El impacto de los parques de placas previstos

El 'boom' solar aumenta el precio de la tierra pero divide a los agricultores de Castellón

Muchos propietarios se frotan las manos ante la posibilidad de rentabilizar fincas sin valor agrícola

Otros rechazan destinar suelo a megaplantas y denuncian la amenaza que supone la expropiación

La provincia tiene en fase avanzada de tramitación numerosos proyectos de parques solares.

La provincia tiene en fase avanzada de tramitación numerosos proyectos de parques solares.

Iván Checa / Elena Aguilar

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El sufrido sector agrícola de Castellón anda dividido. Y la culpa la tiene la llegada de las energías renovables, principalmente la fotovoltaica. La lluvia de parques solares proyectados en la provincia está disparando el precio de las tierras. Y eso es bueno para unos pero malo para otros. Hay decenas de pequeños propietarios de fincas rústicas, sobre todo en las comarcas del Baix Maestrat y la Plana Alta y Baixa, que se frotan las manos ante la posibilidad de ganar un dinero extra por unas parcelas con muy baja rentabilidad o, en muchos casos, abandonadas mientras que otros se oponen a alquilar o vender sus campos, temerosos de que el boom solar acabe convirtiéndose en otro movimiento especulativo, tal y como sucedió a principios de siglo con los fallidos de campos de golf.

En municipios como Vall d’Alba, Sant Jordi, Onda, Cabanes o Benlloc, las empresas promotoras de los huertos fotovoltaicos están ofreciendo entre 1.000 y 1.500 euros por hectárea y año, aunque fuentes del sector insisten en que depende mucho de si se trata de un terreno de secano o de regadío. Lo más habitual es que el propietario de la tierra y la empresa energética firmen un contrato por un periodo de unos treinta años, que el plazo estimado de duración de una planta fotovoltaica. "Hay muchos propietarios que están recibiendo estos proyectos con los brazos abiertos", explica Carles Peris, secretario general de la Unió de Llauradors. 

Improductivas

Peris se refiere, fundamentalmente, a dueños de fincas de secano, con muy poco valor agrícola. "Muchos de los propietarios de esas parcelas son personas mayores, ya jubiladas, y cuyos hijos se dedican a una actividad que nada tiene que ver con el sector. Así que, si les ofrecen un dinero por el alquiler de unas tierras que no producen nada o poco, lo aceptan encantados", añade.

Pero no todos los dueños de las fincas donde hay previstos huertos y megaplantas solares están conformes. "También los hay que no quieren ni oír hablar de alquilar y vender sus tierras porque viven directamente de ellas y eso es comprensible", señala Peris cuya organización apuesta porque los proyectos fotovoltaicos se instalen en zonas agrícolas sin valor.

Miguel Ángel Rodrigo es uno de esos agricultores que está atrapado en la eclosión de las plantas de energía solar. Ese agricultor y ganadero de les Coves de Vinromà junto a otros 80 propietarios de la zona se oponen al megaproyecto solar Magda, valorado en 66 millones de euros, y que la empresa china Tregmul Trade (en este proceso la representan las firmas Premier y Akuo) pretende levantar en la localidad. "Se trata de un proyecto brutal y el parque solar que prevén será uno de los más grandes de la provincia. Además, hay que sumar las líneas de evacuación, por lo que en total se verían afectados 13 municipios", declara.

El problema es que los paneles solares se levantarán sobre 450 hectáreas de terreno de uso agrícola: "Han cogido las mejores tierras del término de les Coves. Estamos hablando de parcelas de almendros, algarrobos u olivos que están en pleno rendimiento. Por eso la mayoría de propietarios no queremos vender ni alquilar".

Miguel Ángel y otros propietarios de les Coves se oponen tajantemente a vender o alquilar sus fincas, pero sus tierras pueden ser expropiadas. "Como es un proyecto de más de 50 megavatios depende del Ministerio de Transición Ecológica y este puede declarar la instalación de utilidad pública, con lo que podrían expropiarnos las fincas", lamenta este productor. "Yo no me opongo a que me quiten una finca para hacer una carretera o un depósito de agua, pero lo de expropiarnos para que unos empresarios chinos se hagan millonarios me parece el acabose", añade. Su último cartucho es ahora el Ayuntamiento de les Coves, que tiene en sus manos declarar una moratoria.

Juan Salvador Torres, secretario general de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), también constata que la proliferación de parques solares beneficia a unos y perjudica a otros. «Hay de todo, pero nuestra recomendación al propietario es que opte por vender antes que alquilar y mejor si es terreno de secano», concreta.

Sentido común

El CEO de EnerHi, Antoni Llorens, compañía dedicada a las renovables, aporta que «la mayor parte de las propiedades son muy pequeñas, por lo que el arrendamiento supone un ingreso extra que les viene bien a muchos», si bien matiza que existe un perfil de dueño «más arraigado a los terrenos, al ser herencia, que resulta más reticente a cederlos». Más allá, sobre la situación que se está produciendo, declara que «el problema viene cuando la empresa viene de fuera y no se sienta a hablar con los agricultores o incluso tampoco con los ayuntamientos para conocer las particularidades del suelo y buscar la mejor solución». «Al final es cuestión de sentido común y miramiento por dónde ejecutas el proyecto, aunque las plantas, pequeñas y grandes, son necesarias para sustituir a energías más contaminantes», concluye. 

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