Hasta marzo

El Santander gana 1.608 millones, un 385% más por las menores provisiones

El banco realizó una provisión extraordinaria de 1.600 millones por el covid en el primer trimestre de 2020 que este año no ha tenido que repetir

También contribuyó al resultado el menor pago del impuesto de sociedades (-8,1%) pese a la mejora del resultado antes del pago del tributo (64%)

El consejero delegado defiende los sueldos del sector y admite no ver el "punto final" del recorte de plantilla por la digitalización

Ana Botín, presidenta del Santander, en la junta de accionistas.

Ana Botín, presidenta del Santander, en la junta de accionistas. / Santander

Pablo Allendesalazar

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El Santander ganó 1.608 millones de euros en el primer trimestre del año, un 385% más que los 331 millones del mismo periodo del año anterior (998% más sin tener en cuenta el efecto negativo del tipo de cambio de las distintas divisas en las que opera). El fortísimo aumento se debió en parte a un efecto comparativo: en los tres primeros meses del año pasado realizó una provisión extraordinaria de 1.600 millones para protegerse contra las pérdidas que le causará el coronavirus, con lo que su beneficio se hundió un 82% desde los 1.840 millones del año anterior, mientras que ahora solo ha reservado 150 millones.

Las dotaciones totales (ordinarias y extraordinarias) a la hucha para afrontar impagos y devaluaciones de activos, así, registraron una caída del 42,9% (de 3.909 a 1.992 millones) y fueron entre enero y marzo las más bajas desde que estalló la pandemia. El otro factor que ha disparado las ganancias es el impuesto de sociedades: pese a que el resultado antes de abonarlo subió el 64% (a 3.102 millones), el pago del tributo en el conjunto de países donde opera bajó el 8,1% (a 1.143 millones) por un impacto fiscal positivo para la entidad de 632 millones provocado también por los 1.600 millones en provisiones del año pasado.

En sentido contrario, los resultados se vieron perjudicados por los 530 millones que guardó el banco para financiar los recortes de oficinas y plantilla que tiene previsto emprender este año, principalmente en Reino Unido y Portugal (en España ya pactó uno de 3.572 despidos a finales del año pasado). Su consejero delegado, José Antonio Álvarez, ha asegurado que el grupo no tiene previsto ningún ajuste adicional a los anunciados este año, pero ha admitido no ver el "punto final" del proceso de "transformación" en que está inmersa la banca desde el máximo de oficinas y plantilla alcanzado en 2008.

Eres y altos salarios

El ejecutivo, así, ha justificado que el mayor uso de los canales digitales a costa de las sucursales obliga al sector a "tener un modelo de banco acorde a la demanda de los clientes". A ello se suman, ha continuado, los bajos tipos de interés (que penalizan sus ingresos) y el hecho de que las autoridades reguladoras "siguen diciendo" que hacen falta más fusiones, con los recortes que comportan. "Tratamos de hacerlo de la mejor manera que podemos y llegando a acuerdos con los trabajadores que consideramos que son equilibrados", ha sostenido.

Preguntado por las recientes declaraciones de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, que calificó de "inaceptables los altos sueldos y bonus" de los banqueros, Álvarez ha defendido que la remuneración de los directivos está "muy regulada" (ha recordado que el variable se cobra a plazos y parte en acciones), ha destacado que las grandes empresas tecnológicas "no tienen estas restricciones", y ha argumentado que la más estricta regulación europea supone una "desventaja" para el Santander porque debe aplicarla en algunos países no comunitarios donde opera.

Reputación

El número dos del banco, asimismo, ha rechazado tanto valorar si los altos sueldos son éticos en una situación como la actual como comentar la posibilidad de que la presidenta, Ana Botín, y él mismo se bajen el sueldo ("Los establecen la comisión de retribuciones, el consejo de administración y la junta de accionistas"). Al tiempo, se ha mostrado confiado en que los eres en marcha y la polémica por los salarios no pasen factura a la reputación del sector tras el "gran trabajo" que ha hecho durante la pandemia para atender a sus clientes y canalizar los créditos con aval público para que las empresas no se vieran "estranguladas".

Los ingresos básicos del grupo se situaron en 7.956 millones, un 6,3% menos (5,1% más sin tener en cuenta el tipo de cambio). Los costes cayeron el 8,4%, a 5.118 millones, por el efecto divisa (-0,1% sin tipo de cambio). El capital se situó en el 12,3% (11,89% sin las medidas transitorias aprobadas por el Banco Central Europeo por la pandemia), mientras que la morosidad bajó ligeramente, del 3,21% del cierre del año pasado al 3,2%.