Con pocos extranjeros

Port Aventura inicia la temporada al 30% y 'a la catalana'

Entre 5.000 y 8.000 visitantes pasarán por el parque de Tarragona en su primer fin de semana de reapertura

La previsión de la dirección es alcanzar 3,6 millones de visitantes este verano, el 70% que antes del covid

El parque de atracciones de Port Aventura abre sus puertas

Gabriel Ubieto

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Port Aventura ha dado este sábado el pistoletazo de salida a la campaña de verano, con un aforo limitado al 30% por imperativo covid y un fuerte acento catalán entre sus visitantes. El parque temático inaugura así su curso número 26 y prevé montar en sus atracciones a entre 5.000 y 8.000 personas este fin de semana, según cálculos de la dirección. Ganas de entretenimiento, de oxigenar la mente tras 14 meses de pandemia y sonreír bajo la mascarilla. Este es el ambiente que se respiraba en la apertura de puertas en la mañana de este sábado. Una veintena de coches ya a las nueve de la mañana hacían cola a las puertas del recinto, una hora antes de la apertura. Con alguna matricula francesa, pero un público eminentemente local. 

"Es la primera vez que venimos en verano. Tengo ganas de probar las atracciones de agua", explica Paula, de seis años. Junto a su hermana Áurea, de 9, han traído a sus padres al parque. "Solemos venir cada año para diciembre", cuenta la madre. "Para mi cumpleaños", añade rápidamente Paula. Hay ganas hasta de explicarlo todo. Esta familia de Mollerusa rompió el año pasado la tradición por motivos covid y esta vez ha cambiado la visita en 'colla' por el 'petit comité' familiar. No fueron los únicos. Desde el parque no dan todavía datos de como fue la temporada, aunque vistos los indicadores económicos y de turismo, se intuye que fue floja. 

Para este verano la dirección prevé que desfilen unos 3,6 millones de clientes por sus atracciones, el 70% que en una temporada precovid. La apertura se ha hecho con un aforo del 30%, que esperan poder ir ampliando hasta el 100% a medida que avance la campaña de vacunación. 

Pese a que lleva una camiseta de la selección de Colombia, Joan es más catalán que el 'pà amb tomàquet' o la 'carn d'olla'. Este joven de 20 años ha venido con sus amigos a pasar el sábado en Port Aventura. "Estoy hasta la p... del 'corona'. Hemos venido a pasárnoslo bien", resume, claro y conciso. Más de uno le compra el argumentario después de 14 meses de pandemia.

Joan es el ejemplo de los cambios en el perfil del visitante que ha introducido el covid. Más jóvenes y menos familias. Antes del virus la proporción era 20-80 y ahora ha pasado a 35-65, según detallan desde dirección. Y público local, con un visitante extranjero residual. "El 6% de los visitantes este fin de semana son franceses, cuando habitualmente son el 15%. Y el mercado inglés todavía está parado", cuenta el director general de negocio, David García. "Las reservas nacionales nos han subido el 30% en comparación al 2019", añade.

El arranque a medio gas se nota dando un paseo por el parque. No hay grandes aglomeraciones, parte de los chiringuitos están cerrados y solo cuatro de los seis hoteles anexos están en funcionamiento. La perspectiva de reapertura es gradual y desde la dirección prevén abrir el quinto a finales de mes y tener los seis con pernoctantes durante el verano. Un 90% de la plantilla ha salido del erte y está operativa

Los protocolos covid también están presentes. Gel hidroalcohólico en la entrada de todas las atracciones y puntos azules en el suelo de la cola, para guiar la fila e intentar que se respete el metro y medio de distancia. En algunas se cumple y en otras, las más populares, algo menos. 

La empresa ha invertido cinco millones de euros en medidas sanitarias y una cuadrilla de 50 operarios desinfecta a fondo todas las máquinas cada mañana. Y durante el día, ese momento de picorcito y adrenalina del visitante a punto de montarse en la atracción se alarga unos segundos más para dar margen a los trabajadores para darle un limpiazo rápido.

El día ha acompañado este sábado de reapertura. Jornada soleada, pero sin un calor molesto. Esos de crema solar en la nariz y la colleja y que gustan de un helado para el gaznate. Martí, de 12 años, ha comprado la idea (y su padre la ha pagado). Es el primer año que viene y da el metro y 40 centímetros que exige el Shambala. En un año en el que la pandemia le ha dado más vueltas a la vida que las que da esta atracción, a Martí le han regalado esta sorpresa por su cumpleaños. Con una sonrisa que se le sale de la mascarilla, se dispone sacarle todos los viajes posibles al abono.