Análisis de coyuntura

El BBVA mejora las previsiones y prevé que la economía crezca el 5,5% este año y el 4,9% en el 2023

El consumo privado podría acelerarse hasta el 6,5% en el 2022, favorecido por el avance de la renta disponible de los hogares, una inflación más contenida y el empuje de los fondos europeos

Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico y Jorge Sicilia, director de BBVA Research y economista jefe de BBVA

Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico y Jorge Sicilia, director de BBVA Research y economista jefe de BBVA

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 El servicio de estudios del BBVA proyecta que la economía española mantenga tasas de crecimiento del entorno del 5% también en 2023, alargando el ciclo alcista del país después de que la subida del PIB de este año y el pasado fuera menos expansiva de lo estimado inicialmente. Así se desprende del informe 'Situación España' de BBVA Research, difundido este jueves, que rebaja en una décima su previsión sobre el cierre de 2021, hasta el 5,1%; mantiene intacta su última estimación para 2022, en el 5,5%; y apunta a un crecimiento del 4,9% en 2023. Más allá de las previsiones sobre el crecimiento del PIB y sus componentes, BBVA Research destaca en su informe que el empleo ya ha regresado a las cifras anteriores a la crisis, y se espera que continúe aumentando hasta situarse en el cuarto trimestre de 2022 un 4,4% por encima de la ocupación del último trimestre de 2019.

Sus cálculos para el próximo ejercicio superan sensiblemente los pronósticos del Gobierno y de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas), que coinciden en esperar un incremento del 3,5%, y se sitúan también por encima de las predicciones del Banco de España, que apuntan a una subida del 3,9%. De cumplirse este escenario, el nivel de actividad volvería a los niveles prepandemia a finales del presente año o inicios del próximo.

Los datos disponibles analizados por el informe apuntan a que el menor avance trimestral del PIB en el tercer trimestre de 2021 (2,6% trimestral, por debajo del 4,0% estimado hace tres meses), podría haberse visto compensado por un mayor crecimiento de lo previsto en el último trimestre del año (2,4% frente a 0,6% intertrimestral). El crecimiento del gasto de los hogares se situaría alrededor del 4,5% en 2021, menos de lo previsto hace tres meses, debido al deterioro de la capacidad de compra de las familias y las disrupciones en las cadenas de producción. Pero en 2022, el consumo privado podría acelerarse hasta el entorno del 5,5%-6,5%, favorecido por el avance de la renta disponible de los hogares, una inflación más contenida, la absorción de una parte del ahorro acumulado y el empuje de los fondos europeos NextGeneration. 

"La reducción de la incertidumbre sanitaria y el incremento en la movilidad impulsarán el consumo privado y las exportaciones de servicios turísticos y, por tanto, la recuperación económica en el corto plazo", opina el servicio de estudios de BBVA. Más adelante, conforme avancen los meses, es de prever que la inversión tome fuerza, apoyada por la estabilización de los precios de las materias primas, la resolución de los cuellos de botella en las cadenas de producción, la ejecución de los fondos NextGenerationEU (NGEU) y el mantenimiento de una política monetaria expansiva. El estudio ha sido realizado por Jorge Sicilia, director de BBVA Research y economista jefe de BBVA; Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico; y Miguel Cardoso, economista jefe para España. El mayor riesgo sigue siendo la pandemia, si bien si se confirma que el impacto sobre la economía decrece con cada nueva ola de contagios, el dinamismo podría ser superior al anticipado en el informe publicado hoy. 

El consumo privado siguió con su recuperación, pero a un ritmo inferior al que se esperaba en el 2021. Por un lado, el crecimiento del gasto en servicios fue considerable, impulsado por la mayor movilidad, la mejora del empleo y la reducción de la elevada tasa de ahorro. Así lo muestran los datos de gasto en servicios con tarjetas emitidas por BBVA o en TPV de BBVA durante el cuarto trimestre de 2021: habría sido un 72% superior al registrado en el mismo período de 2019. Sin embargo, la compra de bienes se habría ralentizado por el agotamiento del impulso que supuso para algunos de ellos el confinamiento -como en el caso del sector de la alimentación, el de los bienes duraderos, o el mobiliario-, por la falta de disponibilidad de algunos bienes, afectados por las interrupciones en las cadenas de producción, por la falta de contenedores o el incremento en el precio de los combustibles -como en el caso de la venta de automóviles-. Finalmente, el incremento en el coste de la electricidad habría obligado a las familias a redirigir recursos hacia el pago de la energía, en detrimento de otros servicios y de algunos bienes.

