Pacte Nacional per a la Indústria

Torrent conjura a los agentes sociales para tratar de revertir el declive industrial catalán

La ‘conselleria’ d’Empresa inaugura la mesa del Pacte Nacional per a la Indústria, un espacio para pactar inversiones para relanzar el sector y aumentar el peso del sector hasta el 25% del PIB

Roger Torrent, en el Pacte Nacional per a la Indústria

Roger Torrent, en el Pacte Nacional per a la Indústria / Ferran Nadeu

Gabriel Ubieto

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Objetivo: revertir la pérdida de tejido industrial que arrastra en las últimas décadas Catalunya. O "reindustrializar el país", tal como se ha referido el ‘conseller’ d’Empresa i Treball, Roger Torrent. Esta ha sido la premisa con la que ha inaugurado este viernes la mesa del nuevo Pacte Nacional per a la Indústria. Un espacio compartido con patronal y sindicatos que pretende alumbrar un paquete de inversiones y reformas para reforzar y aumentar el peso de la industria en la economía catalana, así como su calidad. La meta de Torrent es conseguir que para el 2030 el sector industrial aporte el 25% del PIB; actualmente está en el 19,3% y en tendencia a la baja.

"La voluntad es transformar el modelo productivo de este país" para "encarar mejor la situación poscovid", ha afirmado el ‘conseller’; en un acto más cargado de declaraciones de intenciones que de propuestas concretas. A partir de ahora Torrent aspira a desarrollarlas y tener éxito donde sus antecesores no lo tuvieron, pues el incipiente Pacte Nacional nace de uno anterior alumbrado en el 2017. Por aquel entonces el ‘president’ Carles Puigdemont puso encima de la mesa 1.844 millones de euros de inversión en cuatro años y se marcó el objetivo de llegar al 25% del PIB. No lo consiguió y los agentes sociales coinciden en criticar que el gasto se limitó a ejecutar políticas ordinarias y no movilizar recursos para acciones de transformación. "Era poco estratégico y disruptivo", ha reconocido Torrent; que tampoco ha desvelado de cuánto presupuesto contará el nuevo Pacte y si este superará estos 1.844 millones de euros.

De esa autocrítica nace el nuevo Pacte, que tendrá un horizonte 2022-2025 y que los participantes esperan tener firmado a partir de enero del próximo año. Ahora comienza un calendario de reuniones, en la que Empresa elaborará una primera propuesta, patronal y sindicatos harán sus aportaciones y todo ello cuajará en un documento definitivo con objetivos concretos, dotados de presupuesto y con indicadores para fiscalizar su cumplimiento; según se ha comprometido el ‘conseller’.

Reunión inaugural del Pacte Nacional per a la Indústria 2022-2025.

Reunión inaugural del Pacte Nacional per a la Indústria 2022-2025. / Ferran Nadeu

El espíritu de fondo que ha guiado el encuentro es tratar de contener la hemorragia de empresas que han ido cerrando en los últimos años y darle la vuelta a la tortilla. Tratar que haya menos Nissan, Robert Bosch o General Cable y que se instalen nuevas compañías. Pues existe un consenso extendido entre los implicados en el Pacte que la industria tiene un ‘efecto arrastre’ en otros sectores y que genera mejor empleo y una mayor vinculación con el territorio. Una “prosperidad compartida”, según se ha referido Torrent.

Fondo estratégico de inversiones

En paralelo a ese calendario de reuniones y actuaciones a medio y largo plazo, Torrent también ha anunciado tres actuaciones concretas a poner en marcha ya este año. Una de estas es la creación de un fondo de inversión público para inyectar recursos públicos en empresas consideradas estratégicas o de interés público. La idea es incentivar la relocalización de empresas que en su día se fueron o ayudar a crecer a otras que ya están, bajo la premisa de aumentar las cadena de valor dentro de la misma Catalunya. Y minimizar la necesidad de ir a buscar fuera productos que pueden producirse aquí. El presupuesto de este fondo todavía no está determinado, se definirá en las próximas semanas y la sociedad pública Avançsa será la herramienta de gestión del mismo.  

Otras dos serán la creación de un código de buenas prácticas para guiar a las empresas que entren en un proceso de reindustrialización. Es decir, darles pautas a aquellas firmas que cierran para poder hacerlo de manera ordenada y contribuir a encontrar un sucesor para el recambio y que la operación no se salde con una pérdida de capacidad industrial. Hasta ahora las operaciones de reindustrialización no han sido, mayoritariamente, demasiado exitosas y o bien no consiguen encontrar sucesor o bien este no asegura el mismo empleo que el que estaba. Y la tercera será la creación de una ‘Oficina para la transformación de la industria de la movilidad y la automoción’, para agrupar en una ventanilla única las consultas de las empresas y entidades del sector.