Fenómeno digital

Dos tercios de los NFT son un fracaso. ¿Es el fin de la burbuja?

Qué son los NFT, la tecnología que está transformando el arte digital

Aunque siguen moviendo miles de millones, el comercio de tokens no fungibles y su valor se desploma mientras proliferan los robos, las estafas y la desigualdad de un mercado donde sólo triunfa una minoría

Los NFT más caros que ha vendido el célebre proyecto CryptoPunks

Los NFT más caros que ha vendido el célebre proyecto CryptoPunks / CryptoPunks

Carles Planas Bou

Carles Planas Bou

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“La propiedad digital es una revolución”. Este ha sido uno de los muchos argumentos con los que el youtuber Willyrex, uno de los más populares de España con 18,6 millones de seguidores, ha defendido su salto al mundo de las criptomonedas. Tras anunciarlo a bombo y platillo durante meses, el pasado 18 de noviembre lanzó al mercado su primera colección de NFT, 8.888 imágenes digitales representando a una criatura fantástica que se vendieron cada una por unos 156 euros. Todas las unidades se agotaron en apenas 12 segundos. Pero a pesar de ese éxito económico el creador fue criticado y acusado de estar timando a su comunidad de jóvenes fans con una estafa piramidal basada en la especulación.

Willyrex ejemplifica el profundo debate que hay en torno al que ha sido uno de los grandes fenómenos tecnológicos de 2021. El año pasado fue el de la popularización de los NFT, que pasaron de ser vistos como algo de nicho que solo se conocía en círculos expertos a alumbrar un mercado de arte digital que ha alcanzado los 41.000 millones de dólares, similar al valor del mercado artístico global.

Los NFT o tokens no fungibles son archivos digitales cuya propiedad puede ser registrada gracias a la tecnología Blockchain. Pongamos por ejemplo que eres un artista digital y con tu talento creas una obra. En internet esa imagen puede copiarse y compartirse infinidad de veces, lo que hace que pierda valor de mercado. Esta tecnología permite marcar la obra con un código específico que certifica su propiedad y, por mucho que puedas seguir copiándola y compartiéndola, sólo habrá una registrada con ese código. Eso hace que esa obra intangible se convierta en algo único y exclusivo. Esa escasez, hasta ahora inexistente en los archivos digitales, es lo que relanza su valor. Además, los NFT funcionan como contrato inteligente: el registro de la propiedad permitirá al autor no sólo cobrar por la venta de su obra sino también por cada reventa, abriendo la puerta a un mayor negocio.

¿El fin de la burbuja?

En los últimos meses se han vendido obras, memes y otros objetos digitales a precios astronómicos. Proyectos como CryptoPunks o Bored Ape Yacht Club han dado la vuelta al mundo, moviendo miles de millones en inversiones. Un collage del artista Beeple llegó a venderse por 69 millones de dólares.

Estos grandes éxitos han ocupado portadas, acelerando la popularización de los NFT como fenómeno global. Sin embargo, por cada uno de estos hay miles de fallidos. Un estudio de la firma Nansen —que ha analizado 19,3 millones de NFT— señala que un tercio de los proyectos no vale nada, mientras que otro tercio se está vendiendo a un precio menor de lo que cuesta crearlos. Varios expertos llevan meses señalando que los tokens no fungibles son una burbuja especulativa que tarde o temprano explotará. Con más de la mitad de ellos siendo un fracaso, el estudio parece apuntar en esa misma dirección.

Inversión y apariencia

Como con el arte físico, el coleccionismo de NFT también se entiende como mecanismo de apariencia y proyección social. “Si más de la mitad de nuestras interacciones son digitales tiene sentido que me gaste 100.000 euros en un NFT antes que en una escultura en mi casa que verán 100 personas como máximo”, explicaba el mismo Willyrex.

Además de para ‘poseer’ la obra, la compra de NFT puede servir para apoyar proyectos —como el popular videojuego CryptoKitties— o como llave para tener acceso a contenidos exclusivos como descuentos o ropa virtual.

Robos y estafas, a más

Bajo la promesa de que se revalorizarán y podrán ser usados como inversión, el fenómeno de los NFT se ha disparado, pasando del arte digital a grupos de música o ligas deportivas como LaLiga o la NBA. De Paris Hilton a Melania Trump, muchos famosos se han subido al carro. Pero ese frenesí para hacer negocio también ha abierto la puerta a inagotables estafas y robos. La mayor plataforma de comercio de NFT, OpenSea, ha informado que más del 80% de las obras creadas ahí de forma gratuita eran plagiadas o falsas.

La popularidad del fenómeno ha servido para que muchos estafadores engañen a pequeños inversores, atraídos por la promesa de ganar dinero de forma fácil. Eso lo que hizo ‘Evolved Apes’, un proyecto que puso a la venta una colección de NFT para apoyar la creación de un presunto videojuego. Tras ganar 2,7 millones de dólares, su impulsor desapareció con el dinero bajo el brazo. Cada pocos días se dan a conocer estafas similares. No es algo aislado, pues según un estudio de la plataforma Chainalysis el año pasado los NFT movieron de forma ilícita un total aproximado de más de 3.241 millones de dólares.

Un mercado muy desigual

A pesar que los NFT han sido evangelizados como una inversión segura y de acceso democrático, la mayor parte de los beneficios que generan estos activos digitales acaban concentrados en un “grupo muy pequeño de inversores muy sofisticados”. Otro estudio de Chainalysis apunta a que tan solo un 9% de las cuentas posee el 80% de los 41.000 millones de dólares que el mercado de los NFT movió el año pasado. Una economía tan desigual como la del mundo físico.

El informe también apunta que quienes hacen más dinero son aquellos usuarios a los que se pone en una lista privilegiada para que puedan comprar el NFT a un precio mucho más bajo durante su creación. Para que un archivo digital corriente pase a ser un archivo digital único hay que registrarlo en la Blockchain, un proceso de acuñación que se conoce como ‘minting’. Así, quienes adquieren ese activo digital durante su creación obtienen beneficios en el 75,7% de los casos, mientras que los usuarios que no están en esa posición de ventaja solo obtienen beneficios en el 20,8% de los casos.

Aunque los NFT siguen moviendo un volumen considerable de dinero, su popularidad se está estancando. Esa suma de factores ha hecho que sus ventas se hayan desplomado un 80% en OpenSea, su principal plataforma de comercialización, en marzo, un mes después de alcanzar su récord. Desde noviembre, el precio medio al que se venden los NFT ha caído un 48% hasta los 2.500 dólares. Todo ello da argumentos a quienes piensan que la burbuja de este mercado digital empieza a deshincharse.

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