Decisión del Consejo de Ministros

La ampliación del aeropuerto de Barcelona queda oficialmente postergada

El Consejo de Ministros aprueba el plan de inversiones de Aena sin incluir la ampliación del aeropuerto de Barcelona

La Generalitat insiste en preservar La Ricarda como condición para reconducir el proyecto

Avión despegando desde la tercera pista del aeropuerto de El Prat

Avión despegando desde la tercera pista del aeropuerto de El Prat / Ferran Nadeu

Ricardo Mir de Francia

Ricardo Mir de Francia

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No ha habido sorpresa. El Consejo de Ministros ha aprobado este martes los planes estratégicos de Aena para los próximos cinco años sin que se haya incluido en el documento ninguna partida para ampliar el aeropuerto de Barcelona. La esperada decisión del Ejecutivo deja, por lo tanto, en suspenso los planes del gestor aeroportuario para aumentar el número de operaciones diarias desde El Prat y convertir sus instalaciones en un nodo de vuelos intercontinentales, un proyecto que acarreaba una inversión prometida de 1.700 millones de euros durante la próxima década. Respaldada por los empresarios catalanes, la ampliación ha enfrentado un vigoroso rechazo por parte del ecologismo y varios Ayuntamientos, pero ha sido finalmente la falta de consenso político con la Generalitat la que ha llevado al Gobierno a congelar el proyecto.  

El Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA II, 2022-2026) aprobado este martes incluye unas inversiones de 2.250 millones de euros para los aeropuertos de Aena hasta 2026, con una media anual cercana a los 450 millones. Esas partidas incluyen la construcción de estaciones de alta velocidad en las inmediaciones de los aeropuertos de Reus y Girona, con lo que se pretende mejorar la conectividad ferroviaria con Barcelona y otros puntos de la geografía española. El plan estratégico de la compañía también ha rubricado la ampliación del aeropuerto de Barajas, que aspira a fusionar sus tres primeras terminales, al tiempo que se amplía la T4 con un desembolso de 1.600 millones de euros durante el periodo de ejecución de las obras.

Tanto en los aeropuertos de Barcelona como en Madrid, Aena quiere construir además sendas ciudades aeroportuarias en su perímetro, pero en ambos casos se trata de inversiones no reguladas que no dependen de la aprobación del Ejecutivo.  

La ruptura del acuerdo para la ampliación de El Prat llegó a principios de mes por las reticencias de la Generalitat a extender la tercera pista 500 metros hacia el este, lo que hubiera obligado a destruir parte del espacio natural de La Ricarda, protegido por varias directivas medioambientales de la Unión Europea. Desde algunos ámbitos se pidió una prórroga de un año para dar más tiempo a las negociaciones, pero la opción ha sido descartada por el Gobierno.

“El problema está en el fondo y no en la forma”, dijo hace unos días la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, tras lamentar que el Govern no diera su “apoyo expreso e inequívoco” al proyecto. También expresó su rechazo frontal a cualquier prórroga la Asociación de Líneas Aéreas, que representa a las compañías responsables del 85% del tráfico aéreo en España, al considerar que no haría más que incrementar la “incertidumbre” que vive el sector desde el inicio de la pandemia. 

Desde la Generalitat se ha inistido hoy en que su posición no ha cambiado. "El Prat solo se mejorará respetando criterios medioambientales y sin tocar la laguna de La Ricarda", ha dicho la portavoz, Patrícia Plaja. Aparte de prolongar la tercera pista para aumentar el número de operaciones de vuelo diarias, el plan incluía la construcción de una nueva terminal satélite para servir a los vuelos intercontinentales. Unas instalaciones con las que Aena aspiraba a aumentar las rutas directas entre Barcelona y el continente asiático, con la pretensión de hacer de El Prat un puente de conexiones aéreas entre Asia y América

Disputa sobre las tarifas

El DORA II también ha congelado durante los próximos cinco años las tarifas que el gestor aeroportuario cobrará a las aerolíneas por utilizar sus instalaciones. Aena había propuesto su incremento gradual, incialmente del 0.52% anual para alcanzar una apreciación acumulada del 5.5% en 2026, una postura que contrastaba con la recomendación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, que aboga por una reducción anual del 0.44% hasta que expire el nuevo marco regulatorio. “Incluso con nuestra propuesta para aumentar las tarifas, seguiremos teniendo las tarifas más baratas de Europa”, aseguran fuentes de Aena, el mayor gestor aeroportuario del mundo. Al final sin, embargo, su propuesta ha sido enmendada por la Dirección General de Aviación Civil y el Gobierno, que han optado por congelar las tarifas "para atraer a nuevas compañías" y contribuir a la recuperación del sector.

El pulso tarifario es importante para Aena, después de que la compañía cerrase el primer semestre del año con unas pérdidas de 346 millones de euros y que volase uno de sus proyectos estrella para el próximo quinquenio, la ampliación del aeropuerto catalán. Los reveses para una sociedad cotizada que debe responder ante sus accionistas no quedan ahí porque la semana pasada el Congreso de los Diputados aprobó una enmienda que obliga a Aena a rebajar los alquileres que cobra por los locales comerciales que operan en sus aeropuertos.

Golpe a la línea de flotación de Aena

“Los ingresos no aeroportuarios son cada vez más importantes para los gestores de los aeropuertos. De media, representan actualmente cerca del 50% de sus cuentas de resultados. De ahí que este sea un golpe muy importante para la línea de flotación de Aena”, asegura Óscar Oliver, profesor de posgrado de la UPC School y ex director comercial de Aeroports de Catalunya.  

La decisión del Congreso privará a Aena de unos ingresos cercanos a los 1.500 millones de euros hasta 2025, según ha reconocido la propia compañía. Ese agujero se suma al dejado por la pandemia. El tráfico aéreo en España cayó un 72% el año pasado respecto a 2019 y Aena no espera que se recuperen los niveles previos a la irrupción del virus hasta 2025 o 2026.