BBVA y EL PERIÓDICO

Cuidar la salud financiera, una prioridad tras el covid-19

"Si no obtenemos un rendimiento mínimo de los ahorros a la larga perderemos poder adquisitivo por la inflación", alerta Alberto Guillén, del BBVA

Oficina BBVA

Oficina BBVA / ELISENDA PONS

Guillem Tapia

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Desde que comenzó la pandemia del covid-19, la salud, en todas sus vertientes, ha pasado a estar en el centro de las preocupaciones de la población. En primer lugar, como es lógico, la principal inquietud ha tenido que ver con el posible perjuicio sobre la salud propia y de los seres queridos que supone el coronavirus. Por otra parte, los meses de confinamiento, las severas restricciones a la movilidad y a la socialización -que en muchos casos han ido tristemente acompañada de la pérdida de familiares y amigos- también han hecho mella en la salud mental de muchas personas. Por último, la salud financiera de una parte muy importante de la población -afectada por los ertes, las restricciones a diversos sectores y la práctica desaparición durante meses de la economía sumergida-  no ha salido, ni mucho menos, indemne.

Este último ‘tipo’ de salud es quizás el menos conocido, pero incide directamente en el desarrollo personal de los individuos. “Una buena salud financiera es aquella que permite que las personas tengan los recursos suficientes durante las diferentes etapas de su vida”, resumió Alberto Guillén, responsable de productos digitales de BBVA en España, durante la mesa redonda virtual La salud financiera de los ciudadanos en la época post-covid, organizada por el BBVA y El PERIÓDICO y moderado por el periodista Eduard Palomares

Según los expertos que participaron en el evento, en un momento de intensa incertidumbre como el que estamos viviendo, cuidar de las propias finanzas cobra especial importancia. “Es muy difícil hacer previsiones de lo que va a suceder porque no tenemos antecedentes históricos cercanos con los que compararnos”, señaló Ramón Xifré doctor en Economía, profesor de ESCI-UPF y ex asesor de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno español. “Lo que sí parece claro -prosiguió Xifré- es que la recuperación no va a ser tan rápida como se pensó en un primer momento y, en el caso de España, la restauración del empleo a tasas pre-pandemia no llegará hasta el 2023”. 

La mala situación del mercado de trabajo supone, evidentemente, una seria amenaza para las personas en paro, Erte y con empleos precarios. No obstante, y aunque parezca paradójico, el ahorro extraordinario que han llevado a cabo muchas familias durante el último año también puede ser un riesgo para las economías domésticas. “Los hogares han acumulado una gran cantidad de capital. El problema es que este ahorro no ha sido producto de un hábito, sino que ha sido forzado, y esto puede provocar que, en la medida que las restricciones vayan desapareciendo, exista la tentación de dilapidar estos recursos”, alertó Alberto Guillén.

Los datos muestran cómo las cuentas corrientes de los españoles se han llenado durante la pandemia. Según datos del INE, las familias ahorraron 108.844 millones de euros en 2020, lo que supuso un 126,6% más en comparación con el ejercicio anterior. Esto supuso alcanzar una tasa de ahorro del 14,8%, 8,5 puntos superior a la de 2019, en lo que fue el registro más alto de la serie histórica que se inició en 1999. 

En este contexto, Alberto Guillén aconseja no dejarse llevar por la “euforia” que puede suponer ver una cifra abultada en el extracto bancario a la vez que destacó la importancia de tener un colchón para los imprevistos que puedan venir. Joan Tarradellas, doctor en ADE y profesor de finanzas y control de gestión en EADA, se expresó en el mismo sentido: “Con un paro juvenil estructuralmente alto -que puede forzar a que los padres mantengan a los hijos durante más tiempo del previsto- y las dudas acerca del futuro de las pensiones, el ahorro es más importante que nunca”. 

Recetas para alcanzar la salud financiera

Todos los panelistas que tomaron la palabra estuvieron de acuerdo en que no hay una fórmula mágica para conseguir una buena salud financiera, sino que las acciones que lleve a cabo cada individuo o familia deben basarse en su propia idiosincrasia y su tolerancia al riesgo, entre otros factores. Ahora bien, sí se pusieron encima de la mesa algunas referencias como puede ser la del 50-30-20. 

