Seguridad Social

El Gobierno quiere acercar la cotización social de los autónomos a Europa

Alemania, Italia, Portugal, Reino Unido y Francia tienen sistemas donde las cotizaciones, a su manera, se adaptan a los ingresos

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Gabriel Ubieto

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El Gobierno ultima con los agentes sociales la negociación para transitar hacia un modelo en el que los trabajadores autónomos coticen en función de sus rendimientos netos. La medida, un compromiso firmado por las propias organizaciones de trabajadores por cuenta propia desde la anterior legislatura, ha despertado polémica entre parte del colectivo, sobre todo entre aquellos reticentes a pagar más cada mes. 

El actual modelo español es una ‘rara avis’ en Europa, pues entre las grandes economías como Alemania, Italia, Portugal, Reino Unido o Francia está extendido adaptar las cuotas a los ingresos. La propuesta defendida por el ministro de Inclusión, José Luís Escrivá, pretende incrementar las cuotas mensuales a proporciones similares (en algún caso superior) a la de Estados equiparables de la UE. No obstante, ese incremento de cuotas habilita en la mayoría de casos mejores protecciones sociales de las que gozan los trabajadores por cuenta propia en el Viejo Continente. Pero, ¿Cómo funcionan realmente los sistemas de cotizaciones de autónomos en Europa?   

Alemania: un mixto entre cuotas e ingresos

En Alemania el 9% de la población trabajadora (unos 3,85 millones de personas) está dada de alta como autónomos, según los últimos datos del Instituto de Investigación del Trabajo y el Mercado Laboral. El sistema de cotizaciones de la locomotora germana para los autónomos va, a diferencia del español, por capas. Por un lado, obliga a todos los trabajadores del país (ya sean asalariados o por cuenta propia) a costearse un seguro médico. La diferencia entre los primeros y los segundos es que a los asalariados el seguro se lo paga la empresa y los segundos deben costeárselo ellos. 

Luego está la cotización para una futura pensión, que según el tipo de actividad es obligatoria o voluntaria. Para perfiles como profesores, artistas, autores, periodistas, oficios técnicos o pescadores o demás profesiones liberales este pago es obligatorio. Y a ello se suma la cuota mensual, que puede ser de diferentes tipos. O bien una cantidad fija, como es el caso actual de España, o bien una cuota modulada a los ingresos, que es hacia donde quiere transitar el Gobierno.

La primera se conoce como “Regelbeitrag”, es independiente de los ingresos y en 2022 asciende a 611,94 euros mensuales o 579,39 euros en los Estados de la antigua RDA. El Estado germano contempla una especie de tarifa plana como la que rige en España para nuevos autónomos y les permite cotizar durante los tres primeros años de actividad la mitad del “Regelbeitrag”. 

Y el sistema según ingresos se calcula en función de la declaración de renta y prevé una aportación mínima de 83,70 euros y una máxima de 1311,30 euros mensuales. Para ingresos anuales de 30.000 euros, por ejemplo, la aportación ascendería a unos 490 euros al mes. Una cifra superior a la que pretende Escrivá para el 2023, pero superior cuando el sistema esté plenamente desplegado en el 2031.

El sistema también cuenta con la Künstler Sozialkasse (KSK), una caja especial para artistas, autores y periodistas. Para acceder los trabajadores deben probar que ejercen su profesión de manera independiente y permanente. La aportación es dependiente de los ingresos y se calcula en forma análoga a la del resto de autónomos. Con una ventaja: al igual que en el trabajo en relación de dependencia aquí la cotización del 18,6% se divide en partes iguales entre el trabajador y la KSK, que actúa como empleador. Informa ANDREA GOLDSZMIDT

Portugal: cotización en función de los ingresos

El modelo de cotización de los autónomos en Portugal es muy similar hacia el que quiere transitar el ministro Escrivá. Para saber lo que cada trabajador tiene que pagar, se calcula el 70% de la media de ingresos de cada trimestre y a este resultado se le aplica un 21,4% de impuestos. Según este cálculo, un trabajador con unos ingresos totales de 6.000 euros en un trimestre (24.000 euros al año), pagaría 299,60 euros mensuales a la Seguridad Social en el trimestre siguiente, en concepto de lo que sería el equivalente a la cuota de autónomos en España. 

Esta cantidad puede ir desde un mínimo de 20 euros mensuales para las personas sin ingresos hasta un máximo de 1.138,14 euros para los que más facturan. Las personas que estén en su primer año de actividad están exentas de pagar, así como los beneficiarios de pensiones de invalidez o vejez siempre que su actividad profesional sea legalmente compatible con la pensión correspondiente.

A cambio de su contribución a la Seguridad Social, los trabajadores autónomos tienen derecho a una baja por enfermedad a partir del undécimo día y por un máximo de 365 días -a excepción de los que requieran de ingreso hospitalario-, así como a la baja por maternidad y a la pensión por vejez, cuyo importe dependerá de las contribuciones a la Seguridad Social y de los años trabajados. En el caso del subsidio por desempleo, solo los trabajadores que obtengan más del 50% de sus ingresos de un solo pagador podrán optar a entre 150 y 540 días de prestación. Los que no alcancen ese porcentaje no tienen derecho a paro.

