Informe AMB

El coste de la vida en Barcelona sube el 31% en los últimos cinco años

El salario mínimo para llegar a final de mes en la capital catalana sin apuros es de 1.435 euros y uno de cada tres barceloneses cobra menos

Movilización en defensa de la Casa Orsola

Movilización en defensa de la Casa Orsola / Zowy Voeten

Gabriel Ubieto

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Vivir en Barcelona es hoy el 31% más caro que hace cinco años y uno de los motores de ese encarecimiento es el precio de la vivienda. Pagar un techo, ya sea de alquiler o de compra, y sus suministros se comen en la capital catalana casi la mitad del presupuesto de la mayoría de hogares, según el informe anual elaborado por el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Dicho organismo cuantifica el salario mínimo para poder vivir dignamente en la ciudad de Barcelona en 1.435,26 euros brutos al mes. Sus datos hacen referencia al 2021 y todavía no tienen en cuenta en toda su magnitud la reciente escalada de precios, especialmente en lo tocante a la factura energética. En el último año uno de los gastos entre las familias que ha bajado es en educación, fruto de la reciente reducción de tasas universitarias aplicada por el Govern.

Sube el precio de la vida, pero no así los ingresos de muchas familias y es que los hogares barceloneses tenían en el tercer trimestre de 2021 una poder adquisitivo un 7% inferior a la que atesoraban en 2019, el último año antes de la pandemia, según datos del departamento de análisis de la Oficina Municipal de Datos (OMD) del Ayuntamiento de Barcelona. Si bien el informe de este año del AMB no tiene datos actualizados para el 2021, la última aproximación situaba que el 32,8% de los sustentadores principales de sus hogares estaban por debajo de ese salario mínimo de referencia de 1.435 euros mensuales.

Baja la brecha entre la capital y el resto

El coste de la vida en la capital catalana sigue siendo sustancialmente más elevado que en las ciudades colindantes, aunque el progresivo e ininterrumpido aumento del precio de la vivienda se está notando también en urbes como Hospitalet, Badalona, Sant Joan Despí o muchos otros municipios del área metropolitana. Prueba de ello es que la brecha entre lo que cuesta vivir en la capital y en el resto de ciudades y pueblos de la gran Barcelona ha disminuido en el último año. No porque vivir en Barcelona sea más barato, sino porque hacerlo en el resto es más caro.

Según cálculos de la AMB en 2020 vivir en la capital requería del 12% más de sueldo que en el resto de ciudades de la conurbación, mientras que un año después dicha diferencia se ha reducido al 10,2% y requiere un salario mínimo de 1.302,5 euros brutos al mes. Y es que el porcentaje del presupuesto que las familias dedican más allá de Barcelona a pagar hipoteca o alquiler ha ganado peso: hace un año se comía el 43% del sueldo y ahora se come el 44%.

Esperando a la inflación

El informe de la AMB, por fechas, todavía no mide la actual y beligerante escalada de la inflación que están registrando actualmente los precios, espoleados más recientemente por la guerra de Ucrania. En la media del Área Metropolitana las familias destinan el 11% de su presupuesto a suministros, una partida que tiene números de aumentar en el informe del año que viene. Así como el 20% que destinan a alimentación, dado el encarecimiento en productos básicos como el trigo o el aceite de girasol que ya se está notando en los supermercados catalanes fruto del conflicto bélico. Todo ello a falta de cuantificar las futuras afectaciones que tenga sobre la economía continental el conflicto bélico.

No es lo mismo vivir solo que en familia y no es lo mismo a final de mes tener hijos que no tenerlos. El informe del AMB tiene en cuenta estas particularidades y traza diferentes salarios mínimos de referencia para las diferentes situaciones personales. Vivir solo en la gran Barcelona cuesta 1.553,8 euros; una familia monoparental con un menor a cargo requiere de 2.220,8 euros; una pareja sin hijos precisa que cada uno de ellos gane un mínimo de 1.054,8 euros y una pareja con dos criaturas necesita dos sueldos de 1.547,2 euros cada uno.

Cifras todas ellas muy superiores a las cuantías que fijan las rentas mínimas o subsidios públicos para personas que carecen de un sueldo, pero tienen que seguir pagando la vivienda, los suministros o la alimentación. El nuevo ingreso mínimo vital (IMV), que encauza su segundo año de vida, otorga una renta de 430 euros a una unidad familiar de una persona, más de 1.000 euros por debajo de lo que le cuesta a una persona vivir sola en Barcelona. La Renta Garantida de Ciutadania (RGC) de la Generalitat ofrece algo más, 664 euros, pero sustancialmente por debajo de los mínimos cuantificados por la AMB. Incluso las prestaciones por desempleo se quedan atrás, en este sentido. Un parado sin hijos recibe una prestación máxima de 1.098 euros mensuales, 500 euros por debajo del mínimo de la AMB.