Consensos en tiempos de covid
El buen entendimiento de Gobierno, patronal y sindicatos se pondrá a prueba durante este 2021, ante los retos de derogar parte de la reforma laboral, reestructurar las pensiones y cerrar capítulos como la Ley Rider o el salario mínimo
Gabriel Ubieto
Redactor
Periodista de economía, centrado en el mercado laboral. He crecido como redactor en El Periódico, pero antes hice prácticas en La Vanguardia y escribí durante seis meses desde Chile para Hemisfèria.cat. Ganador del premio Ramon Barnils (2015) por el reportaje "Els ultres prenen partit".
La mayor crisis económica de la historia reciente ha dejado uno de los años más prolíficos para el diálogo social en España. Parafraseando a la novela de Gabriel García Márquez, los tiempos del covid han sido, hasta ahora, tiempos de consensos entre patronales y sindicatos. 2020 se ha caracterizado por un elevado apoyo por parte de esos agentes sociales a las decisiones económicas del Ejecutivo. Un año en el que el diálogo social, con la ministra Yolanda Díaz como ‘celestina’, ha conseguido sacar adelante cuatro renovaciones de los ertes, una nueva ley de teletrabajo, una subida del salario mínimo. y un par de fotos de unidad en los jardines de Moncloa
Tan productivo durante la emergencia ha sido el idilio como tormentosas se vislumbran las mesas a partir del 2021. Año en el que el buen entendimiento del Gobierno, la patronal y los sindicatos se pondrá a prueba ante los retos de derogar parte de la reforma laboral, reestructurar las pensiones y cerrar capítulos como la Ley Rider o el salario mínimo.
La crisis de la covid deja infinidad de particularidades y diferencias respecto a anteriores crisis. Y una de estas es el encaje y papel que han jugado los agentes sociales. La Gran Recesión alcanzaba su pico con la reforma laboral del 2012, que el PP no negoció ni con patronal ni sindicatos. La primera se puso de perfil, beneficiada por la misma, y los segundos convocaron la hasta ahora última gran huelga general en todo el país. De las barricadas de ese 2012 a las videollamadas y las fotos de unidad con mascarilla durante la pandemia.
La gran valedora (y veladora) de ese frente común de los agentes sociales es la actual ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Haciendo de la necesidad virtud, la dirigente de Unidas Podemos ha conseguido sacar adelanta muchos de sus postulados en el seno del Gobierno de coalición en el que está en minoría. Presentándolos no como propios, sino fruto del acuerdo con patronal y sindicatos. Lo que le ha supuesto, entre otros, ser la cuarta ministra mejor valorada del Ejecutivo; según el último barómetro del CIS.
Y en la bancada de los agentes sociales ha encontrado interlocutores dispuestos. Del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, los habituales de las mesas del diálogo social destacan su carácter "afable" y "moderación". Una moderación que comparten, desde sus respectivos intereses, los secretarios generales de CCOO, Unai Sordo, y UGT, Pepe Álvarez. Ajenos al ruido político que ha retumbado contra las paredes del Congreso en más de un día clave durante esta pandemia, los agentes sociales han alcanzado acuerdos desde el desacuerdo.
Cuatro renovaciones de los ertes le ha puesto encima de la mesa la ministra Yolanda Díaz a Pedro Sánchez, además de una ley de teletrabajo y la anterior subida del salario mínimo. El único borrón durante este 2020 han sido los reglamentos para las leyes de igualdad, de los que se acabó descolgando a última hora la patronal. Díaz ha priorizado las batallas urgentes y las que tenía posibilidades de ganar y a postergado aquellas en las que podía embarrar. No obstante, al equipo de Díaz le quedan por abrir melones complicados. Aquellos que van más allá de apagar el fuego y reformulan los cimientos del edificio laboral.
2021: ¿Fin del idilio?
Ya antes de irrumpir la pandemia, Díaz marcó terreno con la negociación exprés de la subida del salario mínimo a 950 euros; cerrado a los 10 días de constituirse el Consejo de Ministros. Esta misma asignatura le ha quedado pendiente al diálogo social para el próximo año, con una patronal enrocada en la congelación hasta el 2022 y un Gobierno dividido. Al igual que la nueva Ley Rider, que lleva en conversaciones más de un mes, con otro enroque de la patronal.
Díaz está priorizando al máximo que las partes sigan sentadas en la mesa de negociaciones, aunque ello sea a costa de alargar las mismas o de posponer reabrir cuestiones espinosas. "No me gusta ponerle plazos al diálogo social", repite con frecuencia la ministra. No obstante, hay temas que piden paso. "Tarde o temprano llegará ese momento en el que todos no podamos estar de acuerdo", señala un dirigente sindical consultado. La reforma laboral o la reforma de las pensiones se presentan como los dos grandes 'rubicones' que Trabajo puede tener que cruzar de la mano de solo uno de los dos agentes sociales.
Reforma laboral
En materia de contrarreforma laboral, el compromiso recogido por el Gobierno en su Plan Anual Legislativo era volver a hablar del tema antes de acabar el 2020. No obstante, las mesas están todavía por reabrir y no será hasta febrero cuando previsiblemente se reanuden esas conversaciones. La subcontratación y sus límites se presentan como el asunto más espinoso, pues ya antes del virus los empresarios manifestaban sus claras reticencias a aceptar los planteamientos del Ministerio de Trabajo.
En el otro lado de la balanza, los sindicatos comienzan a impacientarse, pues esperaban poder celebrar en el Primero de Mayo de este año la derogación de los primeros puntos de la reforma laboral del PP. Sin todavía señales concretas, comienzan a sonar tambores entre las centrales para elevar la presión sobre el Ejecutivo; al que gustan recordar que no debe confundir diálogo social con poder de veto para una de las partes. En Catalunya, CCOO ya plantea públicamente preparar un calendario de movilizaciones para apretar al Gobierno para que cumpla con los compromisos recogidos en su acuerdo programático.
Reforma de las pensiones
Si algo ha dejado claro la reciente negociación para revisar el salario mínimo interprofesional es que no solo en el seno del diálogo social precisan encontrar equilibrios las partes. Mientras la patronal ha encontrado apoyos en el sector más conservador del PSOE para no subirlo, los sindicatos han cerrado filas junto a la ministra de Trabajo para tratar de garantizar su revisión al alza.
Un esquema similar puede sucederse en la negociación de la reforma del sistema de pensiones, donde el ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luís Escrivá, pretende elevar la base de cotización de 25 a 35 años. Algo que rechaza contundentemente Díaz. “[Desde Unidas Podemos] no vamos a acompañar ningún recorte”, manifestó recientemente sobre la iniciativa. Ahí los sindicatos ya han avanzado que la acompañarán, mientras la patronal todavía no ha desvelado su parecer.
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