El otro componente de la demanda interna que no cumplió con las expectativas fue la inversión en vivienda. Aunque las ventas y los precios mantienen una evolución muy positiva, no termina de traducirse en un incremento de los visados de obra nueva o rehabilitación. El nuevo informe de BBVA Research asegura que el resto de componentes del PIB habría mostrado una variación en línea con lo esperado, destacando el crecimiento de la inversión no residencial y de las exportaciones. Sobre la primera, aunque comienzan a verse algunas señales del impulso fiscal que está por venir, la ejecución de los fondos NGEU se encuentra muy por debajo de lo esperado, y también podría estar jugando un papel relevante la falta de seguridad sobre las cadenas de suministro de las empresas, el incremento en el coste de transporte o el aumento en el precio de la electricidad y su permanencia en el tiempo. Una vez que la ejecución de los fondos NGEU vaya ganando impulso, el motor de crecimiento de la economía española irá cambiando desde el consumo privado hacia la inversión.

Exportaciones

Por el lado de las exportaciones, se observa una excelente evolución de las ventas de bienes al exterior, que ya sobrepasan los niveles prepandemia, una tendencia que el servicio de estudios de BBVA espera que continúe. En cambio, las exportaciones de servicios continúan con su recuperación, pero desde niveles reducidos, y todavía tienen un largo camino por recorrer para alcanzar las cifras de 2019.

Esta perspectiva, unida al hecho de que una parte atípicamente elevada del crecimiento de la demanda interna no está siendo satisfecha por producción interna, podría llevar a que la contribución de la demanda externa al crecimiento sea negativa durante los próximos años. De hecho, el avance de la inversión (NGEU), particularmente enfocado a fomentar la digitalización y la sostenibilidad medioambiental, puede incrementar de manera significativa la dependencia de las importaciones si las empresas españolas no utilizan la oportunidad que ofrece el NGEU para transformarse y/o crecer.

Por otra parte, el crecimiento vendrá acompañado de niveles de inflación alrededor o superiores al 2%, lo que no se registraba de manera persistente desde antes de la crisis financiera global. Desde el servicio de estudios de BBVA explican que esto se daría en un contexto donde se espera que la cuenta corriente muestre un práctico equilibrio en 2022 -en parte como resultado de la reducción cíclica del déficit público, que se situaría por debajo del 7% del PIB en 2022, gracias al incremento del nivel de recaudación impositiva- y un desequilibrio moderado en 2023.

Efecto del covid

La pandemia del covid continúa su paso por el mundo y ante la aparición de la nueva variante Ómicron la economía ha presentado algunos efectos que se explican por la incertidumbre que provoca no contar aún con información suficiente para determinar qué tan grave es esta nueva cepa del virus.

Según BBVA Research, los escenarios de riesgo más importantes son aquellos en los que la incertidumbre sanitaria se mantiene elevada. Sin embargo, la inflación y la acción de los bancos centrales empiezan a tener un mayor protagonismo. Aunque la resolución de los cuellos de botella en la industria y la recomposición del gasto hacia los servicios prometen eliminar algunos de los factores que han impulsado el crecimiento de los precios, se advierten otros riesgos. Por un lado, la pérdida de poder adquisitivo podría llevar a los trabajadores a demandar alzas salariales. La mayor parte de las empresas han podido continuar contratando hasta ahora sin trasladarlo a sus precios, apoyándose en una mezcla de ayudas públicas, financiación y reducción de márgenes. Sin embargo, de añadirse al incremento de los demás costes el salarial, podrían comenzar a contribuir al aumento en la inflación. Por otro lado, el impulso fiscal de programas como el NGEU en Europa o el de infraestructuras en los EE. UU. prometen incrementar la demanda de bienes necesarios para impulsar la digitalización y la sostenibilidad medioambiental, lo que puede añadir presión sobre sus precios.

Los bancos centrales están al tanto de estos escenarios y en respuesta a una mayor persistencia de la inflación en niveles elevados, han pasado de la cautela y la paciencia a la acción. No obstante, y a diferencia de lo que ya está ocurriendo en EE.UU., los incrementos de tipos de interés en Europa tardarán en llegar y no se producirán en 2022. Más aún, dado el fuerte aumento que se ha observado en la deuda pública y el incremento en el crédito al sector privado con garantía del Estado durante la pandemia, habrá presión para limitar el repunte en el coste de la financiación. Por ello, BBVA considera imprescindible que España se diferencie positivamente, acelerando la ejecución de los fondos NGEU e implementando con éxito reformas que cumplan con las recomendaciones de la Comisión Europea.