Inversión de al menos 500 millones
Las farmacéuticas proponen producir más medicamentos esenciales en España
La iniciativa supondría una inversión de 500 millones de euros y la utilización intensiva de las 82 plantas de producción existentes
Eduardo López Alonso
Periodista.
Trabajo en El Periódico de Catalunya desde 1992, la mayor parte de ese tiempo en la sección de Economía. Ahora, en la sección Panorama que agrupa a Economía, Política e Internacional. Antes estuve en el diario ABC (Economía), Televisión Española (Economía), Grupo Recoletos (gratuitos locales) y en el ámbito de las televisiones locales (realizador). Licenciado en periodismo, diplomado en publicidad, máster de Información de Económica por la UAB y el Col·legi de Periodistas de Catalunya, cursé el doctorado de Económicas en la Universitat de Barcelona, pendiente de tesis doctoral ('Gestión de medios de comunicación en tiempos de crisis'). Autor del libro 'Las prejubilaciones del menosprecio'.
La patronal farmacéutica Farmaindustria ha propuesto al Ministerio de Industria un plan de desarrollo de las capacidades industriales de España para la producción de medicamentos esenciales. El proyecto ha implicado a 14 empresas y una inversión colectiva de unos 500 millones de euros que según el presidente de la patronal, Juan Pérez Belmonte, "podrán incrementarse fácilmente a 700 o 1.000 millones de inversión" con la incorporación de más empresas en el proyecto. Esa inversión prometida de recursos propios aspira a ser complementada con fondos públicos y se destinaría a ampliaciones y hacer las infraestructuras más flexibles. La producción local de medicamentos esenciales supondrá, según Pérez Belmonte "una reserva estratégica de medicamentos no protegidos por patente pero de importancia en situaciones de crisis sanitaria". Fruto de esta iniciativa, Farmaindustria considera que España "podría convertirse en un gran polo de atracción de inversiones". Uno de los campos en los que España ya es una referencia es el de los ensayos clínicos.
Pérez Belmonte ha pedido "cambiar el enfoque" y considerar el apoyo económico a la sanidad o la industria farmacéutica no como un gasto sino como una inversión. "No hay economía sin salud. Tendríamos que empezar a cambiar el enfoque. Durante esta pandemia hemos constatado que no solo tiene retornos sanitarios sino también económicos y sociales que están fuera de toda duda", ha dicho.
Los medicamentos esenciales son aquellos necesarios para atender las necesidades básicas de la población. Su carácter estratégico deriva del hecho de que su disponibilidad es crítica para garantizar la atención médica de los pacientes, especialmente durante crisis sanitarias, cuando un incremento repentino de demanda mundial o cierres de fronteras pueden poner en riesgo el suministro. La mayoría de estos medicamentos no tienen protección de patente, pero que siguen siendo los indicados para combatir ciertos síntomas o enfermedades.
El presidente de Farmaindustria ha destacado que no se han producido desabastecimientos relevantes de medicamentos durante toda la pandemia pese al fenómeno de deslocalización a nivel mundial. Pese a ello, las tensiones sufridas "aconsejan reforzar las capacidades estratégicas de producción de medicamentos esenciales", según Farmaindustria.
La industria farmacéutica española cuenta actualmente con 82 plantas de producción de medicamentos de uso humano. Estas plantas están preparadas y acondicionadas para fabricar prácticamente todas las formas farmacéuticas, desde formulaciones orales, inyectables o colirios -que imponen condiciones de esterilidad- a medicamentos que requieren trabajar en una atmósfera confinada o que obligan a producir a bajas temperaturas.
La iniciativa de la industria farmacéutica, en la que participa también la Universitat de Barcelona, responde a la conciencia de que algunos de los medicamentos esenciales se producen casi exclusivamente en países asiáticos como China o India. Esa dependencia es una amenaza en posibles futuras crisis sanitarias.
La producción en Asia de fármacos y principios activos se ha producido por sus costes de producción más bajos y condiciones de implantación menos exigentes. "No se trata de ir contra las reglas del mercado global ni de intentar una autonomía total, que no es posible ni deseable", explican en Farmaindustria, pero sí convertir a España en un 'hub' farmacéutico mundial por el buen sistema sanitario y entorno universitario, con lo que es posible paliar esa excesiva dependencia exterior. Reforzar el tejido productivo tendría implicaciones positivas en términos de empleo y de mejora de la balanza comercial. Una iniciativa colectiva de este tipo podría ser reforzada además con fondos europeos.
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