Contabilidad
El baile de las auditorías
Las 'big four', PwC, KPMG, Deloitte y EY, se disputan un mercado de unos 1.000 millones
Agustí Sala
Redactor jefe de Economía
Además de El Periódico, trabajé de 1989 a 1990 en La Economía 16, como responsable de Economía en el Diari de Barcelona, de 1989 a 1990; en la sección de Economía de TVE Catalunya de 1987 a 1989, en Antena 3 de Radio, de 1985 a 1987 y en el Diari Menorca, de 1983 a 1985 y Radio 80-Menorca. Además la licenciatura en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona (1992-1986), tengo un posgrado en dirección general (PDG) 2011-2012y un curso de Márketing Digital y Redes Sociales por la EAE Business School
En el mundo de las auditoras, especialmente las cuatro grandes, conocidas como las 'big four' (EY, Deloitte, KPMG y PwC), se producen periodos de elevada competencia por hacerse con el control de las cuentas de las empresas cotizadas y otras que no lo son. La ley de de auditoría de cuentas estableció que cada 10 años hay que cambiar de firma que supervisa las cuentas y los contratos han de tener un mínimo de tres años, con lo que produce una especie de baile periódicamente por hacerse con ese negocio.
El año pasado, este selecto club de firmas de servicios profesionales sumaron casi 1.000 millones en ingresos por la supervisión de cuentas de empresas, encabezadas por PwC, con 268,2 millones; seguida por KPMG, con 252,6 millones; Deloitte, con 239,2 millones y EY, con 210 millones. Esta actividad viene a suponer entre alrededor del 18% de los ingresos totales en EY hasta más del 50% en KPMG.
Unas tienen más peso en la consultoría, otras en asesoría legal y fiscal y algunas cuentan además con el negocio de transacciones. A estas cuatro más grandes se suman un grupo de firmas medianas que también pugnan por la auditoría y otros servicios profesionales, entre estas se encuentran ETL, BDO, Grant Thornton, Auren, Mazars o PKF Servicios Empresariales, entre otras, que se encuentran a mucha distancia en facturación de las 'big four', de los 100 millones de euros para abajo.
No es de extrañar la satisfacción de las firmas de servicios profesionales cuando se logran estas cuentas de empresas, especialmente las de compañías del Ibex 35, las de mayor capitalización. Unos ejemplos lo dejan bien claro: los honorarios más elevados, por su dimensión, corresponden a Banco Santander, que supera los 101 millones anuales; los 28 millones de Iberdrola, los 27 millones del BBVA o los 23 millones de Telefónica, que son los más suculentos.
Gigantes que no cotizan
O también la supervisión de cuentas de algunas de las compañías que no están en la bolsa pero que forman parte de la élite empresarial, como es el caso de El Corte Inglés, auditado por EY. Esta última firma, por ejemplo, destacaba recientemente con orgullo haber sido elegida por BBVA (hasta ahora en manos de KPMG) para los ejercicios 2022, 2023 y 2024. Además le ha arrebatado a Deloitte las cuentas de OHL ( a partir de las cuentas de 2021), Inditex (a partir de las cuentas de 2022) o Mercadona (a partir de las cuentas de 2021).
En todo caso, este es un juego o baile que va en dos sentidos y unas veces se gana y otras se pierde: Naturgy ha pasado de ser auditada por EY a serlo por KPMG a partir de las cuentas de 2021, al igual que Red Eléctrica (REE), que actualmente está auditada por KPMG y pasará a serlo por EY de 2023 a 2025; o IAG, que de EY pasa a KPMG de 2021 a 2023. También está pendiente el concurso de Cie Automotive, actualmente supervisada por PwC. Este año, por ejemplo, Abertis, ha pasado de Deloitte a KPMG de 2021 a 2023; y Cementos Molins, de Deloitte a PwC.
Empresas familiares
El año pasado, en Catalunya pasaron de Deloitte a EY Heperia, Noatum y Desigual; de PwC a EY Nestlé, Seat, Borges Agricultural & Indusrtrial Nuts y Agrolimen. Banc Sabadell, por su parte parte, cambió de PwC a KPMG. En 2019, EY ganó la cuenta de Irestal, que estaba en manos de Deloitte. De hecho, en Catalunya las empresas familiares, muchas de las cuales no cotizan en bolsa, constituyen uno de los objetivos de estas firmas, explica Joan Tubau, socio de auditoría de EY en Catalunya, para quien "hay muchas opciones de crecer porque el mercado es grande".
Y no solo en el sector privado porque EY, por ejemplo, audita al Ayuntamiento de Barcelona y al Port, dos de las grandes instituciones públicas que se someten a la revisión de sus cuentas por parte de este tipo de compañías. Además existe mucho dinamismo en el segmento de las 'start-ups, ya que los inversores presionan para que sometan sus cuentas al juicio de las 'big four' , explica Tubau.
Uno de los segmentos en los que EY ha ganado peso es en el de las empresas familiares, muy presentes en Catalunya, como Agrolimen, Puig, Celsa o la sociedad mixta Aigües de Barcelona; y otras cotizadas como Fluidra, Edreams, Ercros o Holaluz.
Los requisitos para ser supervisado
Debe ser objeto de auditoría externa todas aquellas compañías que cotizan en la bolsa, y las que tienen un activo de más de 2.850.000 euros, una cifra de negocio de más de 5.700.000 euros y una media de empleados de más de 50 (la empresa debe cumplir dos de estos requisitos durante dos ejercicios consecutivos).
También tiene la obligación las entidades que reciban subvenciones o ayudas con cargo a los presupuestos de las Administraciones Públicas o fondos de la UE, por un importe superior a 600.000 euros, las que realicen obras, gestión de servicios públicos y asistencia a las Administraciones Públicas por un importe superior 600.000 euros y este represente más de un 50 % del importe neto de su cifra de negocios anual, cuando lo soliciten los socios que representen más de un 5% del capital social o las fundaciones con determinados requisitos, así como las compañías emisoras de valores admitidos a negociación, las emisoras de obligaciones de oferta pública, las que tienen como actividad la intermediación financiera o de seguros.
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