Equilibrio territorial

La irrupción del covid frena la brecha económica entre la BCN metropolitana y el resto de Catalunya

Un informe de Foment del Treball muestra que efectos como el teletrabajo o la contracción de los mercados exteriores empujan a un incipiente escenario de descentralización económica

Manga marina frente Barcelona

Manga marina frente Barcelona / ALFONS PUERTAS / OBSERVATORI FABRA

Gabriel Ubieto

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La pandemia ha provocado un frenazo en la brecha de competitividad que separa a la Barcelona metropolitana con el resto de Catalunya. Si bien hasta el año pasado la capital catalana y sus urbes colindantes ejercían una suerte de efecto aspiradora, creciendo mientras el resto de comarcas catalanas se iba quedando rezagada, desde la irrupción del covid esa tendencia se ha revertido y durante el último año se ha producido un proceso de convergencia mediante la descentralización de algunas actividades. Así lo constata el informe presentado este miércoles por la patronal Foment del Treball, que, no obstante, también refleja que la hegemonía económica de la ciudad de Barcelona ha aumentado considerablemente en la última década.  

El índice FEGP mide la competitividad a través de un indicador agregado que combina la sostenibilidad social, la medioambiental, las infraestructuras, el suelo disponible para nuevas actividades o la innovación tecnológica; entre otros. En el 2020, 30 de las 42 comarcas analizadas han mejorado su competitividad pese a la crisis. Todavía es pronto para determinar si los resultados del informe 2021 del índice de competitividad comarcal elaborado por FEGP revelan un efecto estadístico o muestran una cambio estructural. 

Los registros, de momento, muestran que a raíz de la pandemia las diferentes comarcas catalanas han vivido un proceso de convergencia de sus niveles de competitividad y sostenibilidad. Foment considera que los cambios tecnológicos y de hábitos provocados por el covid -efecto teletrabajo, mayores dificultades para acceder a mercados exteriores y contracción de la demanda externa- están empujando a la descentralización de muchas actividades. 

Menos economías de aglomeración

Si bien hasta el 2020 el guion era ganar competitividad a través de las denominadas “economías de aglomeración”, aprovechando sus mejores infraestructuras y un mercado laboral más especializado. Ello empujaba a más empresas y trabajadores a apelotonarse en la Barcelona metropolitana y disputarse allí el mercado, en detrimento del resto de comarcas. “Ahora, pero, es posible una organización mucho más flexible de estas empresas y organizaciones, que se pueden localizar en entornos de mayor calidad a un coste más reducido”, señala el informe presentado este miércoles. 

Ese alejamiento de la capital, no obstante, no es homogénea en todo el territorio y el informe de Foment revela que la actividad económica que sale de Barcelona se desplaza más hacia el oeste que hacia el este. Según sus datos, el grupo de comarcas que más han ganado en competitividad en el último año han sido el Baix Llobregat, el Garraf y el Baix Camp, mientras el Gironès ha retrocedido levemente. Esta última nota se explica principalmente por la fuerte destrucción de ocupación registrada en tierras gerundenses -con fuerte dependencia del turismo internacional- y el menor dinamismo demográfico. Esta ha sido una tendencia extendida por todo el territorio y a mayor dependencia del turismo, peores registros ha acumulado cada territorio durante el último año. 

Esa incipiente convergencia no esconde que Barcelona, especialmente la ciudad, ha aumentado su hegemonía económica durante la última década y media. En el 2020, Barcelona registró un índice de competitividad del 79,5, siendo 100 una puntuación perfecta en todos sus indicadores y 0 la más negativa. Por ejemplo, el Barcelonès tiene números de excelente en lo relativo a sostenibilidad social o infraestructuras, pero baja al aprobado justo en medio ambiente y suspende en nuevo territorio disponible. La segunda comarca más competitiva es el Vallès Occidental, cuna industrial antaño, con una nota del 57,6. Pues bien, en los últimos tres lustros la diferencia entre primero y segundo se ha agrandado, pasando de los 18,9 puntos de diferencia en el 2009 a los actuales 21,9 puntos.