BBVA y El Periódico

Los fondos europeos supondrán un espaldarazo para la transición energética de las empresas

Buena parte de los recursos de Next Generation EU irán directamente destinados a mejorar la sostenibilidad de las compañías

"Los negocios sostenibles captan más clientes, reciben más ayudas de las Administraciones y, por tanto, son más longevos”, afirma Joan Piera, del BBVA

Guillem Tapia

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Pocas veces como en los últimos meses se ha podido ver de forma tan clara que apostar por la sostenibilidad es rentable. El encarecimiento imparable de la electricidad, rompiendo techos históricos de precio de manera continuada, ha puesto de manifiesto que la eficiencia energética es, además de un pilar para combatir la crisis climática, una manera efectiva de reducir costes para familias y empresas. Para las primeras, uno de los perjuicios más evidentes de la subida de la luz está siendo el incremento del coste de la vida, que se reflejó en un IPC disparado el mes de septiembre, hasta el 4%, la tasa más alta en 13 años. En el caso de los negocios, la factura energética hace mella en sus cuentas de resultados, sobre todo en aquellos que hacen un uso más intensivo de la electricidad, y en los casos más extremos ha forzado a algunas organizaciones a plantear paros en la producción

En este contexto quedan ya pocas dudas acerca de que tomar medidas para ahorrar energía es una opción financiera más que interesante. “Se trata de una prueba de que rentabilidad y sostenibilidad no son excluyentes, más bien al contrario”, proclamó Silvia Tomás, periodista de PRENSA IBÉRICA, como punto de partida del encuentro Fondos europeos: eficiencia energética y recuperación empresarial, organizado por el BBVA y EL PERIÓDICO. En el evento tomaron la palabra especialistas en la materia que hicieron hincapié en dos ideas fuerza: la sostenibilidad no es una moda; y la necesidad de aprovechar los fondos europeos para transformar a las empresas.

Partiendo de estas premisas, los expertos conminaron a las compañías que todavía no lo hayan hecho a tomar medidas para ser más eficientes. “Todos los caminos para que una compañía sea competitiva pasan por que también sea sostenible”, sostuvo Joan Josep Escobar, del Institut Català de l’Energia de la Generalitat de Catalunya. Para reforzar su tesis, Escobar puso un ejemplo: las empresas que se han dotado de una fuente de energía renovable a través del autoconsumo ahora están sufriendo mucho menos el encarecimiento de la electricidad. “Y esto se mantendrá en el tiempo más allá de la situación coyuntural que vivimos. Sin sostenibilidad no hay competitividad”, repitió Escobar. 

“Antes tan solo se evaluaba un negocio por su sostenibilidad económica, pero ahora también se mide la sostenibilidad en su dimensión medioambiental, social y de gobernanza”, indicó Joan Piera, director regional de banca de empresas y corporaciones del BBVA. Desde el punto de vista de las entidades financieras esto tiene toda la lógica ya que, como explicó Piera, las compañías sostenibles “captan más clientes, reciben más ayudas de las Administraciones y, por tanto, son más longevas”. Esto, a su vez, repercute en un mejor rating y  en un acceso al crédito en mejores condiciones. 

Mejorar la eficiencia energética


Por su parte, Fernando Mazón Satrústegui, director general de Grupo Martín Hidalgo, defendió que “la eficiencia energética es sinónimo de oportunidades”. En este sentido, el directivo apuntó que, aunque naturalmente no todas las empresas tienen capacidad para dotarse de una infraestructura para producir su propia energía, se pueden encontrar márgenes de mejora en otros aspectos. “Muchos edificios tienen grandes opciones de progresar porque son antiguos, tienen problemas de diseño y, por tanto, pueden convertirse en mucho más eficientes”, señaló Mazón. 

El director general de Grupo Martín Hidalgo -compañía especialista en ingeniería de proyectos e instalaciones y gestión técnica de la energía- identificó los sectores que más pueden beneficiarse de mejoras en la eficiencia energética, que no son otros que los que precisan de mucha electricidad para llevar a cabo su actividad. “Hospitales, recintos deportivos, hoteles o la industria pueden experimentar un gran ahorro en costes implementando soluciones sostenibles”.

