Vodafone reclama una permanencia de 600 euros que no existe y le sale muy caro

Logo de Vodafone en Madrid

Logo de Vodafone en Madrid / Europa Press / Alejandro Martínez Vélez

Alexa Fuentes

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A pesar de que la banca es la que acapara mayor número de denuncias de los consumidores en FACUA-Consumidores en Acción durante 2021, según se hizo público en febrero pasado, las empresas de telecomunicaciones no están muy lejos y hasta el año pasado, eran las protagonistas claras de las quejas de los consumidores. De hecho, en Catalunya todavía lideran las quejas de los consumidores, junto con las eléctricas y las aerolíneas.

De hecho, prensa y redes están llenas a diario de casos de abusos cometidos por las empresas de telecomunicaciones.

Es el caso, por ejemplo, de Carlo Cortesi, un cliente que ha acudido a Facua (organización de consumidores) de Comunidad Valenciana porque, a principios de 2019, Vodafone le hizo una oferta para que se quedara con ella cuando quiso cambiar de compañía y él solo puso una condición: que no le cobraran permanencia, según explica la propia organización.

Quejas en todos los soportes

Pero nunca disfrutó de las mejoras pactadas, como la velocidad de la fibra óptica. Cortesi explica que no dejó de quejarse, vía email y teléfono. Finalmente, en noviembre de 2019, decidió suspender toda relación comercial con Vodafone. Llamó en distintas ocasiones para verificar que, tal y como habían acordado, no iban a cobrarle permanencia, recibiendo una respuesta afirmativa.

Pero pronto empezó a recibir llamadas de empresas de recobro en las que le exigían el pago de esa permanencia que no tenía.

Devolución de casi 300 euros

Acudió a Facua Comunidad Valenciana, entidad de la que era socio, y esta organización acabó llevando el caso ante la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales. Y no solo logró que Vodafone dejase de reclamarle los 600 euros, sino que también le devolvió 280 euros aún pendientes, cobrados por el desaguisado de las facturas de servicios no solicitados y las ofertas mal aplicadas, y, por último, que borrasen el nombre de Carlo Cortesi de cualquier registro de morosos en el que lo hubiesen hecho figurar.