Los metales brillan como activos refugio
Níquel y cobalto, en auge por la inflación, el desajuste de oferta y demanda y las baterías

Varios lingotes de oro macizo /
La guerra de Ucrania ha replanteado muchas estrategias de inversión. Con bolsas de valores en números rojos y las acciones de muchas compañías en caída libre, los inversionistas tratan de buscar un lugar seguro para su dinero. Esto se puede ver reflejado en la evolución de los metales, sobre todo en los preciosos como la plata y el oro, donde huyen esos flujos de capital.
El precio del oro actual es de unos 57 euros el gramo, lo que supone un 11% más que hace dos meses, antes de que estallara el conflicto bélico, cuando costaba unos 51 euros, según datos del Consejo Mundial del Oro. La plata, por su parte, también se ha revalorizado más de un 11% durante ese periodo. Las subidas, que también se dan de forma similar en otros metales como el níquel, el paladio o el cobalto, pueden atraer a los minoristas a la hora de conseguir rendimiento en sus inversiones. Entonces, ¿merece la pena apostar por estos mercados en época de crisis?
"En entornos inflacionistas, históricamente el dinero se ha refugiado en estos activos", explica José Luis Herrera, analista de mercados y ventas del Banco Big en España. Asimismo, ocurrieron alzas similares en los años 70 y a finales de los 80, además de en la crisis financiera de 2008. La subida de valor de estos metales también tiene que ver con la "descoordinación entre oferta y demanda" fruto de la reactivación de la producción después del parón de la pandemia, al demandarse materias primas de forma masiva, explica también. Aunque el impacto más grande se prevé en aquellos metales preciosos que Rusia produce en masa debido a la guerra, como el paladio, del que concentra el 40% de su producción sobre todo para la industria automovilística.
El oro, por ejemplo, se utiliza en la industria aeroespacial, medicina en determinados tratamientos oncológicos e incluso en la fabricación de móviles en una pequeña cantidad. Sin embargo, "tiene un valor adicional a su mera utilización industrial", junto con la plata, y por eso no pierden tanto precio con la inflación o la inestabilidad financiera y pueden proteger los ahorros en estas coyunturas. Así lo explica Rafael Salgueiro, profesor de la Universidad de Sevilla.
El camino hacia la transición energética además potenciará la demanda de todos los metales que sirven para la conducción y almacenamiento de electricidad, como el níquel, el cobalto, el cobre o el litio, necesarios para fabricar baterías eléctricas.
"Una cartera de inversión diversificada tiene que tener activos descorrelacionados con la renta fija y la renta variable, como son estas materias primas", comenta Herrera.
Métodos de inversión
Aunque, para tomar la decisión sobre si invertir, se deberá tener en cuenta el perfil de cada inversor más allá de la coyuntura económica. Y manejar el "sentido común", conocer los factores no coyunturales que les dan valor, además de los productos a través de los cuales se accede a ellos, añaden los expertos.
Las vías de entrada son numerosas, aunque unas más accesibles que otras. "La forma más fácil de participar y con menos riesgo son los fondos de inversión que estén soportados por metales físicos o que tengan compañías del sector minero", indica Salgueiro. También se pueden comprar ETFs, fondos cotizados que replican la evolución de activos o índices. Existen, por ejemplo, ETFs que incluyen oro al contado en su composición, lo que significa "tener lingotes de oro en casa pero a través de un vehículo financiero", apunta Tomás Epeldegui, director general de Degussa en España.
También se puede optar por comprar directamente acciones de empresas especializadas en algún sector relacionado con la minería, aunque eso complicaría la diversificación en cartera. Por sus drásticas fluctuaciones de precios, los contratos por diferencias o CFDs pueden suponer otra buena alternativa: "permiten realizar operaciones sobre los movimientos de los precios sin poseer el activo subyacente", explica José Luis Herrera. Requieren bastante conocimiento y son arriesgados, como ocurre con otros métodos de inversión como los futuros. Por ello, hay posibilidades de rentabilidad elevadas pero también hay una buena probabilidad de perder dinero, alertan los expertos.
Por supuesto, también existe la alternativa de comprar los activos físicamente, lo cual es posible tanto con el oro, como con la plata, el platino o el paladio, entre otros, mediante lingotes o monedas. Para ello, se deberá acudir a empresas especializadas en este tipo de transacciones y revisar aspectos como la pureza del producto y la prima que se cobra por la transacción. La propiedad de estos metales "marca la diferencia frente a determinados vehículos financieros que permitirán obtener su revalorización, o no" , enfatiza Epeldegui.
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