Aprovechar la coyuntura


Un aspecto en el que coincidieron todos los ponentes es que hay una ventana de oportunidad abierta para avanzar hacia una mayor sostenibilidad empresarial. “Los fondos europeos Next Generation EU serán una ayuda muy importante para que las compañías puedan acometer su transformación energética, pero no hay que olvidar que son temporales, por lo que las compañías harían bien de moverse con rapidez”, recomendó Felip Barceló, director general ATEINSA, una consultora experta en tramitar ayudas para empresas. 

En este sentido, el ejecutivo recordó que ya existen ayudas como las que proporciona el Fondo Nacional de Eficiencia Energética, adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica, que cubren “a fondo perdido" entre el 20% y el 30% de la inversión en proyectos vinculados a la sostenibilidad energética de las empresas. “Se trata de programas de concurrencia simple en los que, si la compañía cumple los requisitos y hay recursos disponibles, la subvención se concede automáticamente”, destacó Barceló, quien también puntualizó que el 99% de las empresas a las que asesoran obtienen los recursos. 

Retos de la transición


Más allá de predicar las bondades de la transición ecológica, los panelistas también hicieron repaso de algunas de las principales dificultades que se pueden encontrar los negocios durante este proceso. Fernando Mazón, del grupo Martinez Hidalgo, fue el encargado de citar algunas de las objeciones más habituales que le repiten las organizaciones con las que trabaja. En primer lugar, destacó que muchas empresas no están por la labor de afrontar inversiones en materia de sostenibilidad a la salida de una pandemia, ya que priorizan otros proyectos. Otras, desconfían de que sus acciones cumplan con los objetivos previstos y, por último, también existe cierta percepción de inaccesibilidad en torno a las ayudas públicas. 

Personal del laboratorio del Instituto Químico de Sarrià (IQS) trabaja en una fase preclínica para el desarrollo de una vacuna contra el covid-19.

Personal del laboratorio del Instituto Químico de Sarrià (IQS) trabaja en una fase preclínica para el desarrollo de una vacuna contra el covid-19. / JORDI COTRINA

“Hay muchas actuaciones que mejoran la eficiencia energética y no requieren de inversión de capital, así que a las empresas con menos recursos les aconsejo que empiecen por ahí”, señaló Mazón. Por otra parte, también destacó que se pueden contratar seguros que garanticen el logro los objetivos marcados y, en cuanto a la dificultad de conseguir subvenciones, recomendó que las compañías interesadas se dejen guiar por aquellas empresas expertas en el sector y especializadas en la captación de este tipo de ayudas. 

Joan Josep Escobar, del Institut Català d’Energia, también sugirió a las empresas que se dejen asesorar y las urgió a que incorporen a un asesor energético “bien en plantilla o externo” para que apoye a la organización en todos los aspectos técnicos. Por su parte, Joan Piera, de BBVA, dibujó una hoja de ruta para aquellos negocios que quieran empezar ser más sostenibles: identificar cuál es su punto de partida; analizar el impacto que tiene la sostenibilidad en su actividad; desarrollar un plan de acción para alcanzar metas realistas; y establecer controles sistemáticos para asegurar el cumplimiento de las mismas. “La sostenibilidad no es ninguna moda. Es un valor a largo plazo que está estrechamente vinculado con la rentabilidad”, aseguró Piera.

El impacto de la nueva ley de cambio climático

“En los próximos 8 años las empresas deberán reducir muy significativamente sus emisiones para poder cumplir con la nueva legislación”, advirtió Felip Barceló, Director general ATEINSA. La regulación a la que hace referencia Barceló es la ley de cambio climático y transición energética, que fue aprobada el 13 de mayo de este año.

La normativa fija una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero del 23% hasta 2030 respecto a los registros de 1990, a la vez que se marca como objetivo alcanzar la neutralidad climática en España como máximo en 2050. El texto es ambicioso, y también se señala como meta lograr una penetración de las renovables en el consumo de energía final del 42% y del 74% en cuanto a la generación de energía. Al mismo tiempo, la norma prevé revisar estos objetivos al alza en 2023.

Otros aspectos muy relevantes de la regulación, y que impactarán directamente en la vida cotidiana de muchos ciudadanos, es la supresión de la venta de vehículos de combustión, prevista para 2040. Antes, en 2023, la ley también establece que los municipios de más de 50.000 habitantes o de más de 20.000 cuando tengan problemas de calidad del aire, deberán contar con áreas de bajas emisiones.