Competencia

Bruselas gana tiempo para dar el visto bueno a la OPA de Veolia sobre Suez y deja en el aire el futuro de Agbar

La Comisión Europea extiende hasta mediados de diciembre su decisión sobre esta transacción, que podría contemplar una serie de desinversiones en los negocios donde tuvieran una gran cuota de mercado

La comisaria Margrethe Vestager expone en Bruselas los límites de la AI.

La comisaria Margrethe Vestager expone en Bruselas los límites de la AI. / POOL

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 La Comisión Europea (CE) ha prolongado hasta mediados de diciembre su decisión sobre la OPA de Veolia sobre el 70,01% que no controla en Suez, en una operación valorada en 9.000 millones de euros. La integración de ambas compañías supondrá la creación de un gigante francés en la gestión del agua con una facturación conjunta de 37.000 millones. El impacto de esta transacción es relevante por su posible implicación en el negocio del agua en España, ya que Suez ostentaba el control de Agbar (la antigua Aguas de Barcelona) desde el año 2010, cuando ayudó a Criteria a excluirla de bolsa.

Cuatro años más tarde, la entidad controlada por Isidro Fainé vendió el 24,14% que mantenía en Agbar a cambio de una participación en el grupo francés y unos 300 millones en efectivo. Hoy Criteria mantiene el 5,8% en Suez y aprovechará la OPA de Veolia para hacer caja e ingresar una cantidad superior a los 754 millones por su paquete de acciones en el grupo francés. La clave ahora pasa por saber en qué tiene pensado Criteria invertir este capital, ya que una de las opciones que lleva meses sobre la mesa es la compra de una participación minoritaria en Agbar, según han indicado diferentes fuentes financieras a 'El Periódico de España'. En cualquier caso, Veolia se mantendría como accionista de control.

Cabe recordar que Suez trabajaba en la desinversión de Agbar desde finales de 2019, cuando el fondo activista Amber (minoritario de la francesa) conocido en España por ser uno de los accionistas beligerantes en Prisa le recomendó poner a la venta esta compañía para incrementar sus ratios de rentabilidad y su capitalización. El proceso, para el que contrató a Société Générale y a Rothschild, iba a arrancar de forma oficial en verano del pasado año, pero nunca llegó a arrancar por la irrupción de Veolia en el accionariado de Suez, que se orquestó en dos fases.

La primera comenzó el pasado verano, cuando la francesa lanzó una oferta para comprar el 29,9% que ostentaba Engie en Suez. Esta primera fase se cerró el pasado otoño con el desembolso de 3.400 millones por esta participación. Posteriormente, la tensión entre ambas compañías creció cuando Veolia lanzó una OPA hostil por el 100% de Suez en febrero de este año, saltándose el compromiso de pedir una autorización previa al consejo de la francesa. Finalmente, la operación se resolvió el pasado mayo tras una subida del precio ofertado, valorando a Suez en 13.000 millones.

De esta forma, la transacción quedaba sujeta a la aprobación por parte de las autoridades de competencia correspondientes, que estaba prevista para el 30 de noviembre. Sin embargo, la ampliación del plazo abre las puertas también a que ambas compañías estudien diversas opciones para salir de aquellos países donde puedan tener conflictos de competencia tras la fusión por ocupar una posición dominante en el mercado. Veolia está especializada en el negocio del agua, de los residuos y de la energía estando presente en unos 48 países. Suez, por su parte, presta servicios de tratamiento de agua y de residuos en los cinco continentes. Las mismas fuentes indican que en España no habría ningún problema de competencia con el negocio de agua, por lo que una posible desinversión (parcial o total) de Agbar sería una decisión que recaería completamente en Veolia.

En este sentido, las mismas fuentes indican que “tiene más sentido utilizar la plataforma de Agbar para crecer en España, por lo que una alianza local con Criteria sería beneficioso también para el grupo francés, pues cuentan con un amplio conocimiento de este negocio”. Cuando se anunció a bombo y platillo la venta de Agbar a finales de 2019, parecía que se hacía realidad una de las transacciones más esperadas en el sector, especialmente por los inversores especializados en el negocio de las infraestructuras. En aquel momento, se valoró a la compañía en unos 3.000 millones de euros, pero las mismas fuentes no descartan que ahora el precio fuera mucho mayor dado el gran apetito inversor y la enorme liquidez que existe en el país. 

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