Conflictividad

Comunitat Valenciana, el descontento va en coche

Las protestas afectan al sector auxiliar del automóvil, vinculado a la planta de Ford en Almussafes

Ford plantea bajar sueldos en Almussafes en plena ronda de inversiones en Europa

Ford plantea bajar sueldos en Almussafes en plena ronda de inversiones en Europa

Mateo López Belarte

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En la Comunitat Valenciana el foco del descontento laboral se concentra en el sector del automóvil. La potente industria auxiliar desarrollada en torno a la factoría de Ford en Almussafes está sufriendo la crisis que atraviesa la marca del óvalo azul, cuya producción se ha desplomado en 2020 por la pandemia y en 2021 por la escasez de semiconductores desde unos niveles ya modestos por la reconversión hacia el vehículo eléctrico.

Pero lo peor no tiene por qué haber pasado: Ford ha anunciado una reestructuración de su negocio en Europa para ahorrar costes en un mercado condenado a empequeñecerse por el nuevo paradigma de movilidad y ya ha planteado rebajas salariales en varias plantas europeas, entre ellas Almussafes, donde trabajan casi 7.000 personas. La dirección lo vende como una forma de “ganar competitividad” para producir los dos o tres modelos cero emisiones que Ford prevé fabricar en suelo europeo y sin los que la factoría valenciana estaría condenada.

Y es que una empresa tractora como la multinacional puede convertirse en ancla cuando sufre como ahora. La crisis, que ha dejado dos ere de casi 1.000 despidos en menos de dos años y que desde enero provocará la desaparición del turno de noche, se ramifica a las empresas proveedoras, que emplean a más de 30.000 personas y suponen casi el 10% del PIB industrial valenciano.

Las menos dependientes de Ford llevan años diversificando hacia otros sectores, pero las plantillas de algunas de las compañías más expuestas ya tienen sobre la mesa programas de austeridad o directamente despidos, lo que ha elevado la tensión en los últimos días. Es el caso de Pilkington, fabricante de lunas; de Plastic Omnium, fabricante de parachoques; y de Yanfeng, fabricante de paneles interiores.

Los cerca de 400 trabajadores de Pilkington acordaron una huelga parcial el 9 de noviembre que el día 22 se tornó total para protestar contra los 116 despidos y el cierre de la planta de laminado que planteó la dirección. Tras jornadas de piquetes y quema de neumáticos, la plantilla avaló este domingo un acuerdo para desconvocar los paros que reduce las salidas a 50 entre prejubilaciones y bajas incentivadas y que asegura la continuidad de la línea de parabrisas hasta final de 2024, esto último supeditado a que la carga de trabajo no caiga más de un 40% durante tres meses seguidos.

Con las protestas de Pilkington desactivadas, la tensión se traslada ahora a Plastic Omnium. Ayer mismo arrancaron las protestas contra la propuesta de la empresa de congelar salarios y fuentes del comité de empresa apuntaban que los trabajadores “están por la labor de pelear” inspirados por el metal de Cádiz y la propia Pilkington. El responsable de UGT (sindicato mayoritario en Ford) del sector automoción, Carlos Esclós, vaticina que estos episodios pueden ser solo el principio. “Vamos a entrar en un periodo conflictivo porque el fin del turno de noche y la bajada de producción de Ford hará que empiecen a existir excedentes en las proveedoras”. Desde Yanfeng, el presidente del comité de empresa, Javier Aragonés, también avisa: “El ambiente está caldeado y si la empresa no rectifica (plantea congelar salarios hasta 2023 pese a tener pactado un aumento del 1 % para este año y del 2 % para los dos siguientes) la plantilla está dispuesta a protestar”, avisa.

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