Precios

La inflación en EEUU registra su mayor aumento desde 2008

Los precios al consumo aumentaron por sexto mes consecutivo para situarse en un 5% interanual

El presidente de la Reserva Federal estadounidense, Jerome Powell.

El presidente de la Reserva Federal estadounidense, Jerome Powell.

Ricardo Mir de Francia

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El Departamento de Trabajo ha confirmado este viernes lo que todos los analistas esperaban: el aumento significativo de los precios al consumo. La inflación interanual en Estados Unidos se disparó en mayo hasta el 5%, la cifra más alta desde mediados de 2008. Un salto todavía más acentuado si se ignoran categorías tan volátiles como el petróleo y los alimentos. Sin ellas, el encarecimiento de los precios fue del 3.8%, el porcentaje más alto desde 1992. El encarecimiento del coste de la vida refleja el aumento de la demanda de bienes y servicios a medida que la economía se normaliza y los estadounidenses recuperan actividades aparcadas durante la pandemia como los viajes, la restauración, el ocio o la cultura. 

Son ya seis meses consecutivos de aumento de los precios, que crecieron un 0.6% respecto al mes de abril. Unos datos que servirán para reavivar el creciente debate sobre la inflación en EE UU, probablemente la amenaza más tangible que se cierne sobre su recuperación económica. Entidades como la Reserva Federal consideran que no es más que un fenómeno pasajero propio del reajuste que acarrea la progresiva vuelta a la normalidad, mientras que otras voces autorizadas creen que estaría tomando forma una espiral inflacionaria que será difícil de contener a menos que el banco central reaccione con premura para atemperar el recalentamiento económico. En el primer trimestre del año, la economía estadounidense creció un 6.8% del PIB y, en este segundo, se espera que lo haga por encima del 8%, un ritmo raramente registrado en las economías avanzadas. 

Por significativo que parezca el salto de los precios, hay que tener en cuenta que el cálculo se deriva de su comparación con el dato de la inflación de mayo del 2020, cuando la economía se encontraba prácticamente paralizada por la pandemia. Hace ahora un año los precios aumentaron un 0.1%, un nivel cercano a la deflación. “El repunte de los precios podría ser mayor y más prolongado, teniendo en cuenta las perturbaciones que la pandemia ha ocasionado en las cadenas de suministro”, ha dicho el economista jefe de Moody’s Analytics, Mark Zandi. “Hacia el otoño o finales de año los precios deberían recuperar sus niveles terrenales”. 

Consumo y escasez de componentes

El repunte inflacionario está propulsado por el consumo, a medida que se levantan las restricciones y avanza la campaña de vacunación. A diferencia de lo que sucedió en la crisis del 2008, esta vez la ciudadanía tiene liquidez en el bolsillo, ya sea por los ahorros acumulados durante la emergencia sanitaria por las familias que conservaron sus empleos como por los pagos directos enviados desde el Congreso a la población. 

Ese apetito renovado por el gasto y la vida social, que se refleja en la reactivación de los vuelos, los restaurantes o los hoteles, coincide con la escasez de componentes que alimentan a importantes sectores económicos. Desde los semiconductores necesarios para fabricar ordenadores o coches, a la madera, el acero o los químicos. A lo que habría que añadir un factor adicional, la subida de los salarios ante las dificultades que están encontrando las empresas para contratar a los precios actuales del mercado. En abril se batió el récord de ofertas de trabajo, que superaron los nueve millones. Compañías como Target, Starbucks o Chipotle han subido sus salarios.