En cuanto al IRS -el equivalente al IRPF en España-, la retención se aplica sobre el 75% de los ingresos y va en función del sector profesional. La mayoría de los trabajadores autónomos tienen que aplicar un 25%, pero existen excepciones que permiten retener un 20%, un 16,5% y un 11,5%. Los profesionales con ingresos inferiores a los 12.500 euros anuales no están obligados a aplicar retenciones de IRS en sus facturas ni tampoco a cobrar el IVA. A partir de esa cantidad deberán añadir un tipo general del 23% de IVA en territorio continental y de un 16% y un 22% en Azores y en Madeira, respectivamente. Informa LUCAS FONT

Italia: tarifa plana para los de bajos ingresos

En Italia hay unos 3,9 millones de autónomos, colectivo que ha crecido con la pandemia, en particular en el norte del país, seguido por el centro y sur italiano, de acuerdo con un informe de septiembre del año pasado del Ministerio de Economía italiano. Siempre esta fuente también ha señalado que la mayoría de los nuevos autónomos (el 62%) ha resultado ser hombres, y en muchos casos (el 47%) esta decisión fue hecha por jóvenes de hasta 35 años de edad.

En cuanto a la cotización, el sistema italiano es muy complejo y, con los años, ha cambiado en varias ocasiones. En la actualidad, en líneas generales, el Estado italiano da dos opciones principales a los autónomos: adherirse el régimen de tarifa plana o al régimen ordinario. 

Al primer caso puede sumarse quien no tiene una facturación superior a los 65.000 euros durante un año, es ciudadano italiano o europeo que ha generado el 75% de sus ingresos en Italia. En este caso, el tipo impositivo es del 5% durante los primeros 5 años después de darse de alta como autónomo, y luego del 15%. En el segundo caso, el del régimen ordinario, todo el mundo puede acceder, y se pueden imputar todos los gastos realizados por el trabajador e inherentes a su actividad. En cuanto a la aportación fiscal, existe un escalado desde el 23% al 43%. En cambio, la contribución a la Seguridad Social, que es bastante más alta en ambos casos, es fija o variable dependiendo de la actividad. Informa IRENE SAVIO  

Reino Unido: cuotas bajas y sin IVA para ingresos medios

En el Reino Unido el sistema de cotización para los autónomos se divide en tres perfiles. Por un lado están los que ganan hasta un máximo de 6.475 libras al año (7.774 euros) no tienen que pagar el seguro. Los llamados de 'Class 2', abarcan a todos los que superan las 6.475 libras al año y el pago que deben abonar es 3,05 libras a la semana, (3,64 euros). Los de la 'Clase 4', cuando los beneficios se sitúen entre las 9.501 libras y las 50.000 al año (60.000 euros) han de pagar un 9%. Por encima de ese importe se paga el 2%. A modo de ejemplo, quien gane 5.000 libras al mes (6.000 euros) debe pagar una cuota media de 320 libras al mes (384 euros). Una cuota bastante más baja de la que plantea en España el ministro Escrivá.

Si a llegada la edad de jubilación se continúa trabajando ya no habrá que contribuir a la Seguridad Social a no ser que sea trabajador autónomo y cotice en la 'Clase 4'. En este sentido, los autónomos tienen derecho a utilizar la sanidad pública, una pensión básica del Estado y la nueva pensión estatal ('Basic State Pension' y 'New State Pension'). Las embarazadas disponen de un subsidio por maternidad ('Maternity Allowances'). Además existe una prestación por incapacidad ('Employment and Support Allowance') y prestaciones por muerte y supervivencia ('Bereavement Benefits'). A lo que no tienen derecho es a una prestación por desempleo ('Job Seekers Allowance').

En el Reino Unido solo están obligados a pagar el IVA aquellos que superen unos ingresos de 85.000 libras anuales. A diferencia de España, el año fiscal británico empieza el 6 de abril y termina el 5 de abril del año siguiente. Informa BEGOÑA ARCE

Francia: al mes o al trimestre

Los autónomos franceses, también llamados 'auto-entrepreneurs', pagan unas cotizaciones sociales del 22%. En el caso de los que se dedican a la venta de mercancías, el porcentaje baja al 12,8%. Pueden hacerlo de manera mensual o trimestral y la cantidad destinada a la Seguridad Social se calcula en función de los ingresos. Es decir, un microempresario, que ejerza como artesano o una profesión liberal, con unos ingresos brutos mensuales de 2.000 euros deberá cotizar unos 440 euros cada mes. Esta retribución les da derecho a cobrar una prestación de desempleo, una pensión de jubilación si cotizan el tiempo necesario o a disponer de un tiempo de baja por maternidad (o paternidad).

Todos aquellos que crean su microempresa estando inscritos en el paro pueden beneficiarse de una derogación total o parcial de estas cotizaciones durante dos años. También existen ayudas en Francia para iniciar su actividad con cierto capital acumulado, equivalente a una parte de las prestaciones de desempleo mensuales que recibirían. Además, el gobierno francés anunció esta semana una “ayuda financiera excepcional” para aquellos autónomos que trabajan en el ocio nocturno.

La precarización del mercado laboral en la última década ha comportado un aumento fulgurante del número de autónomos en Francia, de la misma forma que en otros países europeos. La cifra total de microempresarios se ha multiplicado por seis. Han pasado de ser 360.000 en 2010 a casi dos millones en el presente. Todo un reflejo de la 'uberización' de la economía. Informa ENRIC BONET

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