finanzas públicas

Presupuestos de largo recorrido

Con las del 2021, la Generalitat ha prorrogado o aprobado fuera de plazo 22 cuentas en 40 años, la mitad de ellas en la etapa del 'procés', en la última década

Andreu Mas-Colell (derecha) entrega documentación a su sucesor al frente de la Conselleria d'Economia, Oriol Junqueras, el 14 de enero del 2016, día del traspaso de carteras.

Andreu Mas-Colell (derecha) entrega documentación a su sucesor al frente de la Conselleria d'Economia, Oriol Junqueras, el 14 de enero del 2016, día del traspaso de carteras. / periodico

Agustí Sala

Agustí Sala

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22 a 8. Esa es la diferencia entre los presupuestos aprobados fuera de plazo o prorrogados en Catalunya, el primer caso, y en el Gobierno central, el segundo. Por parte de la Generalitat, la mitad, incluidos los del 2021, que está por ver cuándo podrán aprobarse, se ha concentrado en la última década, que abarca toda la fase que conocemos como el ‘procés’. Lo habitual hasta entonces era que las convocatorias electorales hicieran imposible aprobar las cuentas en plazo. 

En Catalunya, los del 2010, el último año de José Montilla como ‘president’ y Antoni Castells como ‘conseller’ de Economia, fueron los últimos de esta década que pudieron aprobarse en el Parlament en diciembre del ejercicio precedente, como es preceptivo. Al año siguiente empezó la racha con cuentas tardías y con recortes en 2011 y 2012 y prorrogados en 2013 por la convocatoria de elecciones anticipadas por parte de Artur Mas. También se demoraron las del 2014 y el 2015. Tras el traspaso de la cartera económica de Andreu Mas-Colell a Oriol Junqueras, este, que ocupó también el puesto de ‘vicepresident’, tuvo que prorrogarlas en 2016; y diseñó las últimas cuentas prereferéndum del 1-O, aprobadas entrado el ejercicio por las impugnaciones legales por incluir gastos para una consulta sobre la independencia

A partir de aquí se abrió paso un periodo de inestabilidad con cuentas prorrogadas en el 2018 (se intervino la Generalitat durante 218 días a través del artículo 155, de octubre de 2017 hasta junio del 2018), 2019 y parte de 2020, ya que hasta abril pasado el Govern no logró aprobarlas con el apoyo de los ‘comuns’. En 2021 vuelve la prórroga y las dudas que solo se disiparán en función de cuándo sean las elecciones y de las mayorías que puedan forjarse.

La inversión, víctima

«En general, a ningún gobierno le interesa aprobar un presupuesto fuera de plazo», ni tampoco prorrogarlo, asegura Martí Carnicer, que fue secretario general de Economia i Finances durante el tripartito del 2003 a 2010. Y eso, a pesar de que uno de los sueños de muchos ‘consellers’ o ministros de Hacienda es controlar el gasto. Y no hay mejor manera, si bien una prórroga, lo que más imposibilita es la inversión, recuerda Carnicer. Y esa es una de las pocas herramientas de los gobiernos para lucirse y dar visibilidad a su actuación... algo que en Catalunya hace tiempo que no se ve. 

El arranque del ‘procés’, con Artur Mas como ‘president’, supuso el inicio de una gran volatilidad que ha acabado con un ‘president’ inhabilitado, Quim Torra y un desbarajuste legal en torno a las elecciones. Además de la unión que acabó configurando la suma de la antigua Convergència y ERC para un Govern, se incorporó a la ecuación la CUP. El saldo es que entre 2011 y 2021 siempre ha habido prórrogas o cuentas aprobadas fuera de plazo. 

La mayor víctima ha sido la inversión, que tocó fondo en el 2014, con 1.276 millones tras una etapa expansiva con cénit en 2009 con 6.322 millones con el tripartito, entre la directa y la extrapresupuestaria (peajes en la sombra, etc, que hipotecan los Presupuestos durante años). 

Fin a las cuentas de Montoro

En el Gobierno central la inestabilidad que impidió aprobar cuentas se produjo desde la moción de censura que en junio de 2018 desalojó del poder a Mariano Rajoy hasta el año pasado, cuando Pedro Sánchez consiguió que los primeros Presupuestos de un gobierno de coalición tiraran adelante y los de Cristóbal Montoro (PP), los más longevas de la Democracia, pasaran a ser historia. En la Administración central, el resto de Presupuestos fuera de plazo tiene que ver con el momento de convocar las elecciones.

Aunque lo ideal sería un escenario presupuestario a medio o largo plazo, lo cierto es que se trabaja con la anualidad. Y eso, con una crisis sanitaria como la actual, que ha derivado en otra económica y social, sin Presupuestos actualizados, «no es bueno». Las cuentas para 2020, que aún rigen en Catalunya, se elaboraron sin el más mínimo atisbo de una crisis de esta magnitud, avisa el catedrático de Economía, Guillem López Casasnovas. Por eso el Estado creó el fondo covid y otros recursos que han aumentado los ingresos autonómicos.

Las prórrogas obligan a mantener el volumen total de gastos, si bien se pueden traspasar de una partida a otra, sin que crezca el saldo final. O bien se pueden aumentar si en contrapartida existen ingresos adicionales en la misma proporción, explica Carnicer. Además de no poder realizar incrementos netos de plantilla, el mayor efecto de las prórrogas es la falta de inversión (no se pueden adquirir compromisos plurinaluales ni generar deuda nueva sin reducirla en igual proporción). Eso da una imagen de Administración sin capacidad de dinamizar la economía, limitada a recaudar y pagar gasto y devolver deuda. Como una gigantesca gestoría.

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