La inflación elevará los alquileres de pisos de más de 648 euros en Barcelona en el 2022

El aumento del Índice de Precios de Consumo (IPC) adelantado de diciembre en un 6,7% publicado este jueves por el INE supondrá un alza de los precios de los alquileres en Barcelona del orden de los 648 euros anuales, según cálculos de la inmobiliaria Idealista. En Girona, el aumento será de unos 600 euros anuales; en Lleida, de 450 euros anuales, y en Tarragona, de 550 euros anuales.

Los arrendatarios barceloneses serán los más perjudicados por este incrementos, solo por detrás de los de San Sebastián (Gipuzkoa), cuyo precio aumentará en 720 euros al año. La estimación ha tomado como base el precio mediano al que se alquilaron los pisos de dos habitaciones en diciembre de 2020 en todas las provincias y capitales.

En el conjunto de España, el precio se incrementa en 550 euros al año, y las capitales con menos afectación serán Ciudad Real, con 280 euros más al año, seguida de Ávila, Cuenca, Lugo y Ourense, con un aumento de 300 euros anuales.

La subida de precios de alquileres supone un varapalo para parte importante de la población que deba negociar contratos el próximo año (los contratos de alquiler actuales tienen una duración mínima de cinco años). Según el informe "Experiencia en alquiler en 2021' divulgado este jueves por Fotocasa, siete de cada diez inquilinos (68%) consideran que los precios de la vivienda en el mercado de arrendamiento son muy caros. Otro 21% consideran que es algo caro. Entre unos y otros suman prácticamente nueve de cada diez, por lo que una subida generalizada de precios avivará todavía más ese sentimiento el año próximo.

El informe de Fotocasa indica que los inquilinos creen que los precios de la vivienda en propiedad están muy altos y que seguirán subiendo, pero, pese a todo, hasta un 44% de ellos tiene intención de comprar vivienda en los próximos cinco años. Este porcentaje —registrado antes de los últimos incrementos de precios, — se mantiene constante a lo largo de los años. La pretensión de adquirir vivienda a corto o medio plazo (hasta cinco años) tiene además un componente de ciclo vital muy marcado: son los inquilinos jóvenes adultos los que presentan porcentajes mucho más altos que el resto, que llegan al 52% entre los 25 y los 34 años y al 48% entre los 35 y los 44 años. 

Pero el problema de los precios se plasma de forma evidente en que el grupo más numeroso (el 39%) es el de quienes no tienen intención de comprar en los próximos cinco años, pero no descarta hacerlo más adelante. De hecho, sólo hay un 17% de demandantes de vivienda en arrendamiento que no tiene entre sus planes la adquisición de casa en propiedad.