La situación de los embalses

Galicia: La otra cara del tarifazo eléctrico

Alcaldes de la zona denuncian que el vaciado de pantanos impide cargar agua contra incendios

La Xunta exige explicaciones al Gobierno central sobre los vaciamientos

Embalses vaciados en la España ya vacía

Ricobayo: de mar interior de España a desierto lunar

FARO OURENSE

FARO OURENSE / BRAIS LORENZO

Daniel Domínguez

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El Gobierno ha abierto expediente a Naturgy e Iberdrola por el vaciado a que han sometido a cuatro embalses gallegos, que en algún caso se encuentran al 15% de su ocupación, poniendo en peligro incluso el suministro de agua, según la Xunta, o el repostaje de medios de lucha contra los incendios. Esta situación se ha producido justo cuando el precio de la electricidad comenzó a escalar a mediados de agosto, llegando el pasado día 25 a su máximo histórico de 122 euros el megavatio hora.

El día 16, el presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, José Antonio Quiroga, reconoció la preocupación existente al detectar “turbinajes excesivos” por parte de las compañías en las presas que permiten generar electricidad en tres presas gallegas. Tres jornadas después, tras las alertas ecologistas, este órgano del Gobierno abrió expediente para detectar irregularidades en las condiciones de explotación o del caudal ecológico de las presas de Portas y Cenza, en el ayuntamiento ourensano de Vilariño de Conso, y el de Salas, en Muiños. Al día siguiente, trascendió que incluía en la lista al lucense de Belesar. Iberdrola explota las dos primeras presas y Naturgy, las dos últimas.

Daño a la flora y fauna

Las compañías que explotan centrales hidroeléctricas deben cumplir unas normas para no dañar flora y fauna del entorno, respetando un caudal mínimo, algo que está en tela de juicio, pues As Portas se sitúa al 15%, al igual que Cenza. Salas alcanza el 27% y Belesar, el 30%, cifras inéditas a estas alturas de agosto. El año pasado rondaban el 70%, algo por encima de la media de la última década.

El problema no es exclusivo de Galicia, pues a comienzos de mes una veintena de municipios de Zamora alzaron la voz contra la bajada de nivel del agua en el embalse de Ricobayo, que alimenta la principal central de la provincia. En cuatro meses, pasó del 95% al 12% con dos bruscas bajadas.

La situación de las presas gallegas disparó las quejas en la comunidad. Por un lado, los alcaldes ourensanos de las zonas afectadas alertaron de que el bajo nivel de las aguas impediría la carga de los medios aéreos de extinción en caso de incendios forestales en la provincia más castigada por las llamas cada año de Galicia.

Reproches al Gobierno

Por su parte, la Xunta culpó de la situación al Gobierno central, competente en la cuenca Miño-Sil, y urgió “un trabajo de vigilancia estricto” para evitar nuevos descensos del nivel. “Alguien tiene que explicar por qué se autorizan estos vaciamientos, cuáles son los motivos, cuál es el objetivo y quién se está lucrando con todo esto; desde luego, no es la ciudadanía”, clamó la 'conselleira' de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, esta semana.

La responsable cifró en un 45% el nivel de ocupación en esa demarcación, lo que pone en peligro, dijo, el propio suministro a la población. “Vamos a depender del tiempo durante los meses de septiembre y octubre para poder garantizar tanto el suministro como la preservación de los valores naturales y piscícolas”, apuntó.

Por su parte, la conselleira de Infraestruturas e Mobilidade, Ethel Vázquez, reclamó al Gobierno central aclarar si autorizó los sucesivos vaciados de las cuatro presas sobre las que está puesta la lupa.

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