El fin de una divisa

El último adiós a la peseta

La simbólica moneda dejará de tener valor el próximo 30 de junio y quedará solo como objeto de coleccionista

Pesetas

Pesetas / JOSÉ LUIS ROCA

Eva Cantón

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Algunas se quedarán medio olvidadas en cajones, botes o tarros en los que nadie sabe cuántas hay. Otras probarán suerte en alguna tienda de numismática. Y el resto serán destruidas cuando el próximo 30 de junio de 2021 el Banco de España canjee las últimas pesetas cerrando un ciclo de 134 años.

Mientras circuló, entre 1869 y 2002, la peseta fue el rostro del poder y reflejo de los avatares de un país. Fue depreciada y apreciada. "Valía un millón en ciertas latitudes", decía Julio Camba al evocar que en 1914 el dinero de los países beligerantes en la Gran Guerra cotizaba a la baja.

Reacción de dos generaciones al ver unas monedas de peseta

Reacción de dos generaciones muy distintas al ver unas monedas de peseta / Vídeo: José Luis Roca / José Luis Roca

Hay quien, como Eduardo Quintana, que trabajó casi 30 años en la Casa de la Moneda de Madrid, todavía recuerda que la última moneda de una peseta fue la famosa ‘lenteja’. "Era pequeña y de aluminio. Costaba más el material que su valor de cambio. Dicen que se usaba más para hacer botones forrados que para pagar con ella".

La 'lenteja' era pequeña y de aluminio. Costaba más el material que su valor de cambio 

Para la generación que creció en los años 60 del pasado siglo, la peseta está casi siempre vinculada a la infancia, a unas berenjenas picantes que costaban 20 céntimos, a las pipas que valían 10 y a los caramelos Saci envueltos en papel verde. "La vida era completamente distinta. Más sana. La gente era más real. Económicamente nos ha ido mejor, pero en valores se ha perdido mucho", cuenta a sus 67 años Carlos Rodero, heredero de la Filatelia madrileña de su padre.

"A los nacidos en el 'baby boom' es probable que le vengan a la cabeza los duros y las pesetas de Franco, porque entre 1970 y 1990 se sucedieron diseños y valores muy efímeros", sostiene Miguel Martorell, autor de ‘Historia de la peseta. La España contemporánea a través de su moneda’ (Planeta, 2001).

PESETAS EN LOS DOS BANDOS

Sus 134 años de vida dan para mucho. Un momento crucial fue la guerra civil. La peseta se rompe y cada bando tiene la suya. La economía de la República se hunde, aparecen los primeros billetes de 5.000 pesetas y las antiguas monedas de oro y plata desaparecerán del mercado. A partir de entonces la divisa española sufre una depreciación casi constante.

¿Y cómo era España justo antes del euro? "Después de la dictadura y del aislamiento político y económico, los años noventa son los del reencuentro con Europa. Estamos en condiciones de entrar en la moneda única. Son años felices, aunque luego sabremos que también son los del pelotazo, la corrupción y la incubación de la burbuja que estalló con la crisis del 2008", analiza Martorell.

Entrevista a Pedro Solbes

Entrevista al exministro Pedro Solbes, comisario europeo de Economía cuando se introdujo el euro / Vídeo: José Luis Roca / José Luis Roca

Aunque la antigua moneda empieza a ser historia en el 2002, en la papelería Losada, en el barrio de las Letras de Madrid, siguen aceptando las que entonces eran de curso legal. Fernando, su dueño, sigue calculando en pesetas con una agilidad asombrosa. "Un bolígrafo bic costaba 40 pesetas antes del euro, ahora 45 céntimos, que es casi el doble. Un cuaderno que ahora vale 90 céntimos costaba 100 pesetas, lo mismo que un café, que luego pasó a un euro", cuenta detrás del mostrador.

Dice que no siente nostalgia, pero Fernando se queja de que ahora todo es más caro. "Hace 20 años salías con 5.000 pesetas el fin de semana y eras el rey del Mambo. Ahora con 50 euros, no es igual".

Franco en los bolsillos hasta 1997

Las monedas con la efigie de Franco dejaron de acuñarse en 1975 pero no se retiraron de la circulación hasta 1997. Algo sorprendente a la luz de la actual ley de memoria histórica y que el historiador Miguel Martorell se explica por una especie de "pacto del olvido" vigente aquellos años "para mirar más al futuro que al pasado". "Ese pacto instalado en la sociedad se ve en la moneda. No hay peticiones expresas para que las pesetas de Franco se retiren del mercado. Se hace por una cuestión económica, porque están hechas con materiales más caros que su valor, y porque se han quedado desfasadas, no por un clamor popular de ‘saquen a Franco de mis bolsillos’. La sociedad empezó a tomar conciencia de lo que había sido la dictadura mucho tiempo después".

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