Alimentación

El aceite de oliva eludirá la alerta nutricional

Consumo cede a las presiones del sector y no obligará a mostrar el etiquetado de Nutriscore del producto por su mala nota

Olivas y aceite.

Olivas y aceite. / periodico

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El Ministerio de Consumo sacará al aceite de oliva del semáforo nutricional que pretende implantar en los próximos meses (Nutriscore) al considerar que podría perjudicar su comercialización. Según ha avanzado 'Diario.es', el departamento dirigido por Alberto Garzón "ha planteado formalmente" ante los órganos de gobierno de Nutriscore" esta exclusión ante las autoridades comunitarias y aseguran que el planteamiento "ha sido recibido positivamente" por el resto de países. La idea es que los supermercados no exigirán a las productoras aceiteras este etiquetado, tal y como han acordado el Ministerio y el sector de la distribución. La adhesión a Nutriscore será, en cualquier caso, voluntaria.

La mala nota del aceite de oliva al sistema de etiquetado preocupaba a los productores, ya que la evaluación objetiva sitúa al producto con mala nota. El aceite de oliva esta calificado con la letra D (poco favorable), pero España peleó para mejorar su puntuación y logró elevarla a C en él 2018. Esa calificación podría ser interpretada por los consumidores como una advertencia para limitar el consumo. La nota del aceite de oliva es la misma que la del aceite de colza. Los nutricionistas en España suelen aconsejar el consumo de aceite de oliva y de jamón ibérico en las dietas y en la ingesta saludable, pero la etiqueta nutricional europea sitúa a estos productos dentro de los "poco favorables" para la salud.

Nutriscore es un sistema de etiquetado nutricional frontal​ de los productos alimentarios que permite a los consumidores valorar fácilmente y rápidamente la calidad nutricional de los alimentos que van a comprar, simplificando la interpretación del etiquetado nutricional situado al dorso del paquete. Visualmente, es similar al etiquetado de eficiencia energética de los electrodomésticos o viviendas, por ejemplo. Califica cada producto con una letra y color, siendo la A (verde oscuro) la más saludable y la E (rojo) la peor. Fue desarrollado por científicos franceses y está implantado en Francia, Bélgica, Holanda y Alemania, pero no es obligatorio. La Comisión Europea aún no ha legislado sobre el asunto, aunque ha anunciado su intención de hacerlo a finales del 2022 y terminará siendo obligatorio.

En su pacto de Gobierno, el PSOE y Unidas Podemos se comprometieron a aplicar un sistema de etiquetado para fomentar la comida saludable. Pero la mala nota del aceite de oliva es un problema. En el caso del jamón ibérico, por ejemplo, la nota objetiva está por debajo de la que percibe el mercado.

Nutriscore permite eliminar del etiquetado productos no procesados de un único ingrediente (como la miel) y a productos procesados cuyo único ingrediente haya sometido a maduración. Eso permitiría eliminar al aceite de oliva de una obligatoriedad de etiquetado y eludir el impacto negativo de una mala nota nutricional.