Amenaza a la recuperación

La escalada de precios de la energía tensiona a la industria catalana

La factura eléctrica de las compañías industriales subía en mayo a un ritmo del 20,3% interanual, según los últimos datos del Idescat

El encarecimiento de las fuentes y la escasez de algunas materias primas frenan la producción, que encadena tres meses de retrocesos

La industria encabeza la destrucción de empleo en la provincia en el mes de agosto

La industria encabeza la destrucción de empleo en la provincia en el mes de agosto

Gabriel Ubieto

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La escalada de precios energéticos no solo está disparando las facturas que llegan a final de mes a los hogares, sino que sectores tractores de la economía, como la industria, también están sufriendo en sus balances este encarecimiento. Los industriales catalanes están viviendo desde hace meses un aumento de sus costes energéticos, algo que, sumado a la escasez de determinadas materias primas, está lastrando sus producciones y les obliga repercutir dicha escalada en sus precios. Lo que amenaza con seguir alimentando la inflación que sufre toda la economía. Este no es un fenómeno circunscrito exclusivamente a la geografía catalana y en toda España el sector secundario sufre del mismo peso muerto, lo que ya se nota en los datos macroeconómicos: la industria española acumula tres meses de retrocesos; en paralelo al avance de otros sectores.

No todas las actividades sufren por igual esta escalada de precios y aquellas que son especialmente intensivas en energía sufren especialmente la actual coyuntura. Es el caso de compañías industriales como la metalúrgica La Farga, especializada en productos semitransformados de cobre y con una facturación anual que supera los 1.000 millones de euros. El ferroviario es su principal mercado y para su actividad emplean hornos de gas, que son especialmente intensos en gasto energético, según explica su presidente, Oriol Guixà. El reciente conflicto internacional entre Rusia, Estados Unidos y Alemania por el gaseoducto del Mar Báltico; entre otros, ha provocado que la factura energética de La Farga se haya multiplicado por siete en el último año. A lo que cabe sumar el encarecimiento de la factura eléctrica. 

Una tormenta perfecta que está tensionando sus balances. "No tenemos márgenes para absorber esa subida y nos vemos obligados a repercutírselo en el precio a los clientes. Eso si no tenemos el precio cerrado ya por contrato", explica Guixà. "Existe un riesgo clarísimo de que la inflación siga subiendo a corto plazo", añade el industrial. Pese a que todavía no la tiene cuantificada al detalle, la directora general de Coatresa, Ariadna Marin, también ve como mes tras mes le sube la factura energética. Su compañía, con la fábrica principal ubicada en Santa Perpètua de Mogoda, produce recubrimientos de floropolímeros para uso industrial. Material que en los hogares se conoce como el teflón de ollas y paellas. Según los últimos datos publicados por Idescat, referentes a mayo de este año, la factura eléctrica en la industria catalana subía, de media, el 20,3% interanual. “Estamos preocupados y echo en falta una mayor implicación de la Administración”, afirma. 

Una demanda que viene de lejos

La industria catalana y española viene reivindicando desde hace tiempo que los precios que paga por la energía le restan competitividad respecto a Europa. Según datos del barómetro de Asociación de Empresas con Gran Consumo Energético (AEGE), las compañías españolas pagan actualmente el megavatio/hora a una media de 113,8 euros; frente a los 107,8 euros de Francia o los 98,4 euros de Alemania. Algo no coyuntural, pues desde el 2013 hasta ahora España siempre ha pagado más que Alemania o Francia; con mayor o menor diferencia.

“Tras la crisis del 2008 vimos como proveedores nuestros relocalizaban fábricas a Alemania, pese a los mayores costes laborales, porque allí les compensaban parte del coste de la energía”, recuerda la directora general de Coatresa. “No es verdad que la mejor política industrial es la que no existe”, añade; parafraseando esa máxima del ministro socialista Carlos Solchaga. 

Frenazo productivo

El encarecimiento de los costes energéticos está teniendo un efecto directo en la producción del sector. Los últimos datos del Índice de Producción Industrial del INE revelan que la actividad del sector encadena en agosto tres meses seguidos con leves retrocesos. Parte de ello por la energía y parte de ello por la escasez de determinadas materias primas. 

El claro ejemplo de ello está en el sector de la automoción, que atraviesa una tormenta perfecta debido a la falta de chips semiconductores. La automoción vive en una pescadilla que se muerde la cola, porque para por falta de materias y a su vez paga más electricidad, porque tiene que arrancar y parar la maquinaria con mayor frecuencia. “Estamos peor que en los peores momentos de restricciones”, afirma la directora de unidad de negocio de Ficosa, Mercè Pujol.

Las fuentes consultadas para este reportaje descartan que el encarecimiento de los precios energéticos y las dificultades de suministros puedan provocar a corto plazo problemas de desabastecimiento en los mercados, aunque sí reclaman mayores medidas a la Administración para evitar que la falta de actividad lastre la recuperación de la crisis originada por el coronavirus. 

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