Filtración de datos

El banco suizo Credit Suisse guardó fortunas de dictadores, narcotraficantes y corruptos, según una investigación periodística

La entidad financiera rechaza "contundentemente" las acusaciones y asegura que los datos están sacados de contexto y corresponden a hechos pasados

Logo de Credit Suisse en su sede principal en Nueva York, este lunes.

Logo de Credit Suisse en su sede principal en Nueva York, este lunes. / ab/lwc

Agencias

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El banco suizo Credit Suisse guardó durante años fortunas de personas acusadas de torturas, tráfico de drogas, blanqueo de capitales, corrupción y otros crímenes graves, por un valor conjunto de unos 100.000 millones de dólares, según ha revelado una filtración de datos publicada por The New York Times.

El diario forma parte de un consorcio de casi 50 medios que, coordinados por la organización sin ánimo de lucro Organized Crime and Corruption Reporting Project, han analizado los datos de unas 18.000 cuentas del banco suizo filtradas hace un año al periódico alemán Süddeutsche Zeitung por una persona no identificada. La investigación ha sido bautizada como los "Secretos Suizos".

La filtración, que sigue la estela de otras como los Papeles de Panamá, revela que Credit Suisse abrió cuentas y tuvo como clientes en un periodo comprendido entre 1940 y la década de 2010 "a personas cuyas situaciones problemáticas habrían sido obvias para cualquiera que pusiera sus nombres en un motor de búsqueda".

Dictadores y políticos corruptos

Uno de los nombres más destacados del listado es el del dictador filipino Ferdinand Marcos y su esposa, Imelda Marcos, quienes se estima que robaron 10.000 millones de dólares durante los tres mandatos que estuvo Marcos al frente del país, hasta 1986. Los Marcos tenían una cuenta en Credit Suisse bajo los nombres falsos de William Saunders y Jane Ryan. La filtración también revela una cuenta de la abogada Helen Rivilla, condenada en 1992 por ayudar a blanquear dinero para Ferdinand Marcos. A pesar de ello, pudo abrir una nueva cuenta en el año 2000.

Entre los políticos incluidos está también Pavlo Lazarenko, primer ministro de Ucrania entre 1997 y 1998. Un mes después de dimitir, abrió la primera de dos cuentas en Credit Suisse con casi ocho millones de francos suizos. Transparencia Internacional estima que Lazarenko robó 200 millones de dólares, cobrando la mitad de sus beneficios a empresarios del país. Fue condenado en Suiza por blanqueo de capitales en 2000 y posteriormente sentenciado a nueve años de prisión por corrupción en Estados Unidos en 2006.

También tenían cuenta en Credit Suisse Alaa y Gamal Mubarak, hijos del autócrata egipcio Hosni Mubarak. Abrieron la primera cuenta en 1993 y en 2010, un año antes de la caída de su padre durante la Primavera Árabe, un depósito de Alaa tenía 232 millones de francos suizos. Otros empresarios y altos cargos egipcios de la era Mubarak también tenían cuentas en Suiza.

Crímenes de guerra

La lista de clientes del banco suizo también incluye al exministro de Defensa argelino Jaled Nezzar, quien estuvo en el cargo hasta 1993 y participó en la brutal guerra civil en la que se acusó a las autoridades de desapariciones forzosas, detenciones en masa, torturas y ejecuciones extrajudiciales. Su implicación en los crímenes estaba sobradamente acreditada en 2004, cuando abrió una cuenta que llegó a tener dos millones de francos suizos. La cuenta estuvo abierta hasta 2013, dos años después de ser detenido en Suiza por crímenes de guerra.

Entre los nombres citados está también el del que fuera presidente de la Bolsa de Hong Kong, Ronald Li Fook Shiu, conocido como el 'Padrino de la Bolsa' hongkonesa, condenado en 1990 por sobornos a cambio de incluir a determinadas empresas en la bolsa. Era uno de los hombres más ricos de la ciudad, pero terminó en una prisión de máxima seguridad. Li, ahora fallecido, pudo abrir sin mayores contratiempos una cuenta en Credit Suisse en el año 2000 con 59 millones de francos suizos, unos 56 millones de euros.

También tenía hasta dos cuentas en la entidad el serbio Rodoljub Radulovic, condenado en 2001 por fraude en el mercado bursátil estadounidense. La primera se abrió en 2005 y se cerró en 2010. Recientemente, ha sido condenado en Belgrado por tráfico de cocaína desde Sudamérica para el capo Darko Saric.

Tráfico de seres humanos y sobornos

En el caso del alemán Eduard Seidel, el banco no tuvo en cuenta que fue condenado por sobornos en 2008. Seidel era empleado de Siemens y fue el director de la multinacional en Nigeria, cargo desde el que sobornó a los políticos para lograr licitaciones. Sin embargo, mantuvo sus cuentas en Credit Suisse hasta finales de la última década. Cuando salió de Siemens tenía una cuenta con 54 millones de francos suizos, un dinero del que Siemens asegura no tener noticias.

Tampoco se cerró la cuenta del informático sueco Stefan Sederholm, condenado a cadena perpetua por tráfico de seres humanos en Filipinas en 2011. La cuenta siguió abierta al menos dos años y medio después.

Para Venezuela, el centro es la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), con casi dos docenas de empresarios, autoridades y políticos implicados en casos de corrupción. Entre estos nombres están los de los estadounidenses Roberto Rincón Fernández y Abraham Shiera Bastidas, quienes sobornaron a funcionarios en 2009 a cambio de contratos de PDVSA. Tanto ellos como los funcionarios sobornados tenían cuentas en Credit Suisse con importantes sumas de dinero.

Otro dictador que aparece en el listado es el nigeriano Sani Abacha, que se cree que robó 5.000 millones de dólares en solo seis años. Credit Suisse tiene a los hijos de Abacha como clientes y tienen en sus cuentas 214 millones de dólares. La lista también incluye a altos cargos de Pakistán, Jordania, Yemen e Irak.

Datos "inexactos" para Credit Suisse

Por su parte, Credit Suisse se ha defendido de estas acusaciones y ha asegurado que los hechos expuestos son "inexactos y sacados de contexto". En este sentido, ha sostenido que el 90% de las cuentas que revisó frente a estas denuncias estaban ya cerradas o en proceso de serlo cuando fue informado de estas indagaciones.

El banco ha alegado que las leyes bancarias le impiden comentar las acusaciones individuales, pero ha rechazado "contundentemente" estas denuncias sobre sus prácticas porque estas informaciones se basan en "datos seleccionados sacados de contexto y, por tanto, generan interpretaciones tendenciosas de la conducta empresarial del banco".

Además, Credit Suisse ha añadido que se trata de casos pasados, en ocasiones relativos a una época en la que las "leyes, prácticas y expectativas para con las instituciones financieras eran muy diferentes de las actuales". Algunas cuentas fueron abiertas en la década de 1940, aunque más de dos tercios fueron abiertas después del año 2000. El banco supuestamente desoyó alertas de sus propios empleados sobre "actividades sospechosas" en las finanzas de sus clientes.