruir la confianza entre los empresarios, los empleados y la sociedad.

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