Entrevista al Director del Consorci de Residus del Maresme

Carles Salesa: “No podemos mantener el sistema productivo actual y ser sostenibles”

Desde la entidad que dirige impulsan el Pla de Prevenció de Residus Municipals del Maresme y la construcción del Parc Circular Mataró-Maresme.

“Estos dos últimos años nos han puesto delante del espejo y evidenciado la necesidad de un cambio”, asegura

“No se trata de reciclar más, sino de cambiar la forma en que consumimos materiales y energía”, remarca

Carles Salesa

Carles Salesa

Eduard Palomares

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La economía circular implica dejar atrás el modelo de sistema de usar y tirar que ha imperado en las últimas décadas, y esto no es fácil. Carles Salesa, director del Consorci de Residus del Maresme, lleva trabajando en ello desde hace tiempo, incluso antes de que la pandemia hiciera evidente la necesidad de un cambio de modelo.

-Del usar y tirar a la circularidad. ¿En qué punto del camino nos encontramos?

-Ahora se están produciendo unos acontecimientos que hace tiempo que pensábamos que podían llegar a pasar, aunque no tan pronto. El incremento del precio de la energía, la escasez de materias primas, el retraso en el suministro de productos… La pandemia y luego la invasión de Ucrania han acelerado las cosas y ya no solo se trata de los avisos que podíamos hacer desde el ámbito medioambiental, sino que ya está afectando a la economía. Y, por eso, cada vez más gente es consciente de que debemos cambiar este modelo de producción globalizado e insostenible. Diría que estamos aún lejos, pero más cerca que en el 2020.

-En un futuro podremos decir que estos dos años han sido como un toque de atención.

-Sí, porque los mensajes medioambientales no estaban calando, pero sí la sensación de vulnerabilidad que sentimos durante el confinamiento. Están siendo unos años duros, pero también están sirviendo para ponernos delante de un espejo e incrementar la velocidad del cambio. Sin duda, van a pasar cosas que no hubieran sucedido sin estos dos últimos años.

-En las últimas décadas se ha puesto el foco en el reciclaje, ¿ha llegado el momento de empezar a hablar de no producir residuos?

-Cuando la Comisión Europea empezó a hablar de economía circular, el objetivo era seguir creciendo como hasta ahora, pero reciclando más. Y pensaban que eso era suficiente, cuando está claro que no es así. No se trata de reciclar más, sino de cambiar la forma en que consumimos los materiales y la energía. Sigue siendo un tabú, pero esto implica un decrecimiento. Es una falacia pensar que podemos mantener el sistema productivo actual y ser sostenibles.

-Han puesto en marcha un plan para reducir un 26% la generación de residuos en el Maresme en seis años. ¿Cómo lo conseguirán? 

-Hay que tener en cuenta que los valores de generación de residuos por cápita en el Maresme eran elevados, en parte por el peso del turismo y las segundas residencias. El plan es ambicioso para pasar de los 1,72 kg por habitante y día del 2010 a los 1,26 kg en el 2027. Esto significará un ahorro de más de 5.200 toneladas de CO2. Hemos ideado una serie de acciones que serán promovidas por el Consorci de Residus del Maresme, por los ayuntamientos o de manera conjunta que afectarán a la materia orgánica, los envases, los aparatos electrónicos…  

-El papel de los ciudadanos y las administraciones está claro, pero ¿cómo se puede implicar a las empresas para que el cambio empiece en el modelo productivo?

-La transición hacia la economía circular se está afrontando desde las políticas ambientales, cuando también debe hacerse desde la política industrial. No solo podemos poner el foco en los ciudadanos, sino también comprometer a las empresas, sobre todo del sector textil y electrónico, para que fabriquen productos que no se conviertan en residuos, sino que sean reparables y reutilizables. Ya se están produciendo avances y Europa se está poniendo las pilas.

-Una de sus grandes apuestas para recalcar este esfuerzo colectivo es el Parc Circular Mataró-Maresme. ¿Cómo funcionará?

-El parque quiere simbolizar este compromiso conjunto, que aglutine los esfuerzos en un mismo espacio: actividades ciudadanas e industriales, así como formativas. Evidenciar que hay otras formas de producir y de consumir. Se implantarán actividades que cumplan con una serie de requisitos de circularidad y que, claro, sean viables. Por ejemplo, del sector textil, de gran tradición en la comarca, pero también de gestión del plástico, biomasa, recuperación de materiales…

-¿Y cuáles serán los principales servicios para los ciudadanos?

-Una de las claves será un espacio para reparación de todo tipo de aparatos electrónicos, bicicletas, ropa... Y también habrá una biblioteca de las cosas, un espacio para fomentar la cocina de aprovechamiento, huertos comunitarios basados en el compostaje y una tienda de segunda mano.

-¿Cuándo prevén que el espacio esté disponible?

-Hemos tenido que frenar la licitación de la primera fase por la aparición de unos restos arqueológicos romanos. Desde el 2021 estamos haciendo las intervenciones necesarias para proteger este hallazgo, y esperamos en el 2023 recuperar el concurso público y empezar las obras durante el primer semestre. Para así poder tener la primera fase, la correspondiente a los servicios ciudadanos, lista en el 2024.