Mesa de negociación

Aena abre la puerta a ampliar la inversión para ocupar el espacio de La Ricarda

El gestor aeroportuario acepta negociar compensaciones cuantiosas mayores a las previstas si se pacta la ampliación antes de finales de julio

Aeropuerto del Prat, en 2019

Aeropuerto del Prat, en 2019

Eduardo López Alonso

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El gestor aeroportuario Aena está dispuesto a flexibilizar la negociación para llevar a cabo la ampliación del Aeropuerto de Barcelona e incluso a ampliar las inversiones previstas de 1.700 millones de euros, con especial mimo en las medidas compensatorias. La fecha límite para la aprobación se sitúa en el 30 de septiembre, momento en el que el Consejo de Ministros deberá aprobar el plan quinquenal de inversión de Aena. Para tramitar el proyecto sería imprescindible rubricar un acuerdo de consenso antes de finales de julio.

La partida presupuestaria para la compra de terrenos que deberían compensar la ocupación del espacio protegido de La Ricarda se sitúa actualmente en torno a los 68 millones de euros, pero la negociación puede llegar a disparar esa dotación considerablemente en el marco de una negociación que apunte a un acuerdo para la construcción de la tercera pista. "Aena no discutirá si el proyecto debe revisarse para dotar una inversión mayor en compensaciones medioambientales", aseguran en fuentes conocedoras de la negociación. En el actual proyecto, la compra de terrenos supone el 4% del total de la inversión prevista y ese porcentaje podría aumentar. El monto destinado a la compra de terrenos es uno de los factores más abiertos a la negociación. Los propietarios de terrenos colindantes a zonas agrícolas no urbanizadas podrán vender sus terrenos muy por encima del precio de mercado. Y la compensación medioambiental ofrecida de partida es de una proporción 1/10. Los terrenos afectados ocupan una superficie de unas 27 hectáreas y Aena está dispuesta a "naturalizar" al menos 270 hectáreas. O potenciar zonas para cultivos o regenerar acuíferos. Cualquier alternativa estará sobre la mesa.

El próximo lunes se abrirá la mesa de negociación apadrinada por el 'president' Pere Aragonès y empezará el cruce de propuestas para conseguir que el Aeropuerto de Barcelona se convierta a finales de la década en un 'hub' de conexión de vuelos internacionales. Pese a la oposición de algunos municipios de la zona, las dudas del Ayuntamiento de Barcelona y la indefinición del Govern, los responsables de Aena todavía aspiran a conseguir un acuerdo que permita que el 30 de septiembre el Consejo de Ministros de vía libre al proyecto. Hasta el momento, el gran obstáculo es la ocupación de los terrenos de La Ricarda, un humedal protegido por la normativa europea por encontrarse en la Red Natura 2000. Y el tiempo corre. Si no se logra el consenso institucional antes de finales de julio, el proyecto deberá ser replanteado y los actuales municipios colindantes y sus habitantes tenderán a sufrir más directamente el despegue y aterrizaje de aviones en las actuales pistas, que se verán saturadas a partir del 2024. La tramitación completa del proyecto tardará entre tres y cuatro años. Si no se llega a un acuerdo antes de finales de julio, la oportunidad de ampliar el aeropuerto se pospondrá una decena de años o se descartará de forma definitiva.

En los pasillos de las oficinas de Aena se mantiene una calma tensa tras semanas de vorágine. Hasta hace un par de semanas las continuas reuniones con municipios y ecologistas no habían encontrado ni apoyo ni eco público. La tercera pista era un futurible sin fecha. Tras una cincuentena larga de reuniones y el salto a la opinión pública de lo que supone la ampliación del aeropuerto, la consigna interna en Aena es que ha llegado la hora de la verdad y que la oportunidad no se puede dejar escapar. La propuesta de ampliación del Aeropuerto de Barcelona se sustenta en el "interés público" para conquistar el visto bueno administrativo de Bruselas. Un interés público con vertiente económica, de creación de empleos y también social. El precedente del puerto de Róterdam en Holanda se ha convertido en referente, ya que logró hacerse realidad tras el consenso institucional y compensaciones medioambientales prefijadas cuantiosas.

El debate medioambiental es el que centra actualmente la polémica. Mientras los ecologistas consideran que el entorno medioambiental de La Ricarda se ha degradado con la cercanía del aeropuerto, en fuentes de Aena defienden que existen razones exógenas para ello y que la inversión medioambiental se mantiene y que las futuras pueden incrementarse con creces. Aunque la directiva comunitaria establece que las compensaciones medioambientales deben fijarse en la zona afectada y en su proximidad, no sería descartable que en la mesa de negociación se planteasen medidas de defensa del medioambiente más amplias, como la creación de un corredor medioambiental para aves en la costa catalana, desde Creus al delta del Ebro; permutas de terrenos más distantes o cualquier otra posibilidad que ponga sobre la mesa el gobierno autonómico más defensor del medio ambiente de la historia.

Aena prevé que el Aeropuerto de Barcelona-El Prat recupere el tráfico de 2019 entre 2024 y 2026, por lo que "la nueva capacidad será necesaria en 2030", momento en el que se prevé que alcance su máxima capacidad con la configuración actual.

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