Mercado de trabajo

¿Quién gana y quién pierde con la nueva reforma laboral?

El contenido es fruto del consenso entre patronos y centrales, lo que ha dejado una norma que persigue el equilibrio, aunque beneficia más a trabajadores que a empresas

Dos camareras de piso en un hotel de Barcelona

Dos camareras de piso en un hotel de Barcelona / Ferran Nadeu

Gabriel Ubieto

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El Congreso de los Diputados votará este jueves si convalida o no el real decreto que estructura la reforma laboral pactada entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos. El paquete de normas ya publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y en vigor incluye una batería de medidas que cambian parte de las reglas del juego del mercado de trabajo. Y algunas de ellas derogan parte de la reforma laboral heredada de la etapa de Mariano Rajoy. El contenido es fruto del consenso entre patronos y centrales, lo que ha dejado una norma que persigue el equilibrio entre las partes. Algunas benefician claramente a los trabajadores y otras están más diseñadas para los intereses empresariales, aunque en el balance final de la reforma los primeros suman más tantos que los segundos. Y es que la principal baza de los patronos para sumarse al acuerdo fue minimizar los daños que hubiera podido causarles una reforma más sesgada y que tocara varios pilares de la norma de Rajoy que esta no toca. Reforma, esta última, que beneficiaba claramente a los empresarios.

Los partidos y sindicatos defensores de la norma argumentan que de las medidas aprobadas no hay ninguna que reste derechos a los trabajadores, mientras que los detractores la tachan de insuficiente y critican que varios de las herencias de Rajoy que perjudican a los empleados y benefician a las empresas -como las indemnizaciones, los salarios de tramitación o la autorización administrativa de los eres- siguen vigentes en el actual ordenamiento. En el presente artículo repasamos el contenido de lo aprobado y a quién beneficia más el mismo.

Temporalidad: veto al contrato de obra y servicio

El núcleo central de la reforma del Gobierno de coalición está pensado para limitar la temporalidad en España, la más alta de Europa. Aquí quien más tiene a ganar son los trabajadores, sobre todo los jóvenes y las personas sin estudios universitarios o de FP. Y quien más tiene a perder son las empresas con un uso intensivo de la temporalidad, especialmente localizadas en la agricultura, la industria manufacturera, la construcción y la restauración.

La novedad más sustancial de la reforma es la eliminación del contrato por obra y servicio, que durante el 2021 representó uno de cada tres contratos firmados. Y dicha eliminación beneficiará principalmente a aquellos trabajadores con estudios básicos. Pues el 85% de las personas que firmaron un contrato de obra y servicio el año pasado no tenían una titulación de FP o universitaria.

El sector más afectados por la eliminación de este contrato es la agricultura, hasta el punto de que uno de cada cuatro contratos de obra y servicio los firmaban peones agrarios. Otros gremios que tendrán que redirigir su contratación -habrá que ver si hacia la indefinida- serán la industria manufacturera, la restauración, la construcción, los servicios jurídicos y los profesionales de la cultura y espectáculos.

Por edades, los jóvenes son las capas que más temporalidad concentran, que más contratos por obra firman y cuyos contratos son de menor duración. Las principales vías de ataque de la reforma a la temporalidad. 

Ertes: los empresarios se ahorran indemnizaciones

La reforma laboral consolida parte del modelo de ertes que el Gobierno ha habilitado de manera extraordinaria durante esta pandemia. Aquí si bien ganan tanto trabajadores como empresas, las ayudas públicas habilitadas para este mecanismo han sido uno de los incentivos que han acabado atrayendo a la patronal al sí. Pues incentivando el Gobierno un mecanismo alternativo al despido, las empresas se ahorran un gasto sustancial en indemnizaciones.

Tanto en los nuevos ertes del Mecanismo RED, como en los ya existentes (por causas económicas, organizativas o de producción) o en los de fuerza mayor, la empresa podrá acceder a diferentes niveles de bonificaciones en las cuotas a la Seguridad Social de los trabajadores. Para ello tendrá que cumplir una condición: mantenimiento del empleo durante los seis meses después de finalizar el erte. Además, en los ertes clásicos y en los sectoriales del Mecanismo RED, los empresarios solo se podrán beneficiar de una bonificación del 20% en las cuotas sociales si imparten formación a los trabajadores.

Negociación colectiva: los sindicatos recuperan posiciones

La reforma diseñada por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, deroga solo parte de la norma del PP y su valor normativo se centra en introducir de nuevos. No obstante, hay dos elementos de la herencia de Rajoy que sí que toca directamente y que afectan a la negociación colectiva. El primero de ellos es la ultraactividad y aquí la reforma beneficia directamente a los sindicatos y quienes pierden son los empresarios. 

Desde la entrada en vigor de la reforma los convenios que caduquen no decaerán. Habitualmente un convenio se negocia para una vigencia de tres años y una vez este vence las partes deben negociar uno nuevo. Si no hay acuerdo, antes de la reforma el convenio decaía y la empresa podía retirar gran parte de las condiciones hasta entonces vigentes. Ahora esto cambia y mientras no se negocia un convenio nuevo el salario y los demás componentes del anterior convenio siguen vigente hasta el nuevo acuerdo. 

Otro punto que se deroga de la reforma del PP y en el que ganan posiciones los sindicatos en detrimento de los patronos es en la prevalencia del convenio sectorial sobre el de empresa. Antes de la anterior reforma, una empresa podía crear un convenio con peores condiciones que el sectorial, lo que les servía para competir a la baja. Aquí las empresas que valoran unas relaciones laborales de calidad también han salido ganando, porque se libran de competidores 'low cost'. Ahora un convenio de empresa solo se puede firmar si es para mejorar el del sector.

Subcontratación: límite a competir con salarios a la baja

La reforma laboral pactada pretende hacer de la subcontratación una vía para que las empresas se especialicen, no para que se ahorren salarios. Aquí han ganado los trabajadores, especialmente perfiles como las camareras de piso, los vigilantes de seguridad o los transportistas, entre otros. Y han perdido las empresas afines a ahorrarse costes a costa de los salarios de los subcontratados.

La nueva norma especifica que "el convenio colectivo de aplicación para las empresas contratistas y subcontratistas será el del sector de la actividad desarrollada en la contrata o subcontrata". Es decir, que si la Seat contrata a una empresa para que le haga la limpieza, esos trabajadores cobrarán según el convenio de limpieza. Los sindicatos hubieran querido ganar más derechos y -siguiendo el ejemplo- que el convenio de aplicación para un subcontratado por Seat fuera el de Seat.

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