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Exagerado, no pienses en la estanflación!

El economista Jordi Sevilla habla sobre la inflación, el crecimiento económico y el futuro del país post pandemia

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Imagen de archivo / Pixabay

Jordi Sevilla

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Avanza el año y se generalizan, en el mundo y en España, las revisiones a la baja del crecimiento económico acompañadas de alzas constantes en la tasa de inflación prevista. Las incertidumbres crecientes asociadas a posibles nuevas oleadas del covid, más una recuperación muy desigual según zonas del mundo, junto con la tensa situación vivida en Europa con Ucrania en el centro de un nuevo tablero bélico, cubren de pesimismo la intensidad del crecimiento económico post pandémico.

Para España, el Fondo Monetario acaba de recortar su previsión para este año hasta dejarla en el 5,8%, por encima del 3,9% que anticipa para la zona euro, pero muy alejada del anterior 6,4% y, sobre todo, del 7% que figura en el cuadro pre ómicron del Gobierno y en línea con el 5,6% del consenso de economistas que elabora FUNCAS.

Por su parte, lo que empezó siendo analizado como subidas puntuales de algunos precios como consecuencia de estrangulamientos selectivos de oferta (y del coste de los fletes), se va consolidando como algo muy cercano a la bien conocida inflación. En términos interanuales, enero ha cerrado con una subida en España del 6,1%, esperándose que alcancemos incluso el 7% este mes de febrero y la discusión surge respecto a cuándo empezará a bajar y, sobre todo, cuánto. En todo caso, si acabamos el año con una inflación media cercana al 4%, será muy difícil evitar las dos peores consecuencias que se derivarán de este hecho: la espiral precios-salarios y un endurecimiento de la política monetaria más rápido y más acusado de lo inicialmente previsto. El Banco de Inglaterra ya ha subido tipos, la Reserva Federal ha dicho que lo hará este año y, hasta el BCE no ha descartado acabar 2022 con un gesto alcista. Si este panorama restrictivo se consolida, el retraimiento de la recuperación será, todavía, más intenso este y el próximo año.

Aunque resulta muy exagerado hablar de una situación cercana a la estanflación, el escenario central para los próximos trimestres será de una ralentización del crecimiento y un aumento de los precios. En España y en todo el mundo. Un escenario que nadie había previsto hace seis meses.

La economía española conserva potenciales de crecimiento económico que podrían empujarla al alza, más allá de las previsiones y siempre que no volvamos a vivir nuevas olas de pandemia que aboquen a más restricciones. El consumo de las familias, principal epígrafe del crecimiento, está lejos de haber alcanzado su techo. Por una parte, se mantienen unas tasas de ahorro históricamente muy elevadas que responden a un contexto de incertidumbres que puede aflojar. Por otra, junto a la fuerte creación de empleo, la reforma laboral pactada por empresarios y sindicatos, posteriormente aprobada por el Congreso, contiene medidas que reforzarán la capacidad negociadora de los trabajadores, lo que anticipa mayores subidas de salarios que, como se sabe, se trasladan a consumo casi en su totalidad.

La segunda reserva potencial de crecimiento hay que situarla en el turismo internacional muy lejos, todavía, de haber recuperado su techo en cuanto a número de visitantes e ingresos dejados. Aún si pensamos que el modelo turístico debería aprovechar la coyuntura de la pandemia para variar los ejes de su oferta, no es descabellado pensar que este año, si no repunta la pandemia, el balance del turismo será mejor que el año pasado y todavía lejos de lo que fueron los años previos a la pandemia. De confirmarse este extremo, se reforzaría la posición exterior de la economía española con lo que mantendríamos el actual superávit.

Los fondos ‘Next Generation’ deberían ser el tercer vector potencialmente impulsor de un crecimiento mayor del previsto en este momento. La acumulación de la ejecución de los 10.000 millones de euros adjudicados a finales de 2021, junto con los 18.000 millones que se prevé gastar este año, deberían movilizar la tasa de inversión por encima de lo estimado en las previsiones actuales. En resumen, hay elementos racionales para pensar que las cosas pueden ir mejor de lo previsto.

El Fondo Monetario Internacional ha hecho público esta semana las conclusiones realizadas dentro de la misión del articulo IV a España. Y son muy positivas, por lo que deberían ser de lectura obligatoria para cenizos y catastrofistas. En especial, reconoce que la economía española está recuperándose a buen ritmo de la recesión causada por la pandemia del covid, que las medidas de apoyo público sin precedentes adoptadas fueron cruciales para contener el impacto económico de la pandemia sobre el sector privado, aunque, inevitablemente, han hecho mella en las finanzas públicas. Que la política presupuestaria debe seguir apoyando la recuperación hasta que se afiance y debe focalizarse en los más vulnerables. Que las reformas ya aprobadas dentro del plan de recuperación asociado a los fondos europeos, ayudarán a estimular la productividad y que la reforma laboral va en la buena dirección como también la nueva regulación del trabajo en plataformas digitales.

Algo más crítico se muestra con la reforma de pensiones, que considera insuficiente y reclama nuevas medidas adicionales sobre ingresos y gastos, para asegurar la sostenibilidad del sistema. 

LLYC, una de las consultoras que más activamente está trabajando en los proyectos ‘Next Generation’, ha publicado esta semana una interesante nota técnica sobre los mismos, con un Balance de 2021 y Perspectivas de 2022. Varias cosas merecen destacarse. Algunas muy obvias, que solo adquieren su sentido pleno por el clima de polarización partidista en el que ha caído también este asunto: por ejemplo, que los 10.000 millones de euros ya autorizados por Bruselas, solo se transfirieron tras comprobar que habíamos cumplidos los 51 hitos comprometidos para 2021. O que ya se han celebrado, con cargo a estos fondos, 684 convocatorias competitivas y licitaciones. O que los fondos se han asignado en base a criterios aprobados en las 59 Conferencias sectoriales celebradas con todas las CCAA. Para 2022 está previsto recibir dos tramos más de fondos por importes de 12.000 y 6.000 millones, que deberán llegar cuando se compruebe la realización de los 69 hitos y reformas pactados con Bruselas para este año.

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Dos reflexiones finales sobre este asunto: es probable que acabe siendo tanto o más relevante para nuestro desempeño económico como país las más de 400 reformas comprometidas, que los 70.000 millones de subvenciones, más los créditos que entrarán pronto en juego también. Segunda, estos fondos europeos están destinados a financiar la transformación de la economía y de la sociedad mediante proyectos verdes y digitales. Financian proyectos y en absoluto están pensados para financiar regiones. Por eso, entablar un debate político sobre el reparto territorial de algo cuyo objetivo no es territorial, son ganas de crear ruido y de confundir a la gente.

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