Una 'app' para mejorar la salud financiera

Igual que sucede con la salud física, en lo que se refiere a salud financiera cada persona es responsable de velar por su propio bienestar. No obstante, más allá de las acciones que lleve a cabo uno mismo, existen herramientas que ayudan a gestionar las finanzas personales de forma más eficiente. Es el caso de la aplicación para móvil del BBVA que recientemente se ha renovado de forma integral y ha ampliado sus servicios para ayudar a los clientes de la entidad en lo relativo a la gestión de su economía. “La aplicación incluye avisos para alertar de que van a llegar gastos relevantes, como puede ser el recibo del IBI, además de consejos personalizados para optimizar los ahorros y mejorar las inversiones”, explica Jaume Guillén, responsable de productos digitales de BBVA en España. 

Una de las principales novedades introducidas en la app es la de ofrecer una visión global sobre su patrimonio neto, es decir, la diferencia entre su capital en productos -cuentas, ahorro e inversión, vivienda- y la deuda -préstamos, hipotecas, tarjetas de crédito-. Todos estos datos proporcionan una información relevante que permite a los usuarios tomar decisiones financieras mejor fundamentadas. 

Esta serie numérica hace alusión a una pauta de gasto por la que se debería emplear un 50% de los ingresos a cubrir necesidades básicas, un 30% para dispendios útiles pero no imprescindibles y el resto debería ahorrarse. “Otra ‘norma’ es la de que los ahorros deberían ser como mínimo el equivalente a entre 3 y 6 meses de los gastos fijos”, apuntó Guillén, a la vez que insistió que estas cifras “son meras guías, no reglas inamovibles”. “La necesidad de reservar más o menos dinero depende de factores como la edad, si se tienen hijos a cargo a quien habrá que pagar los estudios y/o padres que necesitarán cuidados próximamente y, por supuesto, también de la relación entre nuestro patrimonio y nuestra deuda”, enumeró el académico Joan Tarradellas.

Sea como fuere, una buena salud financiera suele partir de un control del día a día y de un equilibrio entre los gastos y los ingresos. “Y una vez conseguido esto es cuando pueden empezarse a plantearse objetivos de futuro que supongan una inversión importante como puede ser la compra de un coche, un inmueble o un plan de jubilación”, señaló Alberto Guillén.

El rendimiento de los ahorros

Otra pata de la salud financiera, más allá de acumular recursos para hacer frente a posibles imprevistos, es la que se refiere a sacar un rendimiento de los ahorros. En un contexto en el que las cuentas corrientes no generan prácticamente intereses, los usuarios deben buscar otras soluciones para, como mínimo, proteger sus ahorros. “La media de la inflación oscila entre el 1% y el 2%. Esto, de un año para el otro no supone una gran diferencia, pero si ampliamos el foco a 2 o 3 décadas la pérdida del poder adquisitivo puede ser muy importante”, recordó Alberto Guillén. 

“Acumulando el dinero en una cuenta de ahorro o invirtiéndolo en bonos de estados solventes obtendremos muy poco rendimiento o incluso rentabilidades negativas. En este sentido, los fondos de inversión pueden ser un producto que tenga sentido, aunque siempre se debe analizar caso por caso”, abundó Joan Tarradellas. “Por otra parte -continuó el profesor de EADA- el sector inmobiliario sigue siendo una opción por la que apuestan muchas familias”.

Alberto Guillén, como representante de una entidad financiera, resaltó que el objetivo de los bancos es “ayudar a los clientes a planificar su ahorro a medio y largo plazo” más allá del debate sobre qué productos son los más ventajosos. Y para conseguir este objetivo la tecnología juega un papel cada vez más importante. “Los avances tecnológicos nos ayudan a sofisticar mucho los perfiles de los usuarios para hacer recomendaciones cada vez más personalizadas, útiles y seguras”, destacó el ejecutivo de BBVA. En este sentido, y sin descuidar la importancia de la educación financiera, Joan Tarradellas apuntó que “la tecnología en el sector bancario está cada vez más madura” y esto permite, por ejemplo, “utilizar la inteligencia artificial para aconsejar a los usuarios”.