OCDE

Acuerdo de 136 países para un impuesto del 15% a las multinacionales

El pacto supone un nuevo paso adelante para crear un gravamen de carácter global

Irlanda, Estonia y Hungría se suman a la reforma, mientras que Pakistán se desvincula

El secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, y el secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, el pasado 6 de octubre.

El secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, y el secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, el pasado 6 de octubre. / IAN LANGSDON / POOL

Enric Bonet

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Nuevo paso adelante a favor de la creación de un impuesto mundial para las multinacionales. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) anunció este viernes que alcanzó un acuerdo con 136 países para establecer un gravamen mundial del 15% para las grandes empresas.

Tras una semana de negociaciones en su sede en París, la OCDE se felicitó por el compromiso alcanzado con un comunicado transmitido esta tarde. "El histórico acuerdo (...) redistribuirá a países de todo el mundo más de 125.000 millones de dólares en beneficios de unas 100 de las multinacionales más grandes y rentables del mundo, que pagarán su justa parte de impuestos", aseguró sobre una medida que entrará en vigor en 2023.

La creación de esta tasa mundial para las multinacionales ya había recibido el apoyo de las grandes potencias en julio. Hasta 130 países respaldaron entonces el proyecto. Durante las reuniones de esta semana en la capital francesa, se logró avanzar en varios detalles clave. El primero de ellos fue que se confirmó un porcentaje mínimo del 15% para aquellas empresas de sociedades que facturen más de 750 millones de euros anuales. En su anterior formulación, se preveía "al menos el 15 %", lo que se interpreta como una flexibilización para atraer a los países más remisos.

Fiscalidad adaptada "a la economía globalizada"

El segundo, y más importante, consistió en lograr el apoyo de varios países hasta ahora reticentes —debido a su modelo económico basado en el dumping fiscal—, como Irlanda, Estonia o Hungría. "Todos los países del G-20", "todos los de la UE" y "todos los de la OCDE" se sumaron al pacto, destacó el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann. El acuerdo alcanzado incluye a 136 países y jurisdicciones que abarcan más del 90% del PIB mundial.

"Este ambicioso acuerdo garantiza que nuestro sistema fiscal internacional está adaptado a la realidad de la economía digital y globalizada de hoy en día", añadió en el comunicado. De hecho, una de las claves del impuesto será que establecerá una medida para que los ingresos abonados por las grandes empresas lleguen a los países donde obtienen sus beneficios y no donde tienen su sede social.

Para ello, se fijará un volumen del beneficio residual de las empresas (el que queda después de que el país donde esté la sede se haya quedado con el impuesto correspondiente al 10 % de la rentabilidad) y se repartirá entre los países donde operan las compañías. Finalmente, este volumen del beneficio será del 25%.

Pakistán se desvincula del acuerdo

No obstante, las negociaciones sufrieron un revés inesperado el viernes por la tarde. Pakistán terminó cayéndose del pacto. Pero los negociadores respiraron aliviados cuando India aceptó en el último momento. Kenia, Nigeria, Pakistán y Sri Lanka son las cuatro de las 140 jurisdicciones involucradas que no se adhirieron finalmente. La OCDE indicó que la medida seguirá negociándose en la reunión de los ministros de Finanzas del G20 el 13 de octubre en Washington, además de la cumbre del G20 en Roma a finales de mes.

"Es una gran victoria para un multilateralismo eficaz y equilibrado", destacó Cormann. No obstante, no todos los actores implicados en la lucha contra la evasión fiscal mostraron el mismo entusiasmo. La oenegé Oxfam recordó que con una tasa del 15% la recaudación fiscal beneficiará sobre todo a los países occidentales, mientras que los países pobres recuperarán menos del 3%. El reputado economista Joseph Stiglitz también criticó que "no estuviera más focalizado en las dificultades de los países emergentes y en vías de desarrollo". Y lamentó que no se hubiera adoptado una tasa mínima más elevada, de al menos el 25%.

La génesis de este impuesto se vio catapultada por la presidencia estadounidense del demócrata Joe Biden. Pero ahora podría confrontarse con un gran escollo procedente de Estados Unidos. Las reticencias del Congreso para aprobarlo.